PROPUESTA DE PRINCIPIOS GRAN POLO PATRIÓTICO
I. ¿POR QUÉ EL GRAN POLO PATRIÓTICO?
Cada cierto tiempo, el pueblo se hace preguntas fundamentales que tienen que ver con sus modos permanentes de luchar para asumir de manera directa las riendas de su destino, de ejercer por completo su soberanía. Cuando los pueblos se plantean Revoluciones, cambios radicales, no reformas, se suscitan preguntas que remiten a horizontes hechos de pensamientos, sentimientos y prácticas que producen comunión: ¿Cuál era y cuál es ese imaginario común que nos convoca a todos a sumarnos a esta Revolución que ahora llamamos Bolivariana y Socialista?
Hoy, esta pregunta retorna como signo de la visibilización de la crisis orgánica e histórica que nuestro tiempo vive y de la cual somos protagonistas como motores de cambio, en tanto es una crisis que ya no nos deja opciones: revolución auténtica o regresión histórica. Disyuntiva crítica que nos obliga a recordarnos como un pueblo productor de corrientes históricas de lucha popular, que iniciaron antes y con la resistencia a la colonización, y continuaron genuinas y en incremento aguerrido hasta hoy.
Estas Corrientes que en nuestra historia reciente expresaron la radicalidad por la que apuesta el pueblo en movilizaciones como las del 27 de Febrero de 1989, el 04 de Febrero de 1992, 27 de Noviembre de 1992 o el 13 de abril de 2002, afirman que no se aceptan regresiones, que no hay pueblo vencido.
12 años después de la toma del poder del Estado, el pueblo, hecho Revolución Bolivariana, accionó estrategias concretas de democratización del poder que comenzaron con el Proceso Constituyente de 1999. Desde ese primera convocatoria a construir una nueva Constitución, que se concibió como una carta de principios socialmente consensuados que ejercerían rectoría sobre un programa de gobierno de reconstrucción del país, progresivamente se han conquistado mayores espacios de participación popular que apuntan hacia la destrucción del Estado burgués y hacia la dirección colectiva y autónoma de los asuntos públicos, sin embargo, a medida que este proceso avanza, se hacen más urgentes, exigentes y radicales las demandas populares de democratización del poder. Demandas claramente dispuestas a renunciar a la transición como un escenario permanente y fuertemente decididas a pelear de una vez por todas por el Socialismo Indoafroamericano de este tiempo histórico.
Si bien es cierto que la Revolución Bolivariana al apropiarse del Estado, accionó transformaciones que aportaron justicia a la vida de los miles explotados y oprimidos de este país, frenando la economía de libre mercado, recuperando sus minerales, restituyendo derechos fundamentales como educación y salud, y haciendo grandes esfuerzos por redistribuir la riqueza pública, colonizada durante años por reducidas élites; también es cierto que este proceso desembocó en el robustecimiento de las estructuras de dominación que reproduce el Estado burgués, cuyas lógicas desaceleraron las posibilidades reales del crecimiento político del pueblo y sus conquistas de soberanía.
Ocupada en administrar “eficientemente” las formas de vida social y material que mantiene un Estado que estructuralmente sirve a las burguesías, la Revolución Bolivariana se desdobló entre quienes optaron por la gestión eficiente de las “necesidades” del pueblo abandonando la política, y quienes se afanaron por resistir los embates de un Estado soberbio y ensimismado, apostando con todo por re-politizar el concepto que a todos nos hace comunes y nos da condición para alcanzar transformaciones reales sobre los órdenes históricos de dominación mundial: el Poder Popular.
Este Estado soberbio minó de males la Revolución Bolivariana distanciándola del pueblo, volviéndola vulnerable y colocando en cuestión al Poder Popular con prácticas como el burocratismo, el sectarismo, la corrupción y el clientelismo como manera sistemática de cooptación de las fuerzas organizadas del pueblo. Estas prácticas han sometido a la Revolución a una encrucijada.
Ante tal encrucijada, emerge el Gran Polo Patriótico como un nuevo episodio constituyente, como una estrategia política audaz que se plantea hacernos encontrar de nuevo como revolucionarios, como pueblo uno que clama política soberana, deslastrada de todo vestigio de obediencia a modelos técnicos de gestión de poblaciones y recursos. Y decidida a terminar de producir una nueva hegemonía, una nueva república y un nuevo mundo.
En este sentido, el Gran Polo Patriótico, se levanta como unidad revolucionaria, como soporte ampliado de la Revolución Bolivariana, como posibilidad para restituir las capacidades auto-organizativas del pueblo, como mecanismo de renovación revolucionaria, en fin, como voluntad de poder emancipada.
