Por Jessica Lillia
El siglo nos impone un dilema: coordinarnos o sucumbir.
-Manuel Ugarte, 1913.
Ante el panorama político, económico y social en el que actualmente está sumergida la Argentina, podríamos recurrir a un recomendable ejercicio para realizar un posible análisis de los acontecimientos. El mismo se trata de imaginar que estamos viendo una película en el cine o en el televisor de casa y allí comienza a rodar la historia con sus protagonistas, personajes secundarios, entre ellos los héroes y los villanos, como así también podemos identificar la clasificación del género, que en este caso pareciera ser de terror con tintes de una comedia tragicómica.
Si iniciamos la película, veremos que hay personajes malvados y sus antagónicos (aunque muchas veces ambos cargan con la misma o mayor maldad). Que su argumento se centra en cómo está hoy un país que se caracteriza por su inmensa belleza geográfica, recursos naturales y humanos extraordinarios. ¿Cuál es la trama?, ya la conocemos porque es por demás reiterativa. Vayamos a la parte en la que los trabajadores se ven agobiados por los bajos salarios mientras que los aumentos de precios, desde combustibles hasta alimentos, no cesan. Aquí identificamos un real malestar colectivo.
También vemos a un presidente electo recientemente que, pese a prometer en campaña que iba a ajustar en un sector al que él mismo denominó “la casta”, ajusta de lleno sobre la categorizada “clase media” real (con ingresos que están por encima de la clase trabajadora que percibe salarios indignos), es decir, no la autopercibida clase media. Javier Milei sería entonces el personaje principal y además uno de los villanos.
Al observar a ese sector social que es fuertemente golpeado por la no intervención del Estado — siendo esa premisa una promesa de campaña cumplida, pero específicamente en cuestiones que tienen que ver con los precios de la comida de los argentinos, no con otros asuntos como la quita de impuestos a dicho sector que hizo lo diametralmente opuesto—, lo veremos en escena bastante quieto, preocupado y tal vez hasta esperanzado de que aún siendo perjudicado por las medidas implementadas por la gestión de gobierno “liberal”, se contiene por ahora esperando que “la suerte cambie”.
Mientras tanto, la clase trabajadora (esta diferenciación de categorías no significa que uno de los sectores -clase media real- no trabaje sino que mientras uno apenas junta dinero para comer, el otro lo hace para satisfacer pretensiones válidas como ahorrar o irse de vacaciones debido a que en el proceso de ascendencia social ha podido acumular más dinero —sea en bienes o ahorros en dólares—) ha sido y sigue siendo la carne de cañón para poner el cuerpo para cuando la cosa no dé para más.
Regresando al cine para continuar viendo la película de este brevísimo momento histórico, también debemos sumar a los tiranos: que se entienda esta caracterización como aquellos personajes que le hacen daño de manera consciente a la mayoría de los habitantes del suelo argentino y que hoy gobiernan este país. El presidente “villano”, por ahora en ejercicio, Javier Milei se ha dispuesto a servir a intereses extranjeros, en particular al Sionismo Internacional, al que gustosamente le entregará cada recurso estratégico propuesto en la públicamente conocida “Ley Ómnibus”.
Si rebobinamos la cinta (para quienes tuvimos videocaseteras), veremos cuál es la bandera que agita constantemente con extremo orgullo y no precisamente es la celeste y blanca de la Argentina sino la de la estrellita perteneciente al no-país usurpador del territorio palestino y que está llevando a cabo un genocidio mientras el mundo mira en vivo la masacre de miles de niños (¿dónde queda la “defensa irrestricta al derecho a la vida”?). Es llamativo que sus súbditos (siendo él mismo un súbdito) no sientan vergüenza por el contradictorio discurso en el que afirman ser los “más nacionalistas” y “antiglobalistas”, mientras que cada paso que dan es justamente contrario: son fanáticamente antinacionalistas y globalistas.
Pero si adelantamos un poco la cinta veremos que nada bueno puede venir para este pueblo bendecido por su territorio extenso, sus recursos naturales, su gente y su amor hacia Dios, de la mano de una ley que no tiene prácticamente un sólo artículo para darle verdadera representatividad a los habitantes de esta Patria, ni siquiera a sus votantes que verdaderamente han confiado que La Libertad Avanza en el gobierno haría próspera a la clase trabajadora y empobrecería a la “clase política” o “la casta”.
