Zonia Linares
Hay tanto por decir que las palabras se aglutinan, todas queriendo salir al mismo tiempo. Total que cosas están pasando en el mundo, que por ley de vida debería cambiar la vision que hasta ahora ha tenido la humanidad de lo que es la convivencia en la madre tierra, pero como es normal el ser humano es egoísta, avaro y codicioso y sólo están pensando en el dinero que tendrán que recuperar después de está pandemia que esta azotando el mundo.
Hemos obsevado como las personas están asombradas porque ciertos animales silvestres se han dejado ver en estos meses, porque en los mares han salido los peces a las orillas, ¿De que se asombran? ese es su habitat natural, eso sólo nos demuestra que es mentira que el jaguar o el puma son los animales más peligrosos de la selva, o que las pirañas y los tiburones son los asesinos del mar, en realidad ellos se han replegado ante la presencia y amenaza, del depredador más grande que tiene la naturaleza. El hombre, y en esta ocasión salen tratando de disfrutar de su espacio robado porque su instinto les dice que pueden disfrutarlo.
Por pirmera vez en muchos años la tierra gana un round a su principal contendor, logró con esta pandemia contener los ataques del hombre y llevarlo a someterlo en su casa, mientras ella sana, respira, se nutre y sus criaturas toman un respiro. Durante tantos años, nos ha prevenido, se ha quejado, se ha manifestado de diferentes formas, anunciándonos que está a punto de erupción, nos dió chance para prepararnos ¿Y qué hicimos nosotros? ignorarla, explotarla, maltratarla, ultrajarla y ahí están las consecuencias.
A nivel humano la situación ha sido peor, a pesar de que la ciencia anunció la presencia del Covid-19 como un virus muy peligroso y contagioso. Los gobiernos hicieron caso omiso a las prevenciones hechas. Cuando comienzan los primeros contagios, aquellos países con gobiernos dominantes que siempre se han creído el ombligo del mundo quedaron al descubierto, no contaban con las armas necesarias para combatir este enemigo oculto que ha matado miles de personas, sin hacer un solo disparo, pero más letal que una bomba, porque una bomba va a un sitio específico, en cambio el Covid-19 ataque sin distingo de raza, color, ideología o condición social. Nos ha tocado leer las declaraciones de familiares, de médicos y periodistas más tristes y desgarradoras, donde les ha tocado escoger a quien salvan y a quien no, porque en cuestion de salud son débiles y de una pobreza extrema, más sin embargo tienen miles de millones en armamento para destruir al contrario.
Hemos escuchado las denuncias de cómo el gobierno de los EEUU ha robado material médico a otros países, países que ironicamente están orgullos de ser aliados del imperio norteamericano y que le obedecen a carta cabal para no perder su gracia, y resulta que su aliado principal no tuvo venebolencia para hacerlos caer en desgracia, y beneficiarse de ellos, es como un vampiro que enamora sus víctimas para extraerles la sangre llegado el momento. Ojala que con está situación mundial se den cuenta que el gobierno estadounidense no tiene aliados, sino gobiernos que usa de acuerdo a sus intereses, y que cuando se trata de beneficiarse, no tiene ningúna verguenza ni pudor en torcerles el brazo. No sólo demostraron que esos países primer mundistas no sienten un apice de humanismo, no tienen ningun tipo de inversión en salud, que están preparados para matar, pero no para la vida, que su gentilicio son sólo daños colaterales de su avaricia y deseos de poder.
Este virus no sólo desnudó la verdad del mundo, sino que también quedaron al desnudo los líderes de esos países, la egolatría, el egoismo y la maldad se han puesto de manifiesto, nos cuesta creer que por orgullo o simple crueldad, se nieguen a pedir ayuda o recibirla de aquellos países que si están al frente de este enemigo que no perdona edades, ni sexo nos ha tocado ver tanta cosas que nos ha puesto el corazón chiquitico, que nos pone a pensar ¿ Que somos? Si hemos visto por las redes, como somos desechados como simples despojos, en fosas comunes después de que muchos lucharon por una vida, por un país, en esas fosas comunes, hay hombres y mujeres que creyeron y soñaron, que trabajaron duro, y hoy no son dignos de una mortaja decente. El mundo tiene el corazón herido con tanta indiferencia, con tanta falta de humanismo, la tierra está lastimada, vemos lo que está sucediendo y seguimos creyendo que es una gripe más, sin entender que se nos está devolviendo toda la pestilencia que hemos derramado sobre la Pachamama y que estamos muy lejos de querer cuidarla como se merece.
Hoy sólo puedo darle gracias a Dios, por estar en casa pasando mi cuarentena voluntaria, con mi fusil de ideas activo y con mi arma (teclado) lista para desnudar verdades. Muchos están aislados, hospitalizados, conectados a respiradores artificiales luchando por su vida, otros simplemente caen en las calles de cualquier ciudad con un gobierno que piensa en la economía y no en la salud, o simplemente ya perdieron la batalla. Dar gracias a Dios es mi acto de fe, por seguir viva, por estar bien.
Sé que este artículo no va con mi estilo, pero también decidí desnudar el alma, porque estoy como la madre tierra, herida, lastimada y muy conmovida.
Nací con corazón revolucionario. Chavista desde 1992. Creo en Dios, mi patria sigo y seguiré los sueños de mi comandante eterno.
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