Maryclen Stelling
La sociedad venezolana está sometida a un manejo político del miedo y la incertidumbre, para beneficio político de los sectores radicalizados y en desmedro de la indefensa ciudadanía.
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Miedos compartidos que se propagan, miedos filtrados políticamente que se desprenden de la polarización y la interpretación de la crisis política interna, aunados a la lectura interesada del juego geopolítico.
Compartimos miedos relacionados con el coronavirus, la posibilidad de contraerlo y morir; de perder a los seres queridos; miedo ante la duración y el control de la pandemia; a la soledad, aislamiento y al encierro indefinido. Incertidumbres que conviven con miedos inherentes a cada polo. Así, lo que son miedos y amenazas para un sector constituyen la esperanza y certeza del otro. En el marco de la grave situación mundial, la pandemia y la estrategia de salud oficial no escapan a la interpretación radical de políticos, influencers, medios y redes. Sin menospreciar la estrategia de las y los “odiadores de oficio” quienes, a pesar o gracias a la gravísima pandemia, pretenden exacerbar el miedo, el rencor y, por ende, la crisis política interna.
En el ámbito geopolítico destacan las interpretaciones bipolares sobre golpes de Estado y magnicidio; sanciones económicas y aislamiento; intervenciones militares extranjeras, ejercicios militares, cerco marítimo “anti narcotráfico” y todo lo que se derive de las amenazas “trumpianas”.
Así, a los miedos individuales se suman los miedos colectivos, reforzándose unos a otros y dando lugar a una vulnerabilidad multifactorial compartida. Sumatoria de miedos que configura una peligrosa dinámica y, cual alud, cae sobre nuestro mundo afectando las respuestas defensivas de lucha y/o huida. Devenidos en víctimas, participamos de un miedo que se extiende y nos confronta con el reto de gestionarlo y administrarlo. No hay que descartar la posibilidad de que se imponga una naturalización y resignación ante la situación y el manejo político.
Dinámica de los miedos que se corresponde a una Venezuela en disputa tanto en el ámbito interno como en el externo. Marco que promueve las incertidumbres relacionadas con la posibilidad de sanar el cuerpo social enfermo, de reencontrarnos, dialogar, convenir la paz y fortalecer sin miedo la democracia.
@maryclens
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