Juan Martorano.
Sin duda, a tres semanas de la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente, hemos estado desplegados en batalla. El imperialismo, desesperado, pretende arreciar en su estrategia de cerco y asfixia, de conspiraciones, de asechanzas en contra de nuestra Revolución, y nosotros, defendiéndonos con todo, con tal de no dejar caer este hermoso proyecto político y preservar el legado del Comandante Hugo Chávez.
Desde el punto de vista político, y por aplicar aquello de "explotar el éxito", se ha adoptado la estrategia, a través de la Asamblea Nacional Constituyente, de adelantar la fecha de los comicios estadales para los parlamentos regionales y las gobernaciones. Si se obtienen victorias, tú buscas alargar la buena racha, y eso no es criticable, independientemente del bando político en el que te encuentres ubicado.
Sin embargo, un buen amigo, sociólogo para más señas, de nombre Carlos Domínguez, me escribió a mi correo y me socializó una apreciación que comparto totalmente. No negamos el tema del asedio, del cerco, de la asfixia más amenazas de invasión que los yanquis nos han hecho. Pero no es menos cierto también que el tema de la gestión gubernamental y del Estado como un todo, no ha sido suficientemente tratado.
Si algo está esperando nuestro pueblo, es que haya respuesta a sus necesidades más urgentes y sentidas, que son alimentos, medicinas y seguridad.
Y es ahí, donde Carlos Domínguez, en sus reflexiones tituladas "La otra oportunidad del chavismo", que fue publicada en algún medio, mete el "dedo en la llaga", y que es un elemento para la defensa de nuestra Revolución, por lo menos en estos momentos.
Uno de los primeros detalles que nos destaca Carlos, es que los primeros sorprendidos de los resultados del 30-J fuimos los mismos chavistas. Y más con los que respiran con el espíritu de crítica y auto critica que nos enseño Hugo Chávez.
Y sin duda, coincido con Carlos cuando expresa que un gobierno de derecha no es alternativa a los numerosos problemas que aquejan a nuestro pueblo y sería el peor escenario que nos pudiera ocurrir en estos momentos. La estrategia guarimbera, la violencia y la dictadura impuesta por los fascistas en diversas áreas de ciudades y pueblos, ya nos está indicando el talante autoritario y el abusivo desempeño público de quienes aspiran dirigir los destinos de la patria, sólo para favorecer a los sectores privilegiados del país y facilitar la extracción de nuestras riquezas para otorgarlas a los representantes del gran capital monopólico y transnacional.
Pero, esa respuesta popular dada el 30-J no debe deslumbrarnos. Al igual que mi camarada Carlos Domínguez, independientemente de la gestión que realice la nueva Asamblea Constituyente, es imperativo para el gobierno y para el movimiento revolucionario hacer correcciones de fondo. Corregir y rectificar es de sabios, y todos sabemos que la paciencia y la esperanza de un pueblo tienen sus límites.
Acá transcribiré textualmente un primer aporte que hace mi camarada Domínguez en ese sentido:
La primera corrección que debe hacerse es de orden moral. El chavismo no puede seguir siendo indiferente y hasta condescendiente con la corrupción. No debemos seguir haciéndonos los locos, con los funcionarios, civiles y militares que viven en el primer mundo de la abundancia, la arrogancia y la ostentación. Camionetas y apartamentos de lujo, ropa, calzado y accesorios de principado, marcas y remarcas, que solo alimentan a los pobres espíritus y a las almas débiles, generando resquemor y escepticismo en las grandes mayorías que, a duras penas, se alimentan con los salarios que obtienen. Cómo dar el ejemplo de austeridad y transparencia, cuando sabemos que ministros y presidentes de empresas, no ganan para vivir y derrochar como lo hacen?; Cómo pedir sacrificios, a los que han esperado años por casas y asistencia social en salud, o reparación de las escuelas para sus hijos, cuando se instalan en las dependencias públicas, auténticas roscas de amiguetes y familiares, que se reparten beneficios y privilegios ? (Resaltado y subrayado del transcriptor).