II. NUESTRAS LUCHAS
El Gran Polo Patriótico se levanta desde las luchas de pueblo mismo. Es el resultado histórico del andar de indígenas, campesinos, pobladores, estudiantes, obreros, mineros, pescadores, profesionales, deportistas, artistas, cultores, buhoneros, motorizados, niñas y niños, hombres y mujeres de a pie, feministas, personas sexo-género-diversas y personas con discapacidad, que trabajamos a lo largo y ancho del territorio nacional en busca de otra práctica política, que nos recuerde que fuimos, somos y seremos por siempre las comunidades que recogemos y empuñamos la lanza originaria de Guaicaipuro, el grito cimarrón de José Leonardo, las andanzas de las montoneras Bolivarianas y Zamoranas, la palabra y sangre viva de nuestro Jesús Cristo Insurrecto, el fusil continental del Che Guevara y los sueños libertarios de los pueblos del mundo.
Reconociendo estas corrientes históricas de lucha, somos los que construimos día a día desde nuestros entornos inmediatos, una nueva sociedad, somos los que producimos desde nuestros propios saberes y prácticas el Socialismo Indoafroamericano o Socialismo del Siglo XXI o el Socialismo del Siglo XXI. Desde estas prácticas nos planteamos:
Una lucha antiimperialista y por tanto anticapitalista, y anti-patriarcal. Nuestra lucha es contra cualquier forma de explotación de la mujer, el hombre y la naturaleza en función de la ganancia de una elite determinada. Pugna por un nuevo período histórico destinado a liberarnos de las trabas fundamentales de nuestra historia: el colonialismo interno saboteador de todo proyecto firme de soberanía nacional y continental, un modelo de desarrollo totalmente empobrecedor, desigual y obediente a los códigos del orden imperial y la civilización capitalista; una burocracia cortesana, cada vez más corrupta; una burguesía parasitaria y fracasada en todo proyecto de desarrollo de las fuerzas productivas nacionales; un estado represivo y excluyente por naturaleza, un forzado desplazamiento y una violencia permanente frente a las poblaciones empobrecidas y arrinconadas de las periferias marginales de las grandes ciudades; una imposición permanente de una cultura de sumisión atada a los valores más decadentes del consumismo y el individualismo, que perpetúa un sistema patriarcal que reproduce las primarias formas de presión humana, la que ocurre entre los sexos; una verdadera catástrofe ambiental en múltiples territorios del país y el mundo. En fin, una era signada por la liberación plena ante ese orden sumiso, dependiente, colonial e improductivo que nos impuso el devenir histórico prácticamente desde nuestro nacimiento “occidentalizado” primero como colonia y después como república. Este nuevo período histórico lo nombramos y ejercemos como Socialismo Indoafroamericano o Socialismo del Siglo XXI.
Una lucha por nuestras corrientes originarias de resistencia. Reivindica y potencia nuestras corrientes históricas de lucha originaria, reconociendo los aportes morales, éticos, intelectuales y políticos de nuestros pueblos originarios indígenas y afrodescendientes, y reconociendo especificidades y cosmogonías propias. Desde allí, lucha contra toda forma de colonialismo y neocolonialismo, asumiendo la lucha contra el racismo y la discriminación como condición política indispensable para la construcción de una sociedad de iguales.
Una lucha por una cultura política socialista desde abajo. Apostamos por un tiempo histórico de ruptura, generador de un nuevo espacio “creativo-político” para un quehacer revolucionario renovado. Esto supone invertir la dirección estatizante y vanguardista heredada de las revoluciones desmoronadas en el siglo XX, por un esquema centrado en la radicalización cada vez más profunda de toda forma de participación y de democracia absoluta conducente a la destrucción del orden de desigualdad, falsa democracia, dependencia y violencia que heredamos. El motor histórico de este tiempo se concreta en el pueblo en lucha, en movilización, actuando como fuerza popular constituyente en un proceso complejo y pacífico, hasta donde la violencia enemiga lo permita.
Una nueva práctica política que implica niveles de dirección diversos y articulados desde distintos planos, empezando por el liderazgo de Hugo Chávez como primer elemento nacional de conducción, pero complementado por unidades de dirección de base que forjándose en múltiples escenarios sociales, territoriales, productivos e institucionales (Fuerza Armada, salud, educación, cultura), constituyan en su conjunto un Poder Popular Autónomo, un bloque histórico, un sujeto revolucionario diverso y a la vez unificado en un programa común. Es una clase trabajadora luchadora, rica en identidades y producción propia que forja en su desarrollo una auténtica vanguardia colectiva que no acepta división entre dirigentes y dirigidos, donde tod@s nos asumimos como “iguales” y practicantes de una nueva cultura política, otras lógicas de relación y construcción que pelee con fuerza por la erradicación del viejo estado burocrático, dependiente y burgués.
