jueves, 7 de enero de 2016

7 Claves políticas del hoy: el despertar de la fuerza

Lorena Freitez
1.
Producir confianza
Los demonios desatados en el seno de la derecha venezolana por quién lidera “el cambio”, comienzan a darle forma al silencio de la dirigencia chavista. Lo cierto es que mientras nos comemos las hallacas, las cenas vienen cargadas de conversaciones políticas que expresan nuestro mayor sin sabor: la rectificación o, lo que es lo mismo, asumir la responsabilidad ante la derrota en las urnas el pasado 6D, ni es clara ni es operativa, pues quizá ya no se trate de acumular fuerza por la vía del debate sino de ejecutar acciones que se traduzcan en señales de confianza: recomponer la legitimidad de la revolución bolivariana como fuerza capaz de resolver la crisis.
A estas alturas, no esperamos nada más sino sensatez. El sol no se tapa con un dedo: la crisis económica que vive el pueblo de Venezuela existe, y la mejor manera de gestionarla será partir del hecho de que será imposible resolverla de un sólo golpe, ni en el corto plazo, considerando que las restricciones externas que impone el mercado petrolero no vislumbran resolverse, y no se cuenta y/o no se conoce la capacidad real de una nueva matriz productiva industrial que permita salidas internas de corto plazo.
2.
Ocupar todos los imaginarios sobre la economía
El pueblo ha sido claro, ha resuelto forzar todas las invenciones políticas al campo económico como médula de la producción de vida y es allí donde se pondrán a prueba las capacidades de la revolución: ¿cómo es que el Socialismo Bolivariano va a resolver eficazmente las necesidades básicas de los venezolanos y al hacerlo producir las equidades y justezas que el capitalismo niega, más allá de la redistribución de renta petrolera?
Aún se cuenta con el gobierno y hay que saber usar lo que supone una ventaja: manejo de información oficial sobre la situación económica. Liderar la opinión pública sobre economía nacional con información veraz y constante, es una tarea urgente sobre la que se sostendrá cualquier plan a corto, mediano o largo plazo.
Rebatir tesis sobre las aristas del funcionamiento de la economía nacional o ejes de la guerra económica, con vocerías legítimas, partiendo desde la honestidad y la sensatez como premisas, es signo de rectificación toda vez que ya nos dimos cuenta de que lo que hemos tenido hasta ahora son medias verdades. Recuperar la confianza pasa por tratarnos con respeto.
Esto implica instalar o fortalecer capacidades para producir información económica, creando por ejemplo un Observatorio Nacional de Economía Política de la mano de Universidades aliadas y el Instituto Nacional de Estadísticas.
Canalizar los grandes deseos de debate y reflexión dentro del núcleo duro y esferas blandas del Chavismo, implica un llamado a abrir la caja negra sobre la economía, impulsando debates informados, públicos, sencillos, controversiales y educativos junto al pueblo. Bien valdría la pena producir un “Congreso Económico del pueblo”, mucho más allá del PSUV, que sirviera como dispositivo para comunicar sobre la situación económica y posibles rutas de salida al conflicto económico en curso.
3.
Escarmentar a los “avispaos” como bálsamo para las mayorías
La corrupción se manifiesta de múltiples maneras, desde el peatón que se come la luz, el contratista que ofrece comisión hasta el recaudador que mantiene cuotas bajas para apropiarse de jugosos porcentajes. Aún cuando se pueda decir que para muchos esto se ha convertido en algo normal, la corrupción se sufre, la mayoría sentimos dolor al verla pasar. ¿Qué esperaríamos de un Estado útil? que si nos va a proteger de algo sea de los corruptos, que más allá de indignarnos, bloquean las posibilidades reales de muchos de poder contar con condiciones para vivir justa y dignamente.
La corrupción pública campea como un agravante muy visible de los desequilibrios económicos del país, sobre todo cuando escasean las divisas para suplir las necesidades básicas de las mayorías. Reconquistar la confianza popular en el gobierno, exige castigar visiblemente no sólo a personas sino a grupos mafiosos que por ejemplo caotizan las importaciones.
Avispao también es aquel que se hace la vista gorda frente a los aún altos nivel de elusión y evasión fiscal, y aquellos que están gozando con las alzas del dólar paralelo: y es que cuando cambias todo tu dinero a dólares no quieres sino que suba. Entonces, escarmentar a los avispaos de la hacienda pública, como casi el único sendero expedito para palear la restricción externa, pasa por repotenciar al SENIAT a través de un Plan de lucha contra el fraude fiscal e incremento de las metas de recaudación, revisando los altos nivel de elusión y evasión fiscal (cerca del 70%), así como la supervisión interna de la corrupción por la vía de cobros de comisión a lo interno. Igualmente, implica ejercer una política de panoptismo extremo hacia aquellos que gestionan la asignación de divisas en el país.
4.
Gobernar al mercado como Revolución