Apretemos “play” de nuevo y avancemos. Considerando las batallas que dimos viene al caso la frase que todos conocemos y que afirma: “divide y reinarás” (de la expresión latina divide ut regnes) que no es más que una estrategia de guerra que es también mencionada en “El Arte de la Guerra” de Sun Tzu como la de atomizar las fuerzas enemigas desde adentro. El uso de la mencionada estrategia de guerra se ha convertido en moneda corriente para los poderes globales a la hora de atomizar comunidades y territorios. Podríamos recordar el caso de la India como también el de la actual Europa toda, con sus puntos internos como el caso de España con Cataluña. Pero desde Argentina para los argentinos. Ver esta película nos alerta, debe movilizarnos como cuando el psicólogo analista le pide a su paciente que mire cómo este es a veces una víctima y otras veces es un victimario. Por esto inicié el texto con la frase de Ugarte y el dilema que nos impone este tiempo que es el de organizarnos siendo conscientes de lo que muestra la realidad o de darnos por vencidos siendo unos inconscientes y así, paradójicamente, volvernos victimarios de nosotros mismos.
Hagamos unos mates y volvamos al sillón, no el de Rivadavia —aunque debemos reconocer de una vez por todas que juntos, como pueblo, tenemos más poder que quien allí se sienta— sino el del comedor para continuar con la película que ya casi se termina. Como advertimos otras veces en este portal: este gobierno se arrodilla beneplácitamente ante el Sionismo Internacional y el Reino Unido (no crean que el candidato opositor de la última campaña presidencial no hacía lo mismo). Consideremos que al Imperio Británico también se le adjudica, por razones ya descartadas de ser tildadas de “conspiranoicas”, la balcanización de Hispanoamérica —tal vez dando inicio en nuestra tierra con alma blanca y celeste—, y al Sionismo Internacional (ver la situación en Medio Oriente en paralelo con el genocidio perpetrado por Israel en Gaza) sus históricas ambiciones sobre la Patagonia.
Entonces, si buscamos en la cinta todas las veces en que Milei se refiere a la fascinación que tiene por el Sionismo, los contenidos de la “Ley ómnibus”, el contexto geopolítico y le sumamos algunas declaraciones tales como la de la amenaza a los gobernadores (nadie desmintió la frase presidencial) y sus respectivas respuestas, no es descabellado pensar en la necesidad que tiene este gobierno, en complicidad con casi todo el arco de la dirigencia política, de iniciar un proceso de desintegración nacional:
-El tuit escrito este sábado 27 de enero (y que tuvo que borrar) por el periodista de LN+ y el actual subsecretario de Prensa del gobierno, Javier Lanari, en el que da a entender que cada provincia deberá independizarse económicamente de Nación: “Varios gobernadores van a tener que generar recursos propios. Tendrán que desarrollar industrias competitivas y fomentar el sector privado. Se acabó el facilismo de financiarse con la del otro. No hay mal que por bien no venga”.
-El anuncio del gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, sobre la creación de una “cuasimoneda o moneda local” que podría ser “virtual o física” (en el anterior gobierno ya se había planteado la posibilidad de crear una moneda digital argentina adhiriendo a la Agenda global 2030), idea que surge de la deuda que Nación aún no saldó con la provincia. En este sentido, Milei celebró la iniciativa, pero remarcó que dejará de recibir ayuda de Nación: “Bienvenidos a la competencia”, expresó al respecto el presidente de la República Argentina.
-El apriete de Milei a los gobernadores que se opongan a la Ley ómnibus amenazándolos de que los iba “a dejar sin un peso” y a “fundir a todos”.
-La respuesta del vicegobernador de Río Negro, Pedro Pesatti, ante las amenazas del mandatario: “Lo que dijo el presidente Milei hoy es una provocación absoluta y lleva el país hacia extremos del que podría resultar muy difícil volver”. Y agregó: “Si el Presidente de la Nación amenaza con dejar a las provincias sin los recursos fiscales que le corresponden, las provincias, como las patagónicas, podrían dejar al gobierno nacional sin petróleo, sin gas y sin energía hidroeléctrica”.
-El gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella, lo planteó de la siguiente manera: “Si más apretás, más se endurece”. En la Argentina no estamos en tiempos de chicanas y aprietes, sino de diálogo y de buscar consensos con el Gobierno nacional”, dijo Melella en declaraciones radiales.