El ejercicio de esta nueva cultura política, implica:
Desechar todo sectarismo y reivindicar la unidad en la diversidad. Como espacio de unificación revolucionaria, convoca e incorpora a todas las expresiones de clases y sectores revolucionarios y patrióticos. Aún cuando reconocemos conflictos, se niega a toda maniobra de homogeneización de las luchas, y apuesta por la re-creación y encuentro solidario de la multiplicidad revolucionaria, así como por la conquista de lo heterogéneo como potencia de las luchas populares. En este sentido, reconoce y asume la diversidad cultural, como elemento esencial en la construcción del Socialismo Indoafroamericano o Socialismo del Siglo XXI
Reivindicar el carácter asambleario de todo poder constituyente. Potencia la cultura del debate, como práctica de horizontalidad que concreta condiciones de igualdad en la discusión, creación, movilización y organización, imposibilitando mecanismos arbitrarios e injustos de toma de decisiones y radicalizando la participación. También, potencia el cultura del debate como espacio natural de formación, de socialización de conocimiento y democratización del saber.
Promover la democracia de la calle. Reconoce la acción política directa, la experiencia transformadora concreta junto a sujetos y contextos reales, que irrumpen, sorprenden y mortifican a las estructuras permanentes de dominación. Así, toma la movilización como principio.
Un lucha por un nuevo modelo socialista de producción de la vida. Busca la entrada de un cuadro de desarrollo propio que al alejarse de los modelos de desarrollo capitalista y de mercado, nos acerque a un campo solidario de construcción de otra educación, otra economía, otra salud, otra cuidad, otra tierra y otro mar, otra comunidad, otra industria y otros modelos de vida común centrados en las verdaderas necesidades y posibilidades del ser humano. El avance de nuestra vida común surge, nace y se crea desde nuestros espacios territoriales porque es de donde hacemos poder y desde donde construimos lo común, desde el espacio integral de la comunidad estamos tod@s (pobladores, deportistas, comunicadores populares, consejos comunales, cultores, artistas , y todas las formas de organización que nos demos).
Una lucha continental e internacionalista. Seduce con nuestros “imposibles soñados” a todos los pueblos deseantes de su emancipación, a quiénes sentimos parte de nuestro propio espacio patrio. Bajo el principio “nunca solos”, concebimos la gran dirección colectiva de la revolución no sólo en nuestro país, sino en todo el continente Latinoamericano y Caribeño. Desde allí, juntos, reinventamos el Socialismo Indoafroamericano o Socialismo del Siglo XXI, como un nuevo cuadro hegemónico que produce avances revolucionarios en otros países NuestroAmericanos, y genera puntos de partida de un polo internacional con fuerza y soberanía suficiente como para intervenir sobre el futuro del mundo y plantear una alternativa verdadera y antisistémica frente al capitalismo global. Siendo este el “imposible-posible” más atrevido y difícil ante un orden imperial cada vez más violento y guerrerista esto supone un cuadro estratégico de formación de bloques y alianzas continentales e internacionales hábiles y vigorosas a nivel de gobierno, un manejo realmente inteligente y soberano de nuestras fortalezas energéticas y minerales, además de una nutrida iniciativa forjada desde los propios movimientos socio-políticos que constituyen en estos momentos los espacios más importantes de organización, lucha y desarrollo de las nuevas “repúblicas autogobernantes” en formación.
III. OBJETIVOS ESTRATÉGICOS DEL GRAN POLO PATRIÓTICO
1. Construir y posicionar la hegemonía popular revolucionaria, “otra manera de producir la vida material y espiritual de la gente”, como herramienta política fundamental para la restitución al pueblo del poder político y posibilitar la consolidación del poder popular.
2. Consolidar la unidad popular, en el marco del fortalecimiento de la organización popular y de sus procesos de articulación en luchas concretas.
3. Desarrollar procesos de formación integral política e ideológica que se fundamenten en la acción y lucha permanente como escenario radical para la politización y elevación de los niveles de conciencia del pueblo.
4. Construir, promover y desarrollar una enorme vanguardia colectiva, que mande obedeciendo a la gente sencilla y común del pueblo (obreros, trabajadores, indígenas, mujeres, campesinos, estudiantes, jóvenes, afrodescendientes, personas sexo-género-diversas).
5. Radicalizar la participación protagónica del pueblo en la toma de decisiones en la construcción y dirección de políticas amplias en todos los sectores de la vida de la patria.
