Flavia Riggione
Está muy feo que una profesora jubilada de la casa que vence las sombras, esté escribiendo vulgaridades, y nada menos que en un título. Pero como decía mi bisabuela napolitana: "quando ci vuó, ci vuó". Pido disculpas para los que se sientan afectados, sobre todo a los que fueron mis alumnos y a los fieles lectores.
Pero es que ya le solicité, angustiada, le rogué, que ayudara a las mujeres en peligro, usando sus jefes y jefas de calles, sus patriotas cooperantes, en un artículo publicado de reciente www.aporrea.org/ddhh/a300242.html
Disculpen que insista en el tema, pero es que la situación de mujeres víctimas de la bestialidad masculina en Venezuela va in crescendo. Apenas ayer leí de otras tres asesinadas, antes de eso fueron maltratadas, en el estado Bolívar.
Y hoy leo que hasta en las cárceles las mujeres son abusadas por policías que debieran, no digo defenderlas, porque se supone están detenidas, pero si respetadas. Ni lo uno ni lo otro. Tal vez este caso muy reciente de una detenida abusada sexualmente, no esté al alcance de los fieles emisarios que rinden informe al Capitán Diputado Diosdado Cabello. Lo importante es que el malhechor, ni más ni menos segundo comandante del CONAS en Puerto Ordaz, está detenido. ¿Hasta cuándo? ¿Será que alguien pueda hacerle seguimiento?
Volviendo al estado Bolívar, ¿habrá un Jefe o una Jefa de calle que conocía a la joven Milanyela Mariana Carvajal Jiménez? Estaba en la población El Dorado, del municipio Sifontes, y al parecer su compañero la asesinó porque ella quería separarse. Una jovencita de apenas 22 años.
En Ciudad Piar, Municipio Angostura, con alcalde bolivariano, ¿quién será el Jefe o la Jefa de la calle donde vivía Alyamil Josefina Torres, de 24 años?
Y tiraron en las inmediaciones del hermoso otrora Parque Cachamay, en Puerto Ordaz, el cuerpo sin vida de una mujer aún desconocida para las autoridades.
No me voy más atrás. La lista es larga. Pero estas tres mujeres venezolanas, hijas de la Patria, la Patria que el Capitán Diosdado defiende a capa y espada, dispuesto a dar su vida, pero las suyas, de ellas, las perdieron este pasado 15 de marzo.
Entonces le sugiero a mi Capitán Diosdado Cabello que le pregunte, a través de su fantástica organización hecha para fines electorales, pero también para otros, ¿quiénes son los Jefes y las Jefas de esas calles donde vivían estas chicas? Y preguntar ¿qué se sabía de esas criaturas? ¿Se podían haber prevenido esas muertes?
Es más, yo tomaría los datos de todos los femicidios o feminicidios de este año, y cruzaría la información con la organización que tiene aceitadita el PSUV, siendo el diputado Cabello su Vicepresidente.
Esta dura realidad está ocurriendo también en otros países como en Italia, pero allá le dan una amplia cobertura en los telediarios de cada día. Las mujeres hacen manifestaciones públicas en la calle de la mujer asesinada, y usan zapatos rojos, como símbolo contra la violencia de género. La instalación "Zapatos Rojos" fue creada por la artista mexicana Elina Chauvet, y recorría el mundo desde el 2009 cuando su hermana fue asesinada por el marido. Así tuvo réplicas en México, Italia, Argentina y España. El símbolo fue adoptado y hecho propio.
Simplemente la gente le dona zapatos de mujer a la artista y los tiñen de rojo. ¿DE ROJO? El rojo dice que representa la sangre, pero tiene a la vez una connotación de esperanza porque el color se asocia al amor, a la pasión.
¿Y el rojo no es el color del chavismo? Yo le estoy pidiendo al Vicepresidente del PSUV, uno de los más fieles y leales chavistas, que lidere un movimiento para evitar otras muertes de mujeres en manos de los hombres. ¿A lo mejor pueda hacerlo Marlenys Contreras?
¿Qué les parecería a ustedes, apreciados lectores, una instalación de muchos zapatos rojos en las plazas Bolívar de los lugares donde este año ha habido femicidios? Es sólo una idea, se las dejo a los que quieran y puedan, dentro de esta catástrofe que estamos viviendo, rendir homenaje a esas mujeres, y protestar con todo nuestro ser contra la impunidad. Pero no sólo, meten presos en algunos casos a los asesinos, pero ya las mataron, ya esas jóvenes no estarán más.
Hay que prevenir, educar, aglutinar, preparar, recoger, sembrar, cuidar, consentir a las mujeres que más lo necesitan. Acogerlas antes de que las organizaciones de delincuentes las lleven fuera del país para la trata de blancas.
¡Ojalá que ahora sí me pueda hacer caso el Diputado Cabello! Él puede, tiene don de mando, le obedecen, lo siguen, lo estiman, lo respetan.
Hoy estamos todos enfocados en controlar la pandemia en Venezuela. Lo entiendo. Pero estoy segura de que hay capacidad para hacer más. Por nuestras niñas, por nuestras jóvenes, por nuestras mujeres venezolanas, aquella que se describen en la canción VENEZUELA de José Luis Armenteros, que le encantaba al Comandante Chávez:
"La mujer que quiero tiene que ser corazón, fuego y espuela; con la piel tostada como una flor de Venezuela".
Voy a pintar mis zapatos de rojos, y los luciré cuando esta revolución bolivariana haga más por nuestras mujeres, mucho más. ¡Sí se puede! ¡Sí se debe!
Profesora e investigadora (J) Titular de la UCV.
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