Gobernar al mercado no sólo como Estado sino fundamentalmente como revolución, implica dejar de tensar la cuerda por su parte más blanda. Abandonar el discurso contra el bachaqueo, en tanto eslabón más débil de la cadena de sabotaje a la distribución, obliga a abrir un diálogo urgente con los trabajadores de la economía informal o popular (buhoneros) para construir sujetos aliados para la regulación social, por la vía política, del bachaqueo desmedido.
Controlar la esquizofrenia de precios por la vía del quiebre simbólico de los mecanismos de facto de imposición de precios vía dólar paralelo, supone no sólo estructurar respuestas punitivas post-ilícito cambiario, sino sobre todo golpear la legitimidad de las fórmulas pre-fabricadas de cálculo del dólar paralelo retomando el contrataque en Cúcuta.
5.
Re-construir identidades para producir confianza
En términos simbólicos, la derecha sólo logró su cometido porque posicionó la idea de que el Estado es un estamento inútil para resolver los problemas de la gente (primer paso para la reinstalación del sentido común neoliberal), es así que se tiene como desafío recomponer la fuerza de los arquetipos del poder del Estado, situándose como un instrumento útil para los ciudadanos: las figuras clave del poder estatal deben reubicarse en el tablero de las jugadas efectivas.
Comenzaríamos mimetizando la imagen del presidente con la resolución directa de la situación económica. Es fundamental que el presidente, como jefe de Estado y líder de la Revolución, por la vía de los hechos ofrezca certezas sobre la garantía de alimentos para el mes de enero 2016, derrotando todas las tesis catastróficas sobre el desabastecimiento. Esto exige a un presidente protagonizando acontecimientos de agilización de colas, sacando o recibiendo cosechas, empaquetando productos o custodiando la llegada de productos a los puertos (vigilando la corrupción aduanera bajo un enfoque panóptico para quienes allí trabajan).
En el mediano plazo, exige producir una nueva identidad de la gestión económica socialista. La revolución económica debe tener una identidad propia, manejar un enfoque y un discurso sobre las maneras concretas de gestionar los intereses económicos de las mayorías, que trascienda los tímidos objetivos de protección del salario y la protección social. En este sentido, deben darse signos de un “reseteo económico”. Entre algunas de las acciones sugeridas a calor de las asambleas populares de los últimos días, destacan:
Re-unificar el sistema económico y colocarlo bajo una sola estructura de mando: economía, hacienda, producción (industrial y comunal) y comercio.
Remover y modificar el gabinete económico, apostando por cuadros con solvencia ética, moral y revolucionaria.
Promover banderas claras de un gobierno económico socialista:
la democratización económica: pluralización de los actores económicos y la desconcentración de la riqueza.
la comunalización de la producción y la distribución: irrigación de cuotas de producción nacional a las comunas y responsabilidades de la distribución en las bases de la economía comunal o barrial.
el gobierno económico junto al pueblo: creación del Consejo Presidencial del Gobierno Popular para la Economía (con actores del Poder Popular, economistas y otros profesionales de cada área)
la transparencia radical en el manejo de los recursos públicos: producir información constante y pública; lanzamiento de plataformas digitales y de consulta pública abierta sobre el manejo del erario nacional; visibilidad total del sistema de compras públicas.
el rescate del bolívar como premisa y signo de soberanía: las condiciones actuales exigen gobernar con mayor eficacia sobre la banca sin su nacionalización absoluta, usando el poder del ejecutivo para decretar incentivos claros para el ahorro en bolívares de la clase media y popular.
6.
Desafiar al opresor
Si el adversario se desquicia, la ruta es correcta: radicalizar la transferencia de poder a las comunas y fortalecer el núcleo duro del Chavismo, implica avanzar hacia el Socialismo transfiriendo más y más poder al pueblo: continuar con la estrategia del Parlamento Comunal Nacional y subirle el perfil aprobando leyes o propuestas surgidas desde este parlamento; fortalecer la constitución y activación de los parlamentos comunales como instancias de esa nueva geometría del poder, blindando el avance de la revolución a través de cartas comunales y otras herramientas; y exigir al Poder Ejecutivo la elaboración y promulgación de reglamentos pendientes, para darle viabilidad a las Leyes hechas en Revolución.
7.
Volver a enamorarnos
El discurso del cambio es un discurso propio de las revoluciones, que no son sino cambios radicales y permanentes de todo lo conocido, para obtener el máximo beneficio común, nichos de creatividad colectiva y reinvenciones constantes. Solo de esta manera lograremos revertir la acelerada ruptura con las nuevas generaciones. Esto exige copar los imaginarios de futuro y ganarse las expectativas ciudadanas, virando el discurso de la defensa de las Misiones por todo lo que ofrece el Socialismo Bolivariano al 2019, y refrescando el discurso a partir de las promesas (más concretas y viables) contenidas en el Plan de la Patria. Es desde allí donde se puede iniciar la re-apropiación del discurso del cambio.

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