sábado, 6 de junio de 2015

Diosdado Cabello, mi señor de los cielos

 


Los sueños, el placer, la esperanza, los ideales, las emociones, los recuerdos, la sensibilidad, constituyen elementos que sin lugar a dudas aportan al bienestar del ser humano, a la suprema felicidad.
A esos elementos la industria del entretenimiento le ha echado mano
desde hace tiempo, sujetándolos a propósito mercantilista,
implantando también modos y formas del pensamiento liberal accesible a
la gente desde su cotidianidad.

Si revisamos a vuelo de pájaro las actividades de los seres humanos
durante toda nuestra historia, encontramos que siempre hemos tenido
presenta la política, desde donde se fue construyendo el poder y
nuestra relaciones con l@s otr@s.

Si vamos un poco más allá, y nos preguntamos, en que medida, esas
actividades han estado impregnadas de contenidos ideológicos y
políticos, podríamos respondernos que en algunos casos si, mientras
que en otros casos, no necesariamente.

Al apreciar una producción audiovisual, podríamos discernir, si su
contenido es explícitamente ideológico y político o sino lo es.

Nuestras acciones, están marcadas por lo político, escribir un poema
es un hecho político. La política se ha hecho presente en nuestra
cotidianidad, y ya no es asunto de una élite como antes de la llegada
de la Revolución Bolivariana.

En este sentido, la poderosa industria del entretenimiento, que se
adapta y transforma, según los intereses del capital, ha creado el
personaje llamado Diosdado Carreño", en la serie: El señor de los
cielos, presentándolo como un peligroso narcotraficante.

Nosotr@s y nosotr@s, que no somos inocentes, al menos no después de
haber pasado por el entrenamiento de nuestro Chávez, podemos oler,
analizar, que ese personaje, no es más que una estrategia mediática,
para destruir moralmente Diosdado Cabello, atacar una vez más a
nuestro país por lo que él representa,al ser el presidente de la
Asamblea Nacional y destruir al Chávez Simbólico presente a través de
él.

Entonces, tenemos entre nuestra manos la tarea de ahondar en la
reflexión profunda, con acciones que no sean solo sutilmente
políticas, sino que tengan contenidos políticos, con el fin de superar
estas trampas del capital y sus intereses mezquinos.



Kelly J. Pottella G.

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