martes, 24 de julio de 2012

Enriqueta Favez, su historia transexual ocurrida hace 200 años.



Lo sucedido a Enriqueta Favez es posiblemente uno de los primeros casos documentados de transexualidad. En su defensa, afirmó que poseía un espíritu de hombre atrapado en el cuerpo de una mujer. Razón suficiente para contar hoy a grandes rasgos su historia.

Teresa Sosa / Tomado de: PALABRA DE MUJER
Enriqueta Favez (1791-1856) nació en el seno de una familia de la burguesía de Lausana, Suiza. Se casó con un soldado francés a la edad de 15 años. Tres años más tarde, tanto su marido como su hija murieron.

Favez permaneció en París y entró a estudiar medicina en la Sorbona, presentándose vestida con ropa de hombre, tomando el rango de un oficial del regimiento al que pertenecía su difunto marido. Después de la graduación, trabajó como cirujano del ejército francés durante las Guerras Napoleónicas con el nombre de Enrique Favez.

Después de la guerra se va al extranjero y llega a la ciudad de Santiago de Cuba, el 19 de enero de 1819, desde donde se traslada el 3 de marzo a la ciudad de Baracoa, en la parte más oriental de la isla. Esta ciudad no vivía sus mejores momentos económicos, por los asedios de corsarios y piratas y el abandono absoluto del gobierno de España, lo cual hace que Enriqueta preste, en principio, muchos de sus servicios de forma gratuita a personas pobres.



Poco después ella empieza su misión médica con una clientela bastante numerosa, por parte de las personas de mayores recursos económicos, sin que esto le quitara tiempo para la filantropía, en la cual también desarrolló un ejercicio de educadora. Esta función la desarrolló al impartir instrucción a grupos de analfabetos, que incluía a un grupo importante de esclavos y libertos de la raza negra.

Matrimonio, juicio y destierro
En sus periplos por esta zona visitando enfermos, conoce y se enamora de una mujer: Juana de León. Fijó su residencia en Baracoa y se casó con ella violando todas las leyes establecidas por el gobierno y la Iglesia de la Isla de Cuba. Juana conoció la verdadera identidad sexual de Enriqueta.

Algo sucedió después del matrimonio: la gente comenzó a sospechar acerca de la verdadera identidad de su doctor y fue detenida. Al principio, Enriqueta insistió en su identidad masculina, pero después de un degradante examen físico y de las evidencias presentadas por Juana, se vió forzada a admitir la verdad. Juana de León, según se puede advertir en las cartas rescatadas por el profesor González Pagés, la amó pero no soportó la presión social y familiar y se plegó a la farsa que se orquestó contra Enriqueta.

El proceso penal se desarrolló en 1823. Enriqueta fue condenada a prisión en el Hospital de Mujeres de San Francisco de Paula, en La Habana, y posteriormente expulsada a Nueva Orleans, a la edad de 33 años. Este juicio es considerado el más escandaloso realizado en la etapa colonial cubana. La llamaron criatura infeliz, monstruo, descargaron sobre ella todo tipo de improperios e hicieron de su juicio una representación fiel de un tribunal de la Santa Inquisición.

A su llegada a New Orleans, sus familiares, con la finalidad de proteger el apellido, guardaron el secreto y la enviaron a un convento de monjas. Como hermana Magdalena, siguió prestando asistencia médica a los pobres, y más tarde se convirtió en una misionera en México. Murió en Nueva Orleans a la edad de 65 años. Julio César González Pagés, logró localizar su tumba en Nueva Orleans antes de que fuera destruida por el huracán Katrina en 2005.

El escándalo provocado por la historia de Enriqueta Favez al descubrirse “su verdadero sexo”, las actas de acusación y las sentencias de los guardianes del derecho de aquel entonces, permiten suponer que su historia conmocionó.

Era casi imposible luchar contra los oscuros poderes de la religión, en este caso, la Iglesia Católica, los representantes del poder colonial español y los guardianes de valores patriarcales. Favez fue una importante figura no por su vestimenta, su inusitado matrimonio, ni tampoco por su actividad en el Ejército Napoleónico, sino porque se atrevió a transgredir fronteras, infranqueables para su tiempo.

El caso de Favez ha sido seguido por la prensa y la literatura, en diferentes épocas, dejando innumerables fábulas en las cuales prevalecen de forma absurda criterios lesbofóbicos que intentan disimular su relación con la cubana Juana de León. En su condición de emigrada y al ejercer una profesión en su época no permitida para las mujeres, como era la Medicina, se convirtió en un mal ejemplo que había que extinguir.

Habla la investigación
La historia de Favez está documentada en varios libros, incluyendo más recientemente “Por andar vestida de hombre” de Julio César González Pagés, cuya publicación fue apoyada por la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE), que ya lleva más de 40.000 ejemplares vendidos solo en Cuba. El autor es profesor adjunto de la Facultad de Filosofía de la Universidad de La Habana. También es especialista en temas de género. La obra estaba lista para su publicación en 2006, pero el tema fue vetado, hoy día se hace publica por los cambios que en temas de diversidad sexual se está generando en Cuba.

“Tengo una ventaja, yo soy un historiador. Mi libro está escrito desde la etiología histórica, es un libro que construye los documentos de esta historia, el libro está completamente basado en las cartas originales, no hay literatura en el libro”, dice el historiador González Pagés.

“Hubo cosas que siempre quedan inconclusas, hasta que encontré parte de las cartas entre Juana y Enriqueta, que estaban perdidas, y que estaban en mano de una familia cubana que emigró a Nueva Orleans. Con la ayuda de un paleógrafo pude descifrarlas para completar la prueba y así pude traducir todo al español actual, incluido el archivo del juicio. Busqué en la prensa, en los archivos de otros ensayos, he seguido la ruta por toda la ciudad. Hay varios lugares que he descubierto gracias a Enriqueta de Cuba, he seguido su pista”.

El profesor dice que aunque muchas cosas han cambiado desde la muerte de Enriqueta, su historia todavía se escucha. “Todavía hay discriminación (contra mujeres y homosexuales) en Cuba, y es todavía más difícil para las mujeres ingresar a ciertas profesiones que son de dominio masculino”, sentencia.

FUENTES: Julio César González Pagés/ Prensa de Cuba/Wikipedia.

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