Juan Martorano.
En artículos anteriores hemos expresado lo brillante de la política
exterior y la estrategia internacional del Presidente de la República
Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro. A nuestro país, como el mismo
Primer Mandatario Nacional señaló en su alocución al país desde la
Asamblea Nacional el 6 de julio de 2015, pretendieron aplicarle una
estrategia de “tenaza”, por su frontera occidental, por el lado de
Colombia, y en la frontera oriental, por el tema de Guyana.
Nicolás Maduro de manera inteligente, paciente y gradual fue sorteando los escollos que los gobiernos de ambos países, más no sus pueblos pretendieron realizar para facilitar las políticas injerencistas del norte contra la Patria de Bolívar y Chávez. Esto complicaba y recrudecía los ataques, que ya en el frente interno son innumerables y que contribuyeran en la aceleración del desgaste en la base social de apoyo a la Revolución Bolivariana.
Maduro primero abordó el tema de Guyana, fue muy categórico y claro, además de desplegar todo el aprendizaje y la experiencia de seis años y medio de Canciller nada más y nada menos que del Presidente Hugo Chávez. Demostró que en política internacional es todo un experto. Además de apoyarse mucho de expertos como el coronel (r) Pompeyo Torrealba, quien tiene más de treinta años investigando el tema del Esequibo. Maduro siempre apeló a la diplomacia, a que el diferendo con el Esequibo debía resolverse de acuerdo a las disposiciones del Acuerdo de Ginebra, firmado en 1966 por los gobiernos de la entonces República de Venezuela, de Inglaterra y de la entonces Guayana Británica (Hoy República Federativa de Guyana). Pese a todas las bravuconadas y provocaciones del Presidente derechista David Arthur Granger, finalmente éste tuvo que sentarse con nuestro Jefe de Estado en la ONU, acogerse a las disposiciones del Acuerdo de Ginebra, de reactivar las gestiones para la designación del buen oficiante y que volvieran los embajadores a ambos países. Ya eso, por lo menos por un tiempo, solventa el tema con el gobierno guyanés.
Luego vino el tema con Colombia, con nuestra frontera occidental, por el tema del paramilitarismo, del contrabando de extracción y los ataques para debilitar nuestro signo monetario. La gota que rebosó el vaso y que hizo que en principio Maduro decretará un cierre por 72 horas de la frontera con Colombia por los lados de San Antonio del Táchira, fue por la emboscada que sufrieron tres efectivos de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y un civil que resultaron heridos en el barrio Simón Bolívar de San Antonio.
Esta fue la chispa que motivó a que de manera gradual el Presidente Nicolás Maduro cerrará los 2.219 kilómetros de frontera con Colombia, logró sentar al Presidente colombiano con los máximos voceros de la CELAC y UNASUR, mecanismos de integración hechura de Hugo Chávez y que de los siete puntos del acuerdo de Quito, cuatro sean planteamientos realizados por el Presidente Nicolás Maduro, son indicativos de que se están tomando las medidas necesarias.
Sin duda, tal vez estas medidas debieron haberse tomado hace mucho tiempo, pero eso depende también como lo dirían los teóricos marxistas, de las condiciones objetivas y subjetivas y los momentos políticos e históricos.
Sin duda, es muy difícil profundizar un proceso revolucionario cuando se es víctima de un asedio y unos ataques por todos los frentes y por todos los flancos. Pero a cada látigo que nos dé la contrarrevolución, nuestra respuesta debe ser profundizar nuestro proceso revolucionario.
Maduro logró lo que muchos no pensaron. Neutralizar la Operación “Tenaza” contra la Patria de Bolívar y Chávez. Logró en el frente internacional donde nos estaban atacando muy duro y en escalada, ganar tiempo y margen de maniobra, que en política es muy importante.
Ahora, luego de solventado esto, el Presidente Nicolás Maduro tendrá mucho más tiempo para dedicarle al frente interno, que también debemos atender y resolver, y es lo que el pueblo bolivariano y chavista está esperando.
El cierre de la frontera se ha traducido en la merma de las colas para combustibles y la adquisición de alimentos y de algunos rubros para nuestro pueblo, sin embargo, por lo menos en lo que a alimentos se refiere, no ha desaparecido del todo el problema. El tema de las colas, de la guerra económica en cuanto a los alimentos, hay que avocarnos de inmediato a solventarlo.
