Nicolás Centurión
A un mes de las elecciones nacionales a celebrarse el último domingo de octubre, Uruguay se encamina a su recta final de campaña para dirimir y conformar su nuevo presidente, vicepresidente y parlamento. Las encuestas señalan una disputa reñida entre el oficialismo de derechas liderado por el Partido Nacional y su fórmula Álvaro Delgado-Valeria Ripoll versus el centroizquierdista Frente Amplio, hoy en la oposición, con su fórmula Yamandú Orsi-Carolina Cosse.
La campaña electoral viene atravesada por un tono llano, sin muchas rispideces de fondo y un nivel bastante bajo de debate y confrontación de ideas. El oficialismo conformado por la coalición de derechas (Partido Nacional, Partido Colorado, Cabildo Abierto y Partido Independiente) aún no se formaliza como partido unificado e irán separados a las elecciones, pero en caso que exista una segunda vuelta el último domingo de noviembre, votarán en conjunto.
El Partido Nacional ha liderado la coalición este período de gobierno y lidera las encuestas de cara a octubre dentro de la misma. Lacalle no puede ser reelecto consecutivamente y ha elegido a su delfín, Álvaro Delgado, quien fuera Prosecretario de gobierno. Lo secunda Valeria Ripoll, una ex sindicalista y ex integrante del Partido Comunista, pero no por ello una persona de izquierdas sino más bien una arribista del poder. Su gestión en lo sindical, en el sindicato de funcionarios municipales, siempre rechazada desde las propias filas de la izquierda.
La elección de Ripoll generó mucho ruido dentro y fuera de la coalición. Una persona que recién había llegado al Partido Nacional y ya la colocaron como candidata a vicepresidenta. Muchos dudaban de sus ideas pero poco a poco los fue convenciendo ya que su rol es mostrarse como una ferviente anti frenteamplista y con eso alcanza.
Con la elección de Ripoll y el descarte de Laura Raffo (segunda en las internas del Partido Nacional) se ha especulado que incluso Lacalle apuesta a perder para volver en 2029 como único líder de su partido. Algo que ha venido haciendo desde 2014. Ha barrido con sus oponentes, ha logrado adhesión de cuantiosos sectores y nadie le hace sombra. Pero falta mucho para 2029 donde sería el único ex presidente vivo que pueda usar su gestión como chapa.
El candidato del Partido Colorado -segundo en las encuestas a la interna de la coalición- es Andrés Ojeda. Un abogado penalista mediático que viene con un discurso de renovación que no es más que un canto a la antipolítica con altos montos de superficialidad.
Para sumar en intención de voto, volvió a la política partidaria Pedro Bordaberry. El ex ministro, ex senador e hijo del difunto dictador Juan María Bordaberry, pretende renovar su banca en el senado contrastando con la figura joven, de redes sociales y banal de su candidato Ojeda, trayendo un tono de mesura, experiencia y solidez. Sin embargo, el anti frenteamplismo está a la orden del día. Bordaberry se ha empeñado en decir, tanto en declaraciones como en redes sociales, que si vuelve el Frente Amplio se importará una forma “kirchnerista” de hacer política.
Cabildo Abierto por su parte sigue apostando a su único liderazgo, Guido Manini Ríos. Una formación de extrema derecha que ha perdido fuelle. Su defensa de la familia, pro vida, anti aborto, anti diversidad sexual, lenguaje inclusivo, discurso férreo contra los delincuente, pero muy laxo y reivindicativo de las Fuerzas Armadas y su rol en la dictadura, no han calado hondo en esta pequeña socieda conservadora como la uruguaya.
Frente Amplio, por la vuelta
Por su parte, el Frente Amplio pretende volver a gobernar luego de haber ganado tres elecciones consecutivas del 2004 al 2014 y perder con Luis Lacalle en 2019 en balotaje. Orsi, ex intendente de Canelones e integrante del Movimiento de Participación Popular-MPP liderado por José “Pepe” Mujica, lidera las encuestas.
Desde la derecha se acusa que este es “el peor Frente Amplio” de toda la historia, que es un Frente “radical”, “manejado por Tupamaros y comunistas” en una especie de lenguaje de guerra fría. Desde la interna, la fórmula frenteamplista también tiene sus conflictos. Con el reciente anuncio de Gabriel Oddone como futuro ministro de Economía, las críticas llovieron de un lado y del otro.
Constanza Moreira, ex senadora del Frente Amplio y candidata para esta banca en estas elecciones, declaró que a Oddone “se lo ve como representante del gran empresariado”. Juan Castillo del Partido Comunista fue tajante y declaró: “No es la persona adecuada para ejecutar el programa de izquierda.”
El posible futuro ministro de Economía ha tenido declaraciones poco felices, por no decir alarmantes en una formación política que se jacta de ser de izquierdas. Por ejemplo, tuiteó que “siempre vale la pena leer a Domingo Cavallo” y compartió la nota de este “Llegó el momento de la Microeconomía”.
En un libro de reciente publicación titulado “El despegue” Oddone caracteriza a Vegh Villegas, dos veces ministro de Economía de la última dictadura (1973-1985) como “una persona lúcida”. Donde a su vez destaca la gestión de Vegh Villegas por haber liberalizado el comercio exterior, la ley de promoción de inversiones y las reformas tributarias.
Ha publicado en su tuiter coincidencias con la actual ministra de Economía Azucena Arbeleche y en una entrevista de octubre del 2023 anunció que “el próximo gobierno deberá realizar un ajuste fiscal.” Oddone es un economista del status quo. Socio de CPA Ferrere, un estudio que ha defendido y asesora a los bancos multinacionales.
El senador Charles Carrera del MPP dijo que el anuncio de Oddone fue “para darle tranquilidad a los inversores”. Un parafraseo de aquello de darle estabilidad, reglas claras y condiciones para que los grandes capitales no se espanten.
En octubre se vota simultáneamente con las elecciones nacionales plebiscitos. Mecanismo de decisión directa por parte del electorado. Uno de ellos será el de la reforma de la seguridad social. Uno de los postulados es volver a que la edad jubilatoria sea de 60 años y no de 65 como reformó este gobierno. Oddone, el MPP, la fórmula presidencial del Frente Amplio y varios sectores del mismo, junto con toda la derecha, el empresariado, los grandes medios de comunicación y los think tanks se oponen al plebiscito y votarán por el NO.
El propio Oddone se expresó sobre el plebiscito: “Creo que la reforma que va a ser sometida a plebiscito es altamente inconveniente para el país.”
En el horizonte parece no venir un futuro próspero para los trabajadores. No da lo mismo quién gobierne o quien gane las elecciones. Sería una comodidad intelectual y una deshonestidad histórica plantear un “son todos lo mismo”. Vale también resaltar lo que ha marcado la historia reciente, esta contienda electoral se da dentro de las reglas del capitalismo. Mañana no bajará nadie de la Sierra Maestra, pero ¿es mucho pedir vida digna para los que solo tienen su fuerza de trabajo?
* Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP).Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)
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