sábado, 29 de junio de 2013

Hugo Chávez ha sido el gran comunicador de este tiempo.



VANESSA DAVIES
Buenas noches, bueno, es difícil estar aquí sin el Comandante Chávez, y lo digo porque sé que compartimos este sentimiento quienes estamos aquí, empezando por nuestro presidente Nicolás Maduro. Si es duro para nosotros y para nosotras, para él es mucho más duro, pero tenemos que seguir andando, y si Chávez nos hizo mejores personas, y yo lo creo; si Chávez nos hizo mejores periodistas, también lo creo, y yo estoy dispuesta y creo que todas las personas que estamos aquí, estamos dispuestas a discutirlo con toda la dirigencia del gremio que supuestamente nos representa. Tenemos que seguir batallando por ese periodismo que Chávez nos enseñó a hacer, por ese pueblo que Chávez nos hizo entender y escuchar después de tantos años de silencio. (Aplausos).
El 4 de Febrero de 1992, Chávez nos dio una lección de comunicación porque en menos de un minuto cambió la historia del país, y quisiera comenzar con las palabras que dijo el Comandante Chávez ese 4 de febrero: “Primero que nada quiero dar buenos días a todo el pueblo de Venezuela y este mensaje bolivariano va dirigido a los valientes soldados que se encuentran en el regimiento de Paracaidistas de Aragua y en la Brigada Blindada de Valencia. Compañeros, lamentablemente por ahora los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital, es decir, nosotros acá en Caracas no logramos controlar el poder, ustedes lo hicieron muy bien por allá, pero ya es tiempo de reflexionar y vendrán nuevas situaciones y el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor. Así que oigan mis palabras, oigan al Comandante Chávez quien les lanza este mensaje para que, por favor, reflexionen y depongan las armas porque ya en verdad los objetivos que nos hemos trazado a nivel nacional es imposible que los logremos. Compañeros oigan este mensaje solidario, les agradezco su lealtad, les agradezco su valentía, su desprendimiento, y yo, ante el país y ante ustedes, asumó la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano, muchas gracias”.
Esto lo dijo Hugo Chávez, y en menos de un minuto nos enseñó a las periodistas y a los periodistas, a las políticas y a los políticos que era posible ser un comunicador sin tener que hablar horas tras horas, aunque después nos mostró lo contrario ya como Presidente. (Risas).
En justicia, para poder contar la historia de Chávez comunicador –ese Chávez que tanto molesta a los gremios periodísticos tradicionales que se quedaron anclado en el modelo de comunicación de la IV República y en el esquema emisor, medio, receptor que nos enseñaron en las escuelas de comunicación social–, hay que recordar estas palabras con las que irrumpió al país aquel 4 de Febrero de 1992.
El Comandante demostró que en menos de un minuto era posible echar por tierra un sistema sociopolítico entero y sembrar la esperanza de un futuro mejor, aun en la más difícil de las derrotas. “Yo soy uno de los que cree que si por la verdad murió Cristo y por si la verdad tiene que morir uno más, pues aquí estoy a la orden; pero no podemos seguir mintiéndonos a nosotros mismos, no podemos seguir engañando a nuestros hijos, a nuestros jóvenes hablándoles de mundos que no existen”. Con estas palabras, Hugo Chávez tomó posesión de la Presidencia de la República el 2 de febrero de 1999 y dejó en claro que asumía las riendas del país no para continuar con el festín de la corrupción propia y la pobreza ajena, sino para hacer una verdadera Revolución.
Chávez era y es un comunicador excepcional, hablamos de él en presente porque su verbo, su compromiso patrio siguen entre nosotras, siguen entre nosotros. Con su palabra, con su entusiasmo, con su voluntad convirtió siempre los reveses en fortuna. Lo que a cualquier político le espantaría, lo que a cualquier periodista hubiese hecho retroceder fue asumido por Chávez como un reto más por vencer.