Hay que estar más pendientes sobre la eficiencia, la eficacia y la efectividad de la gestión de gobierno. Pienso que Maduro, su tren ejecutivo y nosotros debemos hacer un seguimiento más riguroso de las políticas, de las instrucciones y ejecutorias del Gobierno y la Revolución Bolivariana. Pienso que una de las cosas que nos está “matando” es la falta de seguimiento y eso debemos corregirlo de inmediato.
Hay que trascender la cultura del funcionario público y la funcionaria pública para establecer la cultura del servidor público y la servidora pública. Que las personas que de alguna u otra manera ejercemos funciones públicas, entendemos que nos debemos a un pueblo, que podamos sentir empatía, comprensión a las necesidades de cualquier usuario y usuaria que acude a la Administración Pública que busca para plantear una situación y que aspira a que nuestro Gobierno y nuestro Estado le garantice su bienestar y calidad de vida. Y es muy triste cuando ciudadanos y ciudadanas de a pie, deban lidiar con burócratas que se consideran pequeños “reyes” y dueños de su feudo, se ponen arribistas y maltratan a nuestro pueblo, olvidando que los cargos públicos no son eternos.
Hay que fortalecer nuestra política comunicacional, para hablarle con la verdad al pueblo, develar los verdaderos problemas que estamos afrontando producto de la crisis estructural del capital, de la caída de los precios del petróleo y del manejo de los fondos públicos que son de todos nosotros y de todas nosotras. Además de ello, las matrices de la derecha, aderezado con sus operaciones psicológicas basadas en medias verdades, si no las neutralizamos, nos hace muchísimo daño.
Sin duda la partida física de Hugo Chávez dejó un inmenso boquete comunicacional, y era el que en la mayoría de los casos desmontaba esas matrices y operaciones psicológicas. Sin embargo, Chávez también nos mostró y enseño que no solo los licenciados de comunicación social son los encargados de comunicar, de desmentir las matrices de la derecha, sino que todos podemos ser comunicadores y comunicadoras si tenemos la conciencia y la claridad política para ello.
Estas son algunas ideas y prioridades que pienso que debe enfocar el Presidente Nicolás Maduro, luego de sorteados los ataques en el frente internacional. Si bien no debemos hacer las cosas única y exclusivamente por ser año electoral, pero no es menos cierto que dentro de sesenta y siete (67) días iremos a unos comicios en donde nuestra gestión como Estado y como Gobierno será sometida a evaluación, así que debemos aprovechar el tiempo. José Martí lo expresó: “La mejor forma de decir es hacer”.
¡Bolívar y Chávez viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
Nicolás Maduro de manera inteligente, paciente y gradual fue sorteando los escollos que los gobiernos de ambos países, más no sus pueblos pretendieron realizar para facilitar las políticas injerencistas del norte contra la Patria de Bolívar y Chávez. Esto complicaba y recrudecía los ataques, que ya en el frente interno son innumerables y que contribuyeran en la aceleración del desgaste en la base social de apoyo a la Revolución Bolivariana.
Maduro primero abordó el tema de Guyana, fue muy categórico y claro, además de desplegar todo el aprendizaje y la experiencia de seis años y medio de Canciller nada más y nada menos que del Presidente Hugo Chávez. Demostró que en política internacional es todo un experto. Además de apoyarse mucho de expertos como el coronel (r) Pompeyo Torrealba, quien tiene más de treinta años investigando el tema del Esequibo. Maduro siempre apeló a la diplomacia, a que el diferendo con el Esequibo debía resolverse de acuerdo a las disposiciones del Acuerdo de Ginebra, firmado en 1966 por los gobiernos de la entonces República de Venezuela, de Inglaterra y de la entonces Guayana Británica (Hoy República Federativa de Guyana). Pese a todas las bravuconadas y provocaciones del Presidente derechista David Arthur Granger, finalmente éste tuvo que sentarse con nuestro Jefe de Estado en la ONU, acogerse a las disposiciones del Acuerdo de Ginebra, de reactivar las gestiones para la designación del buen oficiante y que volvieran los embajadores a ambos países. Ya eso, por lo menos por un tiempo, solventa el tema con el gobierno guyanés.
Luego vino el tema con Colombia, con nuestra frontera occidental, por el tema del paramilitarismo, del contrabando de extracción y los ataques para debilitar nuestro signo monetario. La gota que rebosó el vaso y que hizo que en principio Maduro decretará un cierre por 72 horas de la frontera con Colombia por los lados de San Antonio del Táchira, fue por la emboscada que sufrieron tres efectivos de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y un civil que resultaron heridos en el barrio Simón Bolívar de San Antonio.