6. Desarrollar formas efectivas y eficaces de control, seguimiento y evaluación de las funciones de gobierno y en la empresa privada por parte del Poder Popular, que ejerzan una contraloría real con implicaciones directas en la gestión gubernamental y ante las leyes de la república.
7. Promover, debatir y producir un Programa Popular de Lucha o Programa Popular de Gobierno, a partir de un debate constituyente que, desde otra política, nos permita gobernar “desde abajo” sobre nuestras tierras, mares y sub-subsuelo (petróleo y minerales), nuestra industrias, tecnologías y modelos de desarrollo; nuestra educación, salud, cultura, hábitat y justicia; sobre la defensa integral del territorio y nuestro poder comunicacional; sobre nuestra relación continental y con otros pueblos del mundo, y sobre nuestra institucionalidad y su revolución moral, haciendo especial énfasis en la relación con nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
8. Construir un mecanismo vinculante del Programa Popular de Lucha o Programa Popular de Gobierno entre el Gran Polo Patriótico y el compañero presidente Hugo Chávez, como insumo central de la Agenda Socialista a partir del triunfo electoral del año 2012.
9. Promover y garantizar la movilización, agitación y lucha permanente del pueblo en la calle, desde un espacio realmente amplio, comunicante, asambleario, auto-organizante, que sirva para el debate y la articulación del pueblo excluido, oprimido y explotado como fundamento de los modos de vida socialista.
Objetivo Táctico:
1. Garantizar la continuidad de la Revolución Bolivariana como horizonte común de transformación social, a través de una movilización social y política que permita ganar las elecciones presidenciales del año 2012 con nuestro candidato y líder Hugo Chávez Frías, así como la restitución de la capacidad autorganizativa del pueblo, en el marco de una evaluación crítica y sincera sobre nuestras realidades, que posicione el Programa Popular de Lucha, y sirva de referencia revolucionaria para el país y el mundo.
IV. LA AGENDA DEL PUEBLO
Concreta el Programa Popular de Lucha y supone un proceso de reunificación de las fuerzas revolucionarias y libertarias, que cualifique las fuerzas de base y renueve las condiciones de apoyo a un liderazgo orgánico que constituya un instrumento real para cumplir con las metas emancipadoras de un pueblo, como un conductor en obediencia a ellas. Esto al mismo tiempo le permitirá "Gran Polo Patriótico" convertirse en una verdadera vanguardia colectiva con principios y metas en un permanente debate que trascienda la circunstancia electoral.
La agenda del pueblo debe tener un perfil y propuesta propia, que surge como una obra de creación y libertad pura donde no valen las predefiniciones de oficina sino las prácticas reales que recogemos de nuestras experiencias concretas, múltiples, directas y pedagógicas, que defenderemos en todos los terrenos y con la vida misma. En este sentido, la Agenda del Pueblo se entiende como una reinvención del Socialismo Indoafroamericano o Socialismo del Siglo XXI, que producirá un nuevo cuadro hegemónico, que con el avance del proceso revolucionario en otros países NuestroAmericanos, pueda generar los puntos de partida de un polo internacional, con fuerza y soberanía suficiente como para intervenir sobre el futuro del mundo y plantear una alternativa verdadera y anti-sistémica frente a la crisis inmanejable del capitalismo global.
V. PRECAUCIONES
Este documento es provisional, básico, perentorio, está abierto al debate y espera ser modificado en este contexto. Queremos que sea un aporte al debate de todos los movimientos y organizaciones sociales que se hayan registrado a nivel nacional. Queremos que la esperanza y la alegría sean retomadas por nuestro pueblo desde una construcción colectiva donde todos y todas podamos aportar nuestras mejores ideas y argumentos. Se plantea por supuesto una inmensa victoria electoral pero protagonizada por un espacio colectivo de dirección que ha favorecido la refundación en primer lugar de lo que es propiamente un movimiento popular verdaderamente de lucha, constituyente de todas las esferas necesarias de poder que pongan contra la pared a este viejo estado y por supuesto a los intereses y poderes propios de las clases dominantes. Y en segundo lugar que sirva para la generación de un debate, como ya hemos propuesto en los objetivos expuestos, que re-establecería las razones de fondo, programáticas en sí, de nuestro apoyo al Comandante Chávez.
El pueblo siempre ha estado organizado, sin organización social no hubiéramos podido sobrevivir. Reafirmamos los principios de que es el propio pueblo y los trabajadores los que en uso de sus poderes creadores, deben ir resolviendo por sí mismos el asunto de la organización política y de la construcción de las vanguardias colectivas, que nos negamos a construir una organización que viva hacia adentro y que se asuma como el centro de la práctica política y que seguiremos combatiendo la intermediación burocrática y la jerarquización del saber. Debemos convertirnos en un reflejo práctico de los cambios que proponemos.