El 11 de Abril del 2002, mientras la emboscada que el antichavismo ejecutaba en Puente Llaguno se llevaba a cabo, el Presidente le habló al país para llamar a la calma, para dar la cara una vez más. Cuando sus enemigos lograban callarlo, como ocurrió ese día del funesto golpe de Estado del año 2002, buscaba la manera de hablarle al pueblo por otros medios, fue así como la nación entera supo que no había renunciado, gracias al mensaje que escribió en una hoja de papel y que un soldado valiente sacó a la luz. A Chávez no lo callaba nadie.
El 3 de junio del año 2004 fue su discurso, el famoso discurso de la batalla de Santa Inés, el que de nuevo convirtió lo que parecía una victoria opositora en una contundente derrota para sus adversarios. “He visto por allí a sectores de la oposición cantando victoria, diciendo que me han derrotado. Debo decirles a ustedes, compatriotas, que militan en fuerzas de la oposición, debo decirles a ustedes, venezolanas y venezolanos, que me siguen, que aquí en mi alma, que aquí en mi mente, que aquí en mi espíritu no tengo ni la más mínima pizca de una derrota, yo aún no he jugado”. Así le habló el Comandante Chávez al país. (Aplausos).
Chávez era el estudiante de periodismo que cualquier maestra o maestro hubiese querido tener como alumno. Curioso, inquieto, preguntón, cuestionador, crítico, amante de los libros, voraz lector, directo, confrontador, con una capacidad de análisis y una visión del pasado, del presente y del futuro que merecen ser analizadas en las escuelas de periodismo de Venezuela y del mundo.
No se arredraba ante las nuevas colinas por vencer, y prueba de ello es que aceptó el reto de incursionar en Twitter, un universo que estaba reservado para jóvenes de clase media o clase alta; también allí el Comandante Chávez lideró una Revolución.
Hoy día cuando en el oficio periodístico la silicona, la ropa, el maquillaje y los egos pretenden cercar el pensamiento y el análisis, es Chávez un excelente ejemplo para las y los periodistas dignos que no renunciamos a pensar y que queremos darle al pueblo las herramientas para que piense con su propia cabeza. Es Chávez motivo de orgullo para los y las periodistas que creemos en otro mundo y que luchamos por él. (Aplausos).
La oposición obviamente tiene otra visión de Chávez. Los periodistas de oposición tienen otra visión de Chávez. No solo nunca lo quiso esa oposición, sino que no lo conoció, no lo respetó, lo sometió al más feroz vilipendio al que ha sido sometido mandatario alguno después de Cipriano Castro, porque el supuesto amor por Chávez que algunos dirigentes del antichavismo descubrieron luego de su partida, forma parte de la misma incapacidad de entender ese fenómeno que el Comandante encarnó y encarna. Ese fenómeno que cambió el periodismo en Venezuela, y cómo dudarlo, en América Latina. La misma derecha que nunca lo reconoció como Presidente, que hace un pésimo ejercicio del periodismo, que miente y manipula y recurre permanentemente al abuso de poder, lo acusa de cerrar medios, de perseguir periodistas. La realidad es que Chávez puso los puntos sobre las íes en lo que a los medios de comunicación se refiere. Llamó las cosas por su nombre, no se quedó callado ante el poder mediático, hizo del pueblo un comunicador.
Chávez fundó un periódico: el Correo del Orinoco que nació en el año 2009 por su voluntad, por su aliento, por su fe, por su coraje, para convertir en realidad lo que parecía imposible. Nadie, y me salgo de las líneas escritas, nadie apostaba por hacer un periódico, Chávez dijo “vamos a hacer el Correo del Orinoco”, y nació el Correo del Orinoco. (Aplausos). Chávez alimentó la semilla de Ciudad CCS, Chávez ha alimentado los medios impresos, la radio, los canales de televisión. Chávez ha sido el gran comunicador de este tiempo. No reconocerlo realmente es un ejercicio de mezquindad. No lo vamos a hacer nosotros, nosotros sí le reconocemos al Comandante Chávez el puesto que se merece como comunicador. (Aplausos).
