Carola Chávez
Uno se equivoca millones de veces a lo largo de la vida. Tantas veces metemos la pata, tantas veces se nos enredan la lengua, las teclas, los pies. Es lo humano, lo normal y así deberíamos asumirlo, pero no, porque si el Presidente Maduro dijo “los panes y los penes” ¡Ajá! Qué bruto, no sabe que fueron peces lo que Jesús multiplicó, sino que cree que Jesús lo que tenía montado ese día era una milagrosa orgía. ¡Maburro!
Y es que una cosa es un enredo de palabras, un lapsus, un traspié – que nos pueden hasta dar mucha risa y son perfectos para el chalequeo-, y otra es la brutalidad, que no es lo mismo que ignorancia, debo decir… Y otra cosa peor, que me reservo para el final.
Ignorancia es no saber algo y eso se resuelve. La brutalidad, es muchas veces producto de la mezcla de la ignorancia con otros elementos; el más letal de ellos, la arrogancia, esa que te convence de que lo sabes todo, porque yo estudié y tal; y si no lo sabes, como los demás son gafos, lo inventas y ¡zuas!.
Lo vimos hace unos días en una entrevista televisada en la repuesta de Delsa Solórzano, candidata antichavista a la Asamblea Nacional, a la pregunta de un espectador, tal vez ignorante, tal vez despistado, o simplemente un jodedor que sabía que Delsa iba a patinar… y patinó hasta caer de bocota: “¿Qué hay que hacer, ecológicamente, con el barril de petróleo después de usar el contenido?”
Delsa, que podía haber explicado que el barril de petróleo es simplemente una medida o, si lo ignoraba, podía haber dado una vuelta y admitir que no sabía mucho -o nada- del asunto y que buscaría informarse para ver. Delsa que pudo quedar más o manos bien, con su arrogancia, se lanzó a responder con una seguridad inquietantemente vergonzosa:
“Eso es un tema… bueno, podemos hablar mucho rato de él porque además en el Parlatino nosotros tenemos, a través de la Comisión del Medio Ambiente, a la cual pertenecí el año pasado y donde hoy está el diputado Timoteo Zambrano representándonos, ellos han hecho una cantidad de estudios sobre cómo desechar luego los barriles de petróleo, porque el tema internacional aplica, o sea, no es solamente el petróleo que llega a Venezuela, qué haces tú con ese barril, sino qué haces tú con el barril de petróleo una vez que lo llevas a otra nación y ahí hay toda una legislación sobre el tema. Si quieres revisar el trabajo que se ha hecho sobre esto, la página web del Parlamento Latinoamericano, en el link correspondiente a la Comisión de Asuntos Ambientales, pueden encontrar información bien interesante.”
Bien interesante: Hasta manda a la gente, porque ella está convencida de que todos son imbéciles menos ella, a la página web de una institución a buscar un “link” que no existe, como no existe la cantidad de estudios que ha hecho esa Comisión de Ambiente con Timoteo Zambrano, ni existe una toda una legislación internacional para regular un problema que tampoco no existe.
Entonces la brutalidad pasa a un segundo plano que no da sino para la risa, pero después de las lagrimitas que deja la carcajada, viene la indignación y el rechazo que produce la mentira. Un lapsus, se corrige, la ignorancia se resuelve, la brutalidad a lo mejor hasta se puede disimular con la boca cerrada, pero la mentira… ¿cómo justificas la mentira?
Delsa mintió con soltura, hasta dijo que podía hablar mucho rato sobre el tema y lo habría hecho, pero la interrumpieron con otra pregunta. Delsa mentía a gusto, con tal desfachatez que no dejó dudas de que ella es una mentirosa profesional. Delsa miente, ya lo he dicho, porque cree que los demás son pendejos. Y claro, habrá pendejos que la justifiquen y la apoyen decente y pensantemente. Por ellos y para ellos, Delsa seguirá mintiendo.
Pero los brutos somos los chavistas…
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