I. ¿POR QUÉ EL GRAN POLO PATRIÓTICO?
Cada cierto tiempo, el pueblo se hace preguntas fundamentales que tienen que ver con sus modos permanentes de luchar para asumir de manera directa las riendas de su destino, de ejercer por completo su soberanía. Cuando los pueblos se plantean Revoluciones, cambios radicales, no reformas, se suscitan preguntas que remiten a horizontes hechos de pensamientos, sentimientos y prácticas que producen comunión: ¿Cuál era y cuál es ese imaginario común que nos convoca a todos a sumarnos a esta Revolución que ahora llamamos Bolivariana y Socialista?
Hoy, esta pregunta retorna como signo de la visibilización de la crisis orgánica e histórica que nuestro tiempo vive y de la cual somos protagonistas como motores de cambio, en tanto es una crisis que ya no nos deja opciones: revolución auténtica o regresión histórica. Disyuntiva crítica que nos obliga a recordarnos como un pueblo productor de corrientes históricas de lucha popular, que iniciaron antes y con la resistencia a la colonización, y continuaron genuinas y en incremento aguerrido hasta hoy.
Estas Corrientes que en nuestra historia reciente expresaron la radicalidad por la que apuesta el pueblo en movilizaciones como las del 27 de Febrero de 1989, el 04 de Febrero de 1992, 27 de Noviembre de 1992 o el 13 de abril de 2002, afirman que no se aceptan regresiones, que no hay pueblo vencido.
12 años después de la toma del poder del Estado, el pueblo, hecho Revolución Bolivariana, accionó estrategias concretas de democratización del poder que comenzaron con el Proceso Constituyente de 1999. Desde ese primera convocatoria a construir una nueva Constitución, que se concibió como una carta de principios socialmente consensuados que ejercerían rectoría sobre un programa de gobierno de reconstrucción del país, progresivamente se han conquistado mayores espacios de participación popular que apuntan hacia la destrucción del Estado burgués y hacia la dirección colectiva y autónoma de los asuntos públicos, sin embargo, a medida que este proceso avanza, se hacen más urgentes, exigentes y radicales las demandas populares de democratización del poder. Demandas claramente dispuestas a renunciar a la transición como un escenario permanente y fuertemente decididas a pelear de una vez por todas por el Socialismo Indoafroamericano de este tiempo histórico.
Si bien es cierto que la Revolución Bolivariana al apropiarse del Estado, accionó transformaciones que aportaron justicia a la vida de los miles explotados y oprimidos de este país, frenando la economía de libre mercado, recuperando sus minerales, restituyendo derechos fundamentales como educación y salud, y haciendo grandes esfuerzos por redistribuir la riqueza pública, colonizada durante años por reducidas élites; también es cierto que este proceso desembocó en el robustecimiento de las estructuras de dominación que reproduce el Estado burgués, cuyas lógicas desaceleraron las posibilidades reales del crecimiento político del pueblo y sus conquistas de soberanía.
Ocupada en administrar “eficientemente” las formas de vida social y material que mantiene un Estado que estructuralmente sirve a las burguesías, la Revolución Bolivariana se desdobló entre quienes optaron por la gestión eficiente de las “necesidades” del pueblo abandonando la política, y quienes se afanaron por resistir los embates de un Estado soberbio y ensimismado, apostando con todo por re-politizar el concepto que a todos nos hace comunes y nos da condición para alcanzar transformaciones reales sobre los órdenes históricos de dominación mundial: el Poder Popular.
Este Estado soberbio minó de males la Revolución Bolivariana distanciándola del pueblo, volviéndola vulnerable y colocando en cuestión al Poder Popular con prácticas como el burocratismo, el sectarismo, la corrupción y el clientelismo como manera sistemática de cooptación de las fuerzas organizadas del pueblo. Estas prácticas han sometido a la Revolución a una encrucijada.
Ante tal encrucijada, emerge el Gran Polo Patriótico como un nuevo episodio constituyente, como una estrategia política audaz que se plantea hacernos encontrar de nuevo como revolucionarios, como pueblo uno que clama política soberana, deslastrada de todo vestigio de obediencia a modelos técnicos de gestión de poblaciones y recursos. Y decidida a terminar de producir una nueva hegemonía, una nueva república y un nuevo mundo.
En este sentido, el Gran Polo Patriótico, se levanta como unidad revolucionaria, como soporte ampliado de la Revolución Bolivariana, como posibilidad para restituir las capacidades auto-organizativas del pueblo, como mecanismo de renovación revolucionaria, en fin, como voluntad de poder emancipada.