El Comandante alimentó medios como Ciudad CCS, otro adalid de la batalla comunicacional, el Comandante fundó medios comunitarios, creó la estructura para la impresión de millones de libros, hizo historia con un programa de televisión dominical en el que se rompieron todos los esquemas de la televisión tradicional. Discutió de tú a tú con los dueños y las dueñas de medios, y nunca cedió al chantaje. Eso le costó un golpe de Estado, un sabotaje petrolero, guarimbas, convocatoria a referéndum, la amenaza permanente. Insistimos, Chávez no cedió, ni siquiera por esas amenazas a la tentación autoritaria, y murió defendiendo el debate de ideas y la libre circulación del pensamiento. (Aplausos).
Su discurso de despedida ante el país, el 8 de diciembre del año 2012, fue otra muestra más de ese portentoso comunicador que fue, que es, Hugo Chávez. No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas difíciles, para bueno, mantener ese empeño de la restauración del capitalismo, del neoliberalismo, para acabar con la patria. No, no podrán, ante esas circunstancias de nuevas dificultades, del tamaño que fueren, la respuesta de todos y todas los patriotas, los revolucionarios, los que sentimos a la patria hasta en las vísceras, como diría Augusto Mijares, es unidad, lucha, batalla y victoria.
Despidiéndose el Comandante Chávez nos dejó esta consigna para la batalla. Con estas palabras Chávez se despidió de Venezuela y dejó un rumbo trazado con el presidente Nicolás Maduro al frente de los destinos de nuestra patria, pero como los malos estudiantes que parecen que no logran aprender las lecciones, ciertos dirigentes del antichavismo y ciertas empresas de comunicación persisten en la práctica de la mentira, la desestabilización y el homicidio moral que justifiquen el asesinato físico. La campaña de destrucción que la derecha y sus medios emprendieron contra el Comandante Chávez hoy se repite contra el presidente Nicolás Maduro, no faltan adjetivos, comentarios soeces, burlas, chistes y abiertos llamados a actuar contra el gobierno legítimo, contra el presidente Nicolás Maduro, por el que la mayoría de las venezolanas y los venezolanos votamos el pasado 14 de abril. Es el mismo guión de 1999 repetido en el año 2003, tal parece que hay sectores de la oposición que no aprenden en cabeza ajena, ni en propia, y que están condenados a reiterar los mismos errores uno y otra vez.
Apenas ayer, nuestro ministro de Comunicación, Ernesto Villegas, y el alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez, divulgaron la grabación de una conversación entre la diputada opositora María Corina Machado y el historiador opositor Germán Carrera Damas, en la que nuevamente se pone en evidencia que factores del antichavismo continúan con su búsqueda desesperada de un empujón para el golpe de Estado contra el presidente Maduro, contra las esperanzas de un pueblo que se declara chavista y que dice que el chavismo no es una ilusión pasada, sino una certidumbre presente y futura. Machado afirma que se cometió un delito al exponer una conversación privada en público. Ante eso le preguntamos al país, a las periodistas y a los periodistas: ¿es una denuncia tan grave un asunto privado? o ¿es un asunto que le concierne a todo el pueblo de Venezuela? La mesa está servida para el debate.
Si periodismo es lucha por la verdad y un duro combate para quitarle el velo a lo que está oculto, Chávez se merece el Premio Nacional de Periodismo, si periodismo es, confirmo, plegarse a los intereses de los grandes editores y de los grupos de poder económico, entonces sería una ofensa comparar a Chávez con ese concepto de periodismo que asfixia el pensamiento crítico y que ahoga el derecho del pueblo a expresarse. Quienes creemos que periodismo es un apostolado, un oficio para servir a nuestro pueblo, decimos con firmeza que Chávez sí se ganó el Premio Nacional de Periodismo y que con él todos y todas las periodistas honestos nos sentimos honrados y honradas. (Aplausos).
Chávez no se lo ganó hoy, sino en un duro combate de años para que Venezuela se viera así misma sin la hipocresía de la IV República, para que se examinara con sus virtudes y sus defectos. Chávez, periodista excepcional, interpretó los tiempos como pocos comunicadores de carrera lograron hacerlo antes y ahora. Nos corresponde a nosotros y a nosotras continuar caminando en su nombre. Muchas Gracias.

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