viernes, 2 de diciembre de 2016

Fidelidad

ROBERTO MALAVER 

 

Todo pasa, hasta la uva pasa! Hay que decirlo de una vez, estos chavistas tienen una alta fidelidad con ese señor que llaman Fidel Castro, carajo, no es por nada, pero da gusto ver cómo un pueblo quiere a un hombre como ese, en cambio nosotros no queremos a nadie, porque lo que estamos buscando siempre es llenarnos como unos potoquitos y no dejarle nada a más nadie. En cambio, este Fidel le echó bolas allí cerquita de nuestro más querido y admirado gobierno, es decir, de Estados Unidos, y logró que su pueblo tuviera educación, salud, vivienda, y, sobre todo, dignidad. Y seguro que por decir todo esto mañana mismo me llaman de la dirección de la MUD y me mandan para el carajo viejo, como hicimos con Timoteo –Juguete– Zambrano. Lo que pasa es que uno tiene que reconocer las vainas. Vamos a estar claros, muchos de los familiares y amigos de la oposición han ido al CDI de Chuao a cuidarse sus enfermedades, y no dicen un carajo, pero allí nos hemos encontrado varios, si no que lo diga el hijo del compañero, cuando fue adeco, Domingo Alberto Rangel.
Lo que pasa con nosotros es que todavía estamos en esa etapa donde seguimos creyendo que el que más tira coñazos es el más guapo y apoyao, y ya la vaina no es así, ahora la vaina es más con salivita, más diálogo, más muévete un poquito a la derecha que me estás apretando el occipucio. Nosotros no somos fieles a nadie, porque siempre andamos con un cuchillo bajo la manga para encasquetárselo al que sea, si no está de acuerdo con uno. En cambio, estos chavistas tienen sus líderes y le hacen homenajes, y los recuerdan, nosotros nos olvidamos hasta de la fecha de nacimiento de Rómulo, porque esa vaina ya no le interesa a nadie, en cambio, estos carajos cada vez que llega un 5 de cada mes, comienzan a recordar a su Comandante Chávez los tiene locos.
Y también hablamos la guebonada pareja, allí salió Espoleta Allup a decir que aquí habían decretado tres días de luto y, en cambio, en Cuba no lo habían hecho, esa vaina es envidia, porque uno ve a aquel pueblo haciendo colas para despedirse de su líder, y aquello da una envidia del carajo. Espoleta Allup se para a hablar y no lo escucha nadie, y Embajada Radonski se para a hablar y nadie le para bolas, sobre todo porque no dice nada. Y vamos a estar claros, entre nosotros no hay nadie que calce los puntos de un hombre como ese que se acaba de morir, que se paraba a hablar y lo escuchaba medio mundo es ancho y ajeno.
El papá de Magro llegó cantando: “Al que asome la cabeza, duro con él, Fidel, duro con él”. Y cantando se metió en el cuarto, y cerró la puerta en silencio, y, sin quererlo, le hizo un homenaje así a ese hombre que con los pobres de la tierra quiso su suerte echar.
—Siempre que se hace una historia, –me canta Margot.



ROBERTO MALAVER <BR> Fidelidad

 

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