II. NUESTRAS LUCHAS
El Gran Polo Patriótico se levanta desde las luchas de pueblo mismo. Es el resultado histórico del andar de indígenas, campesinos, pobladores, estudiantes, obreros, mineros, pescadores, profesionales, deportistas, artistas, cultores, buhoneros, motorizados, niñas y niños, hombres y mujeres de a pie, feministas, personas sexo-género-diversas y personas con discapacidad, que trabajamos a lo largo y ancho del territorio nacional en busca de otra práctica política, que nos recuerde que fuimos, somos y seremos por siempre las comunidades que recogemos y empuñamos la lanza originaria de Guaicaipuro, el grito cimarrón de José Leonardo, las andanzas de las montoneras Bolivarianas y Zamoranas, la palabra y sangre viva de nuestro Jesús Cristo Insurrecto, el fusil continental del Che Guevara y los sueños libertarios de los pueblos del mundo.
Reconociendo estas corrientes históricas de lucha, somos los que construimos día a día desde nuestros entornos inmediatos, una nueva sociedad, somos los que producimos desde nuestros propios saberes y prácticas el Socialismo Indoafroamericano o Socialismo del Siglo XXI o el Socialismo del Siglo XXI. Desde estas prácticas nos planteamos:
Una lucha antiimperialista y por tanto anticapitalista, y anti-patriarcal. Nuestra lucha es contra cualquier forma de explotación de la mujer, el hombre y la naturaleza en función de la ganancia de una elite determinada. Pugna por un nuevo período histórico destinado a liberarnos de las trabas fundamentales de nuestra historia: el colonialismo interno saboteador de todo proyecto firme de soberanía nacional y continental, un modelo de desarrollo totalmente empobrecedor, desigual y obediente a los códigos del orden imperial y la civilización capitalista; una burocracia cortesana, cada vez más corrupta; una burguesía parasitaria y fracasada en todo proyecto de desarrollo de las fuerzas productivas nacionales; un estado represivo y excluyente por naturaleza, un forzado desplazamiento y una violencia permanente frente a las poblaciones empobrecidas y arrinconadas de las periferias marginales de las grandes ciudades; una imposición permanente de una cultura de sumisión atada a los valores más decadentes del consumismo y el individualismo, que perpetúa un sistema patriarcal que reproduce las primarias formas de presión humana, la que ocurre entre los sexos; una verdadera catástrofe ambiental en múltiples territorios del país y el mundo. En fin, una era signada por la liberación plena ante ese orden sumiso, dependiente, colonial e improductivo que nos impuso el devenir histórico prácticamente desde nuestro nacimiento “occidentalizado” primero como colonia y después como república. Este nuevo período histórico lo nombramos y ejercemos como Socialismo Indoafroamericano o Socialismo del Siglo XXI.
Una lucha por nuestras corrientes originarias de resistencia. Reivindica y potencia nuestras corrientes históricas de lucha originaria, reconociendo los aportes morales, éticos, intelectuales y políticos de nuestros pueblos originarios indígenas y afrodescendientes, y reconociendo especificidades y cosmogonías propias. Desde allí, lucha contra toda forma de colonialismo y neocolonialismo, asumiendo la lucha contra el racismo y la discriminación como condición política indispensable para la construcción de una sociedad de iguales.
Una lucha por una cultura política socialista desde abajo. Apostamos por un tiempo histórico de ruptura, generador de un nuevo espacio “creativo-político” para un quehacer revolucionario renovado. Esto supone invertir la dirección estatizante y vanguardista heredada de las revoluciones desmoronadas en el siglo XX, por un esquema centrado en la radicalización cada vez más profunda de toda forma de participación y de democracia absoluta conducente a la destrucción del orden de desigualdad, falsa democracia, dependencia y violencia que heredamos. El motor histórico de este tiempo se concreta en el pueblo en lucha, en movilización, actuando como fuerza popular constituyente en un proceso complejo y pacífico, hasta donde la violencia enemiga lo permita.
Una nueva práctica política que implica niveles de dirección diversos y articulados desde distintos planos, empezando por el liderazgo de Hugo Chávez como primer elemento nacional de conducción, pero complementado por unidades de dirección de base que forjándose en múltiples escenarios sociales, territoriales, productivos e institucionales (Fuerza Armada, salud, educación, cultura), constituyan en su conjunto un Poder Popular Autónomo, un bloque histórico, un sujeto revolucionario diverso y a la vez unificado en un programa común. Es una clase trabajadora luchadora, rica en identidades y producción propia que forja en su desarrollo una auténtica vanguardia colectiva que no acepta división entre dirigentes y dirigidos, donde tod@s nos asumimos como “iguales” y practicantes de una nueva cultura política, otras lógicas de relación y construcción que pelee con fuerza por la erradicación del viejo estado burocrático, dependiente y burgués.
