martes, 29 de agosto de 2017

Mentiras para pensantes


Carola Chávez

Les dijeron… Les han dicho tantas cosas, tantas burdas mentiras. Mentiras que ofenderían a cualquiera que se considere medianamente inteligente. Mentiras que se tragaron gustosos mientras se auto proclamaban, ahogados en su soberbia, como el sector pensante de este país.
Este sector compró gustoso las historias más ridículas y descabelladas. “¡Ahí viene el Coco!” -les decían, en un goteo de terror absurdo, y ellos tan pensantes, aterrados bailando al son que les tocaba el miedo. El Coco les iba a quitar a sus hijos, que crecieron esperando el fatídico día en que iban a ser secuestrados y cubanizados. El Coco instaló bombillos espías, en sus casas, convirtiendo sus vidas en reality shows para el disfrute exclusivo de Fidel, que no tenía nada mejor que hacer, ustedes saben, que ver a los venezolanos desde un bombillo.  
Les dijeron que les iban a quitar sus casa, sus negocios, sus carros, y se lo creían a la vez que solicitaban créditos hipotecarios con intereses protegidos por el mismo gobierno maluco que los iba a expropiar. Y compraron carros, y luego camionetas, y montaron un negocito que se convirtió en negoción, y fueron felices y no lo supieron, y se empeñaron en ser los Chacumbeles de esta historia. 
Así siguen a cualquiera que diga que van a salir del chavismo ya, como sea. Parece que mientras más loco, mejor. Ciegos de rabia y miedo, se ponen siempre a la orden del atajo del golpe. Una y otra vez, con una suicida resistencia al aprendizaje, a la reflexión, se suman a la recurrente marcha que los lleva al abismo de la derrota y el desencanto. 
Una y otra vez, entran en un trance caótico que los lleva a jugar al todo o nada. Y otra vez los deseos suicidas “Trump help us!”. Y otra vez la histeria, el manto de sospecha sobre cualquiera que pretenda imponer la cordura. Y otra vez las profundas heridas, sociales económicas, políticas y otra vez el vacío, todo por creerse las mismas mentiras, una y otra vez. 
Y como siempre, las aguas vuelven a su cause y los dirigentes opositores, sin recoger su reguero de mentiras ensangrentadas, se bajan del golpe imposible; imprimen franelas de campaña; y así, como si nada, invitan la gente pensante a votar por ellos. Todo esto, en plena dictadura. 
¿Pensará por fin la gente pensante, o votará, oootra vez, sin pensarlo dos veces? 

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