El pasado 14 de septiembre celebramos los 64 años de una de las organizaciones intergubernamentales más importantes del sistema internacional, la Organización de Países Exportadores de Petróleo, la OPEP.
Organización que ha prevalecido frente a los constantes desafíos (como la Ley Nopec), para brindar estabilidad al mercado petrolero a través de la coordinación de políticas petroleras que van de la mano del crecimiento económico global y de los países productores de petróleo.
Su rol sigue siendo protagonista, pues promueve el equilibrio, la autonomía en la decisión, la armonía y la justicia frente a los nuevos neocolonialismos propios del entorno en construcción, en el cual el sur global se posiciona con fuerza y voz para defender los intereses de las naciones hoy en desarrollo.
La OPEP es sinónimo de confianza, demostrada en la Declaración de Cooperación de diciembre de 2016, hoy más vigente que nunca y base fundamental para nuestros pueblos.
Por lo tanto, los países OPEP, OPEP+ y, particularmente, los venezolanos, debemos sentir un profundo orgullo por el rol protagónico que siempre hemos desarrollado en el ámbito petrolero, desde uno de los padres fundadores de la organización, Juan Pablo Pérez Alfonso, hasta los secretarios generales de la organización Alí Rodríguez Araque —presidente honorífico de Pdvsa— y Álvaro Silva Calderón. También, por el rol de revalorización de la organización con los presidentes Hugo Chávez y Nicolás Maduro, a través de la diplomacia petrolera.
Por ello, las jornadas del 10 al 14 de septiembre de 1960 siguen presentes como un ejemplo de cooperación y coordinación energética multilateral que sentó un antes y un después en la geopolítica petrolera internacional y que reafirma la necesidad y pertinencia que mantiene la OPEP para el desarrollo global.
Orelys Castillo
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