08/11/11.-La expansión de la guerra no declarada con aviones no tripulados de la CIA en las zonas tribales de Pakistán ha supuesto una gran flexibilidad sobre la decisión de quién puede ser o no condenado a muerte, particularmente desde que el estándar de asesinato selectivo incluyó no solo a los principales líderes de al-Qaeda, sino a muchos de sus aliados.
Eso ha llevado a la CIA demasiado lejos, sobre todo porque el número de blancos probables ha crecido tras el nuevo estándar, de acuerdo con una investigación publicada por The Wall Street Journal: “Se dispara a combatientes vinculados a grupos terroristas, pero sus identidades no siempre se conocen”.
En otras palabras, la CIA ahora está matando a la gente sin saber quiénes son, y basta para ello la sospecha de asociación con grupos terroristas. La agencia no define claramente qué significa en las normas “sospecha” y “asociación”.
Los ataques dirigidos contra estas personas que usualmente son “grupos” de personas, son denominados burocráticamente “signature strikes” (firmado como negativo). “La mayor parte de ataques con drones de la CIA son ejecuciones del tipo ’signature’”, asegura el informe de investigación firmado por Adam Entous, Siobhan Gorman y Julian E. Barnes.
Y el volumen de muertes es realmente grande. El Journal informa que el crecimiento de grupos de personas asesinadas por la CIA ha obligado a la agencia a informar a sus homólogos de Pakistán la ejecución de estos ataques en masa. Según un acuerdo, cuando la Agencia espera matar a 20 o más personas a la vez, entonces tiene que dar el aviso paquistaníes.
La determinación de quién es un objetivo no parte siempre de la recopilación de inteligencia. Las cámaras de la flota de Predators y Reapers de la CIA funcionan bien. De modo que el análisis de inteligencia se basa la mayoría de las veces en la interpretación de las imágenes recogidas de los aviones no tripulados y luego, se valora con los espías y los analistas quién es un terrorista y quién, por ejemplo, solo está en la lavandería de los terroristas. Pero en una guerra suele ser muy difícil distinguir entre los dos.
Por lo tanto, al final acaba siendo una cuestión de política decidir si es aceptable para la CIA matar a alguien sin realmente saber si el blanco es el tipo que pone la bomba o el de la lavandería.
El Journal informa que la disposición de la CIA para atacar sin conocimiento le está causando problemas al Departamento de Estado y a los militares.
La gran cantidad de ataques con drones en las áreas tribales paquistaníes contribuye a la intransigencia de Pakistán, en otro tema de gran importancia para los EE.UU.: convencer a Pakistán para entregar a los grupos insurgentes que patrocinan las conversaciones de paz para poner fin a la guerra en Afganistán.
Se teme que el aumento de liderazgo anti-estadounidense en Pakistán catalice en una ola de indignación por la ación de los drones. El Journal informa que a principios de este año, el Departamento de Estado advirtió sobre esto, pero siguió dando luz verde a la CIA. Lo mismo hicieron los militares, que temen que Pakistán corte las rutas de paso a Afganistán que se ejecutan a través de su territorio.
La CIA, en definitiva, es quien tiene el control. No sólo ha reforzado sus patrullas de aviones no tripulados a 14 “órbitas”, cada una compuesta de tres Predators o Reapers, sino que trasladó muchos de sus aviones a las bases de Pakistán y Afganistán. Tienen el control unilateral, pero han intentado dar a los paquistaníes mayor participación en las operaciones de aviones no tripulados, desde la siguiente perspectiva: “No es que ellos tomen las llaves del coche de la CIA”, dijo a la revista un alto funcionario no identificado. “Es que hay más gente en el coche.”
Y la pregunta básica de “¿Quién elige el objetivo?”, lleva como respuesta de facto, para decirlo sin rodeos, lo siguiente: Solo la CIA decide sin encomendarse a nadie.
Clive Stafford Smith, abogado especializado en derechos humanos, apunta un ejemplo de quiénes son los que al final mueren: un joven llamado Tariq fue asesinado en un ataque con aviones no tripulados. A su lado también murió su primo de 12 años de edad, Waheed Khan. Tariq llevaba al niño a la casa de su tía. “Tariq era un buen chico, y valiente“, escribe Stafford Smith.
La CIA - ahora respaldada por los militares y el Departamento de Estado - tiene las manos libres para hacer su guerra secreta con aviones no tripulados en Pakistán, en teoría para reprimir al-Qaida y a sus aliados, degradando la amenaza que suponen. Sin embargo, también matan a muchos Tariqs y Waheeds. Y como la guerra se está haciendo desde un avión no tripulado incluido en un programa clasificado de la CIA, la Agencia no da cuenta de sus actos a nadie, y menos aún a la opinión pública de EEUU o de Pakistán.
*Traducido por Cubadebate
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