Mariadela Villanueva
La violencia, la intoxicación religiosa – cultural, la institucionalidad de cartón y el asistencialismo condescendiente- hábilmente utilizados por las élites durante milenios para dominar, alienar y explotar a la los pueblos- ya no sirven para contener la inequidad convertida en pandemia ni la inconformidad de la gran mayoría de la población mundial con un sistema que no satisface ni siquiera sus necesidades más básicas. La falsedad, astutamente dignificada como post verdad ya no puede ocultar que el siglo XXI es el siglo de los pueblos.
El comandante Chávez tuvo la visión de entenderlo y la oportunidad hacerlo entender. Se dedicó a crear las condiciones para que el pueblo venezolano pudiera ejercer creativamente su poder. Promovió el reconocimiento explícito del poder originario en la CRBV de 1999 y en las Leyes del Poder Popular. Destacó el protagonismo del pueblo en la "Propuesta del Candidato de la Patria, para la gestión bolivariana socialista 2013 – 2019 y en el enunciado de los de los objetivos históricos (según dicen lo único redactado por el propio Chávez ya enfermo), incluyendo en al objetivo III la conversión de Venezuela en una potencia en lo social…
De allí que el elemento más temido de su legado sea la democracia participativa. El protagonismo de la unión cívico - militar en la conducción del país, en la defensa de la Patria bloqueada y amenazada por el imperio y en la trasformación revolucionaria de la sociedad. Sea el Poder Popular asumido hoy directamente en Asamblea Nacional Constituyente por 545 voceros de todos los venezolanos y por más 8 millones de legisladores - proponentes conscientes de la inmensa responsabilidad que los (nos) ocupa.
Baste asistir y escuchar con atención las expresiones de los compas en la Asamblea, en entrevistas, en reuniones formales, en talleres organizados por distintos grupos, en debates espontáneos y en encuentros informales convocadas por pueblo llano, como el maravilloso compartir organizado por los chavistas de Baruta el sábado pasado, para entender por qué poderosos y conservadores le temen tanto al pueblo.
Que hay muchas cosas pendientes y por superar, obvio. Pero mucho se ha logrado en estos años. El empoderamiento es un proceso, es un largo aprender y desaprender en condiciones adversas (innecesario en un mundo perfecto). Y como todo proceso está sujeto a miles de vicisitudes y riesgos, pero el terreno está listo, abonado y los brotes creciendo.
Más, insurgir del pueblo, como todo fenómeno social, tiene diversas aristas, entre ellas la inconformidad convertida en arma destructiva. El estado islámico, organizaciones neonazis y movimientos de corte fascista organizados u aprovechados por los amos del gran capital para derrocar "gobiernos enemigos" o reprimir auténticas manifestaciones de poder social constructivo en sus propios países. Amanecerá y verán
Analista y comunicadora. Socialista y chavista. Firme creyente del poder popular
mariadelav@gmail.com @mariadvillanuev
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