Otro elemento que me parece importante destacar de los aportes del camarada Domínguez, igualmente me permitiré transcribirlo, resaltando y subrayando las ideas- fuerza que me parecen muy importantes:
La segunda corrección, tiene que estar conectada directamente a la eficiencia. Seguir dando palos de ciego no nos ayuda en nada. Socialismo es planificación, y planificación es seguimiento. No podemos seguir inventando cada día y cada semana nuevos nombres y nuevos programas, sin hacer balance público, serio y crítico de las iniciativas y políticas que ya deberían estar en marcha y dando frutos. No podemos decir que vamos a ser un censo de las obras de infraestructura paradas, por ejemplo, para que a los 15 días ya nadie se acuerde de eso. No podemos seguir preparando cada semana un nuevo anuncio, unos nuevos motores, unos nuevos lineamientos que vamos a presentar en un programa de televisión, y a las tres semanas, o al mes, ya nadie habla de eso. No podemos abandonar los proyectos sociales, económicos estructurales así como así, sin establecer responsabilidades políticas por lo alcanzado y también por los fracasos. No podemos seguir rotando ministros que ya fracasaron rotundamente en otros ministerios. No debemos recargar a funcionarios con múltiples cargos, para que no cumplan con ninguno. (Resaltado y subrayado del transcriptor).
También nos advierte Domínguez de lo que él se permitió en denominar "el autoritarismo burocrático" como uno de los terribles flagelos que nos carcome en estos momentos. Está insertado en nuestra cultura política. Lo encarna, lamentablemente, una rosca cívico militar que coloniza la administración pública, para repartirse la mieles del poder, mientras se maltrata al ciudadano y se persigue al revolucionario o revolucionaria, sobre todo si éste es crítico y librepensador o crítica y librepensadora. Lo encabeza un alto funcionario que encandila de tantos astros reyes que lo adornan y que se montan cual caudillos en las cúspides de la estructura del estado burgués existente, sin cuestionar su existencia ni hacer el más mínimo esfuerzo por reemplazar los moldes que reproducen la desigualdad y la exclusión. Desde allí, para asegurarse en el tinglado, designan un segundo escalón de cuerpos ejecutivos de filiación política conocida y abiertamente opositora, porque obedecen y cuidan sus puestos, aunque tengan que ir, de vez en cuando, a concentraciones y marchas de la ¨chusma chavista¨, regando luego entre familiares y amigos, y por las redes sociales, que el rrrregimen los obliga a asistir. Por último, en la cola de esa comparsa están los chavistas radicalmente mansos, los que hacen de la obediencia ciega una religión, los que no preguntan cómo ni cuándo, con tal de que el caudillo no se les arreche. Este último los trata con desplante, los regaña y los humilla en público, pero los chavistas mansos, los de chaquetín rojo que le tiemblan al verde, obedecen y obedecen esperando que, de vez en cuando, les caiga una migaja.
Asimismo, nos recuerda Carlos que esta cultura no la inventó el chavismo, pero si es una de los flagelos que el chavismo debe combatir y reemplazar por la cultura del servidor público. Del que utiliza el saber para mejorar los servicios que presta y hacerlos más transparentes. El que atiende al argumento y a la racionalidad integrada, y deja de obedecer al que lo utiliza para su beneficio particular. La cultura de la revolución socialista, tiene en el horizonte la destrucción del Estado burgués pero, mientras tanto, puede hacer esfuerzos por transformarlo y llevarlo al servicio de las mayorías, y no al beneficio de las minorías.
Coincido con Carlos cuando nos expresa, ya finalizando su escrito con lo siguiente: "Si algunas decisiones en este sentido no se toman ahora; si no damos un golpe definitivo de timón que ponga al poder público a favor de las grandes mayorías, en la medida en que estas a su vez se empoderan, podríamos estar perdiendo todo el respaldo que el pueblo sabio le ha sabido dar a la revolución y a la esperanza de un porvenir mejor para la patria".
Para culminar, es un poco lo expresado por ese extraordinario periodista, Clodovaldo Hernández, cuando señaló lo del "voto castigo al revés" que comentábamos en un artículo anterior. Seria muy importante tomar la recomendación que nos hizo este periodista en ese artículo, y que también nos permitimos reproducir en un artículo anterior.
¡ Bolívar y Chávez viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!.
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
¡Hasta la Victoria Siempre!
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