Esta fue la chispa que motivó a que de manera gradual el Presidente Nicolás Maduro cerrará los 2.219 kilómetros de frontera con Colombia, logró sentar al Presidente colombiano con los máximos voceros de la CELAC y UNASUR, mecanismos de integración hechura de Hugo Chávez y que de los siete puntos del acuerdo de Quito, cuatro sean planteamientos realizados por el Presidente Nicolás Maduro, son indicativos de que se están tomando las medidas necesarias.
Sin duda, tal vez estas medidas debieron haberse tomado hace mucho tiempo, pero eso depende también como lo dirían los teóricos marxistas, de las condiciones objetivas y subjetivas y los momentos políticos e históricos.
Sin duda, es muy difícil profundizar un proceso revolucionario cuando se es víctima de un asedio y unos ataques por todos los frentes y por todos los flancos. Pero a cada látigo que nos dé la contrarrevolución, nuestra respuesta debe ser profundizar nuestro proceso revolucionario.
Maduro logró lo que muchos no pensaron. Neutralizar la Operación “Tenaza” contra la Patria de Bolívar y Chávez. Logró en el frente internacional donde nos estaban atacando muy duro y en escalada, ganar tiempo y margen de maniobra, que en política es muy importante.
Ahora, luego de solventado esto, el Presidente Nicolás Maduro tendrá mucho más tiempo para dedicarle al frente interno, que también debemos atender y resolver, y es lo que el pueblo bolivariano y chavista está esperando.
El cierre de la frontera se ha traducido en la merma de las colas para combustibles y la adquisición de alimentos y de algunos rubros para nuestro pueblo, sin embargo, por lo menos en lo que a alimentos se refiere, no ha desaparecido del todo el problema. El tema de las colas, de la guerra económica en cuanto a los alimentos, hay que avocarnos de inmediato a solventarlo.
Hay que estar más pendientes sobre la eficiencia, la eficacia y la efectividad de la gestión de gobierno. Pienso que Maduro, su tren ejecutivo y nosotros debemos hacer un seguimiento más riguroso de las políticas, de las instrucciones y ejecutorias del Gobierno y la Revolución Bolivariana. Pienso que una de las cosas que nos está “matando” es la falta de seguimiento y eso debemos corregirlo de inmediato.
Hay que trascender la cultura del funcionario público y la funcionaria pública para establecer la cultura del servidor público y la servidora pública. Que las personas que de alguna u otra manera ejercemos funciones públicas, entendemos que nos debemos a un pueblo, que podamos sentir empatía, comprensión a las necesidades de cualquier usuario y usuaria que acude a la Administración Pública que busca para plantear una situación y que aspira a que nuestro Gobierno y nuestro Estado le garantice su bienestar y calidad de vida. Y es muy triste cuando ciudadanos y ciudadanas de a pie, deban lidiar con burócratas que se consideran pequeños “reyes” y dueños de su feudo, se ponen arribistas y maltratan a nuestro pueblo, olvidando que los cargos públicos no son eternos.
Hay que fortalecer nuestra política comunicacional, para hablarle con la verdad al pueblo, develar los verdaderos problemas que estamos afrontando producto de la crisis estructural del capital, de la caída de los precios del petróleo y del manejo de los fondos públicos que son de todos nosotros y de todas nosotras. Además de ello, las matrices de la derecha, aderezado con sus operaciones psicológicas basadas en medias verdades, si no las neutralizamos, nos hace muchísimo daño.
Sin duda la partida física de Hugo Chávez dejó un inmenso boquete comunicacional, y era el que en la mayoría de los casos desmontaba esas matrices y operaciones psicológicas. Sin embargo, Chávez también nos mostró y enseño que no solo los licenciados de comunicación social son los encargados de comunicar, de desmentir las matrices de la derecha, sino que todos podemos ser comunicadores y comunicadoras si tenemos la conciencia y la claridad política para ello.
Estas son algunas ideas y prioridades que pienso que debe enfocar el Presidente Nicolás Maduro, luego de sorteados los ataques en el frente internacional. Si bien no debemos hacer las cosas única y exclusivamente por ser año electoral, pero no es menos cierto que dentro de sesenta y siete (67) días iremos a unos comicios en donde nuestra gestión como Estado y como Gobierno será sometida a evaluación, así que debemos aprovechar el tiempo. José Martí lo expresó: “La mejor forma de decir es hacer”.
¡Bolívar y Chávez viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
Abogado, Activista por los Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiter@s Socialistas (RENTSOC).
jmartoranoster@gmail.com @juanmartorano
jmartoranoster@gmail.com @juanmartorano
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