-Por su parte, el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, reconoció que “angustia que desde el Gobierno central se pretenda quebrar una decisión” y consideró que la intimidación por parte del ministro de Economía, Luis ‘Toto’ Caputo fue dirigida a su provincia: “Creo que sí, nos habla a nosotros porque fuimos el principal Gobierno que se plantó ante un tema que entendíamos que era injusto para la provincia de Santa Fe y son las retenciones a las exportaciones agropecuarias y los gravámenes a las exportaciones industriales” y sostuvo que “Santa Fe es industria y campo”, advirtiendo que cualquier decisión que afecte esos preceptos estará destinada “a romper el contrato social de defender a la provincia“. Por lo que remarcó de manera desafiante: “Entonces, la verdad es que me angustia su amenaza, pero yo nunca me voy a poner del lado del Gobierno central porque pretendan subordinarnos con la billetera. Vamos a defender la producción de la provincia de Santa Fe y si Caputo piensa de esa manera, nosotros vamos a trabajar para hacerle entender que es un error aumentar las retenciones al campo y a la industria”.
-Del mismo modo se expresó el exgobernador de Entre Ríos y actual diputado nacional, Gustavo Bordet, en apoyo al mandatario provincial, Rogelio Frigerio, asegurando que las “amenazas a las provincias” son “cuanto menos irresponsables“. Y subrayó que “Las actitudes extorsivas no son el camino. El gobierno de Milei debería convocar a todas las fuerzas políticas al diálogo y al consenso de una vez por todas”, escribió Bordet en sus redes sociales.
-Se sumó el diputado nacional Miguel Ángel Pichetto, quien advirtió: “Si el Gobierno no va a un camino de coalición, tendrá dificultades; no se puede funcionar así cuatro años. No me asusta nada, lo que digo es que me parece que no es bueno para el país, hay que encontrar un sendero de diálogo positivo y salir de la agresión. Hay que reconstruir el diálogo con los gobernadores de manera sincera, que sirva para que también acompañen una política nacional y ellos no sientan que pierden capacidad de funcionamiento en sus provincias”.
Que se trate de una película de terror no necesariamente significa que debe terminar mal para los protagonistas, en este caso para esta patria con su gente dentro. Porque si nos “coordinamos”, nos unimos todos los argentinos que deseamos ser libres, impidiendo que los villanos sigan siendo los protagonistas y ganadores en esta película para que finalmente lo sea el pueblo con su justa causa, como dijo Perón en el acto de proclamación de su candidatura en 1946:
“Por ellos, por nosotros, por todos juntos, por nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos debemos hacer que, ¡por fin!, triunfen los grandes ideales de auténtica libertad que soñaron los forjadores de nuestra independencia y que nosotros sentimos palpitar en lo más profundo de nuestro corazón. (…) Argentinos como nosotros, con las virtudes propias de nuestro pueblo, no es posible que puedan acompañar a quienes los han vendido y los llevan a rastras, de los que han sido sus verdugos y seguirán siéndolo el día de mañana. Los pocos argentinos que de buena fe siguen a los que han vendido la conciencia a los oligarcas, sólo pueden hacerlo movidos por las engañosas argumentaciones de los «habladores profesionales». Estos vociferadores de la libertad quieren disimular, alucinando con el brillo de esta palabra, el fondo esencial del drama que vive el pueblo argentino. Porque la verdad verdadera es esta: en nuestra Patria no se debate un problema entre «libertad» o «tiranía», entre Rosas y Urquiza; entre democracia y totalitarismo. Lo que en el fondo del drama argentino se debate es, simplemente, un partido de campeonato entre la «justicia social» y la «injusticia social»”.
Debemos animarnos a reconocernos como lo que realmente somos no como nos dicen que somos o debemos ser, nuestra única bandera es la celeste y blanca que nació con el sol de mayo. Aquí está el secreto de dar inicio a esa coordinación, organización y manifestación, tanto material como espiritual, para ser esa Argentina grande con la que San Martín soñó. “La organización vence al tiempo”, es la premisa a atesorar, pero también a concretar. Recordemos que si Dios está con nosotros, sus hijos, ¿quién lo estará contra nosotros?
La película continuará… En la siguiente columna nos aventuraremos a analizar dos apasionantes y grandes temas que de este texto se desprenden, y en los que también se adelantó Perón como el hombre visionario que era: en lo que él llamó “Continentalismo” como una táctica fundamental del plan estratégico diseñado por el General para integrar un lugar decisivo en lo que él denominó “Universalismo”, que es lo que ahora conocemos como “Globalismo” o “Gobernanza Mundial”.
* Comunicadora digital y redactora en Kontrainfo.com
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