Maryclen Stelling
La ciudadanía planetaria se encuentra sometida a un encierro voluntario-involuntario que protege y salva de un afuera peligroso, la pandemia.
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Encierro en casa que se enfrenta con la vigilancia externa e interna, con la ley de la sociedad y la naturaleza. Reclusión que nos salva de un afuera peligroso y nos exige crear nuevas relaciones, interacciones y formas de solidaridad.
La casa – esperanza, amparo, vida y frontera protectora- deviene en prisión que acoge y exalta todos los miedos reales e imaginarios: la enfermedad y muerte; el aislamiento, exclusión, privación, soledad…El adentro protector conlleva la pérdida de la autonomía bajo circunstancias ajenas a nuestro control. La casa, suerte de escondite, define entonces el límite entre el afuera y el adentro. Afuera caótico donde las reglas ya no funcionan; donde impera el peligro, la inclemencia y crudeza de la pandemia. Así, el encierro voluntario/involuntario se torna en obligante condición de sobrevivencia.
La casa, internamiento y retiro forzado, privación y claustro nos conmina a modificar los hábitos de comportamiento, a la vez que ofrece la oportunidad de un nuevo comienzo. Aislamiento y encierro que impulsa a revisarnos y repensarnos; nos conmina a lidiar con el deseo de transgredir las reglas de aislamiento, a luchar contra el poder que supone un clausura impuesta. Muros pandémicos de reclusión tanto voluntarios como involuntarios que nos confrontan con la incertidumbre, la desconfianza y con el miedo a nosotros mismos. Al igual que nos motivan a emprender una nueva lectura de la realidad y de concebir al mundo.
Situación nos confronta con el riesgo tanto desde una perspectiva objetiva como subjetiva. El riesgo no puede ser reducido a criterios objetivos, por el contrario deben tomarse en cuenta factores sociales, culturales, económicos y políticos. De allí que en una sociedad de riesgo sea necesario diseñar una comunicación de riesgo sustentada en el derecho de la ciudadanía a recibir información, al igual que en el derecho de participar en el proceso de toma de decisiones.
El encierro alcanza una dimensión social y política significativa que nos brinda la oportunidad de pensar sobre la libertad, la participación, la solidaridad, la paz y la democracia. Nos abre las puertas a un nuevo comienzo.
@maryclens
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