El ejercicio de esta nueva cultura política, implica:
Desechar todo sectarismo y reivindicar la unidad en la diversidad. Como espacio de unificación revolucionaria, convoca e incorpora a todas las expresiones de clases y sectores revolucionarios y patrióticos. Aún cuando reconocemos conflictos, se niega a toda maniobra de homogeneización de las luchas, y apuesta por la re-creación y encuentro solidario de la multiplicidad revolucionaria, así como por la conquista de lo heterogéneo como potencia de las luchas populares. En este sentido, reconoce y asume la diversidad cultural, como elemento esencial en la construcción del Socialismo Indoafroamericano o Socialismo del Siglo XXI
Reivindicar el carácter asambleario de todo poder constituyente. Potencia la cultura del debate, como práctica de horizontalidad que concreta condiciones de igualdad en la discusión, creación, movilización y organización, imposibilitando mecanismos arbitrarios e injustos de toma de decisiones y radicalizando la participación. También, potencia el cultura del debate como espacio natural de formación, de socialización de conocimiento y democratización del saber.
Promover la democracia de la calle. Reconoce la acción política directa, la experiencia transformadora concreta junto a sujetos y contextos reales, que irrumpen, sorprenden y mortifican a las estructuras permanentes de dominación. Así, toma la movilización como principio.
Un lucha por un nuevo modelo socialista de producción de la vida. Busca la entrada de un cuadro de desarrollo propio que al alejarse de los modelos de desarrollo capitalista y de mercado, nos acerque a un campo solidario de construcción de otra educación, otra economía, otra salud, otra cuidad, otra tierra y otro mar, otra comunidad, otra industria y otros modelos de vida común centrados en las verdaderas necesidades y posibilidades del ser humano. El avance de nuestra vida común surge, nace y se crea desde nuestros espacios territoriales porque es de donde hacemos poder y desde donde construimos lo común, desde el espacio integral de la comunidad estamos tod@s (pobladores, deportistas, comunicadores populares, consejos comunales, cultores, artistas , y todas las formas de organización que nos demos).
Una lucha continental e internacionalista. Seduce con nuestros “imposibles soñados” a todos los pueblos deseantes de su emancipación, a quiénes sentimos parte de nuestro propio espacio patrio. Bajo el principio “nunca solos”, concebimos la gran dirección colectiva de la revolución no sólo en nuestro país, sino en todo el continente Latinoamericano y Caribeño. Desde allí, juntos, reinventamos el Socialismo Indoafroamericano o Socialismo del Siglo XXI, como un nuevo cuadro hegemónico que produce avances revolucionarios en otros países NuestroAmericanos, y genera puntos de partida de un polo internacional con fuerza y soberanía suficiente como para intervenir sobre el futuro del mundo y plantear una alternativa verdadera y antisistémica frente al capitalismo global. Siendo este el “imposible-posible” más atrevido y difícil ante un orden imperial cada vez más violento y guerrerista esto supone un cuadro estratégico de formación de bloques y alianzas continentales e internacionales hábiles y vigorosas a nivel de gobierno, un manejo realmente inteligente y soberano de nuestras fortalezas energéticas y minerales, además de una nutrida iniciativa forjada desde los propios movimientos socio-políticos que constituyen en estos momentos los espacios más importantes de organización, lucha y desarrollo de las nuevas “repúblicas autogobernantes” en formación.
III. OBJETIVOS ESTRATÉGICOS DEL GRAN POLO PATRIÓTICO
1. Construir y posicionar la hegemonía popular revolucionaria, “otra manera de producir la vida material y espiritual de la gente”, como herramienta política fundamental para la restitución al pueblo del poder político y posibilitar la consolidación del poder popular.
2. Consolidar la unidad popular, en el marco del fortalecimiento de la organización popular y de sus procesos de articulación en luchas concretas.
3. Desarrollar procesos de formación integral política e ideológica que se fundamenten en la acción y lucha permanente como escenario radical para la politización y elevación de los niveles de conciencia del pueblo.
4. Construir, promover y desarrollar una enorme vanguardia colectiva, que mande obedeciendo a la gente sencilla y común del pueblo (obreros, trabajadores, indígenas, mujeres, campesinos, estudiantes, jóvenes, afrodescendientes, personas sexo-género-diversas).
5. Radicalizar la participación protagónica del pueblo en la toma de decisiones en la construcción y dirección de políticas amplias en todos los sectores de la vida de la patria.
6. Desarrollar formas efectivas y eficaces de control, seguimiento y evaluación de las funciones de gobierno y en la empresa privada por parte del Poder Popular, que ejerzan una contraloría real con implicaciones directas en la gestión gubernamental y ante las leyes de la república.
