jueves, 12 de julio de 2012

La derecha se disfraza.

 



En esta campaña electoral por la presidencia de la república que apenas comienza, una de las cuestiones más impactantes, por lo obvio y por el descaro, es el intento de la derecha nacional de disfrazarse de izquierda, de humanismo y en definitiva de lo que no han sido, no son ni podrán ser por una cuestión intrínseca al propio metabolismo del sistema que defienden (el capitalismo).
La derecha, término con el que se designa a los defensores del estatus quo capitalista, ha comprendido muy bien que en buena parte del planeta, y de manera muy especial en la América Latina de inicios del siglo XXI, sus argumentos a favor del sistema, sus programas neoliberales, sus peroratas sobre las bondades de una formación socioeconómica que puede existir sí y solo sí la gran mayoría de la población subsiste en la pobreza, cada vez tiene menos receptividad en la mayoría de las personas y por eso recurren a un truco viejo: se disfrazan de su contrario.
La derecha ha sido gobierno en casi todo la historia conocida de Venezuela, los gobiernos colonialistas españoles representaban para su momento lo más retrogrado del espectro político; es decir, eran la derecha del momento por colonialistas y por otras cosas, los gobiernos subsiguientes a la guerra de independencia y muerte del libertador fueron, casi sin excepción, expresión del atraso económico, político y social de esta parte del continente (con algunas excepciones muy puntuales que no detallaremos en este artículo), en el siglo XX las dictaduras militares de Gómez y Pérez Jiménez, cada una con sus características peculiares, fueron a su vez expresión de atraso político y de nuestra condición de colonia petrolera de los grandes truts internacionales y la propia etapa que va del año 1958 a 1998, con el conocido socialdemocratismo adeco-copeyano, hicieron de Venezuela un país atrasado en todos los aspectos de la vida nacional; en todo caso ninguno de los detallados fue un gobierno de izquierda, así que por ese lado también es fácil desmontar esa burda maniobra imperialista de presentar a la derecha disfrazada de buena, defendiendo lo que no pueden defender y diciendo que harán lo que históricamente no han hecho.
Por si fuese poco la derecha no solo ha sido gobierno durante largos periodos de la vida nacional, sino que actualmente gobiernan en varios estados del país y en un número importantes de municipios, como es el caso del Municipio Heres (Ciudad Bolívar), con el desastre de gestión que a diario padecemos los bolivarenses.
Nadie que crea seriamente que el capitalismo es la vía de desarrollo idónea para la sociedad  puede ser humanista, ecologista, amante de la paz,  progresista y todo eso que hoy la derecha imperialista, a través de su candidato presidencial, quiere fraudulentamente transmitirle al pueblo venezolano.
Y no solo por lo anterior es relativamente fácil detectar y desnudar la mentira opositora, sino que además el propio candidato, que hoy quieren presentar como estadista, hombre respetuoso de los derechos del otro y de la disidencia política, fue estrella protagónica del aquelarre fascista puesto en escena en los días de abril de 2002.
La derecha es capitalista y su programa es siempre la privatización, el recorte “al gasto” social, la entrega de nuestros recursos naturales al sistema imperialista y por lo tanto la pérdida de soberanía, la persecución y agresión a quienes se le opongan.
A esta derecha motolita y cantiflerica el disfraz que mejor le va es el de guanábana.

Militante del PCV
@edgarmelendez79


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