7. Promover, debatir y producir un Programa Popular de Lucha o Programa Popular de Gobierno, a partir de un debate constituyente que, desde otra política, nos permita gobernar “desde abajo” sobre nuestras tierras, mares y sub-subsuelo (petróleo y minerales), nuestra industrias, tecnologías y modelos de desarrollo; nuestra educación, salud, cultura, hábitat y justicia; sobre la defensa integral del territorio y nuestro poder comunicacional; sobre nuestra relación continental y con otros pueblos del mundo, y sobre nuestra institucionalidad y su revolución moral, haciendo especial énfasis en la relación con nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
8. Construir un mecanismo vinculante del Programa Popular de Lucha o Programa Popular de Gobierno entre el Gran Polo Patriótico y el compañero presidente Hugo Chávez, como insumo central de la Agenda Socialista a partir del triunfo electoral del año 2012.
9. Promover y garantizar la movilización, agitación y lucha permanente del pueblo en la calle, desde un espacio realmente amplio, comunicante, asambleario, auto-organizante, que sirva para el debate y la articulación del pueblo excluido, oprimido y explotado como fundamento de los modos de vida socialista.
Objetivo Táctico:
1. Garantizar la continuidad de la Revolución Bolivariana como horizonte común de transformación social, a través de una movilización social y política que permita ganar las elecciones presidenciales del año 2012 con nuestro candidato y líder Hugo Chávez Frías, así como la restitución de la capacidad autorganizativa del pueblo, en el marco de una evaluación crítica y sincera sobre nuestras realidades, que posicione el Programa Popular de Lucha, y sirva de referencia revolucionaria para el país y el mundo.
IV. LA AGENDA DEL PUEBLO
Concreta el Programa Popular de Lucha y supone un proceso de reunificación de las fuerzas revolucionarias y libertarias, que cualifique las fuerzas de base y renueve las condiciones de apoyo a un liderazgo orgánico que constituya un instrumento real para cumplir con las metas emancipadoras de un pueblo, como un conductor en obediencia a ellas. Esto al mismo tiempo le permitirá "Gran Polo Patriótico" convertirse en una verdadera vanguardia colectiva con principios y metas en un permanente debate que trascienda la circunstancia electoral.
La agenda del pueblo debe tener un perfil y propuesta propia, que surge como una obra de creación y libertad pura donde no valen las predefiniciones de oficina sino las prácticas reales que recogemos de nuestras experiencias concretas, múltiples, directas y pedagógicas, que defenderemos en todos los terrenos y con la vida misma. En este sentido, la Agenda del Pueblo se entiende como una reinvención del Socialismo Indoafroamericano o Socialismo del Siglo XXI, que producirá un nuevo cuadro hegemónico, que con el avance del proceso revolucionario en otros países NuestroAmericanos, pueda generar los puntos de partida de un polo internacional, con fuerza y soberanía suficiente como para intervenir sobre el futuro del mundo y plantear una alternativa verdadera y anti-sistémica frente a la crisis inmanejable del capitalismo global.
V. PRECAUCIONES
Este documento es provisional, básico, perentorio, está abierto al debate y espera ser modificado en este contexto. Queremos que sea un aporte al debate de todos los movimientos y organizaciones sociales que se hayan registrado a nivel nacional. Queremos que la esperanza y la alegría sean retomadas por nuestro pueblo desde una construcción colectiva donde todos y todas podamos aportar nuestras mejores ideas y argumentos. Se plantea por supuesto una inmensa victoria electoral pero protagonizada por un espacio colectivo de dirección que ha favorecido la refundación en primer lugar de lo que es propiamente un movimiento popular verdaderamente de lucha, constituyente de todas las esferas necesarias de poder que pongan contra la pared a este viejo estado y por supuesto a los intereses y poderes propios de las clases dominantes. Y en segundo lugar que sirva para la generación de un debate, como ya hemos propuesto en los objetivos expuestos, que re-establecería las razones de fondo, programáticas en sí, de nuestro apoyo al Comandante Chávez.
El pueblo siempre ha estado organizado, sin organización social no hubiéramos podido sobrevivir. Reafirmamos los principios de que es el propio pueblo y los trabajadores los que en uso de sus poderes creadores, deben ir resolviendo por sí mismos el asunto de la organización política y de la construcción de las vanguardias colectivas, que nos negamos a construir una organización que viva hacia adentro y que se asuma como el centro de la práctica política y que seguiremos combatiendo la intermediación burocrática y la jerarquización del saber. Debemos convertirnos en un reflejo práctico de los cambios que proponemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario