Washington, noviembre 4 - Convirtiéndolos en uno de sus recursos prioritarios para sus guerras imperiales Estados Unidos amplió a 7.000 su flota de drones (aviones no tripulados) en África, y abrió una nueva base para ellos en un aeropuerto en el sur de Etiopía.
Junto con otras dos bases norteamericanas que albergan drones -la de Camp Lemonier, en Yibuti, y la de las islas Seychelles, en el océano Índico-, esas aeronaves controladas de forma remota son el principal recurso del Pentágono y la CIA para atacar a Al Shabab en el Cuerno de África.
Los drones que sobrevuelan Somalia parten actualmente de una base situada en un aeropuerto civil en Arba Minch, una ciudad de 72.000 habitantes al sur de Etiopía. Son del modelo MQ-9 Reaper (autonomía de 1.800 kilómetros, velocidad máxima de 370 kilómetros por hora, coste aproximado de 38 millones de euros) y pueden cargar misiles Hellfire, pero de momento solo se emplean en misiones de reconocimiento y espionaje. Esos drones son altamente eficientes en la grabación de imágenes e interceptación de comunicaciones.
Según la Fundación New America, los ataques con drones han provocado, solo en Pakistán y en lo que va de año, entre 350 y 500 víctimas civiles. Públicamente, el Gobierno de EE UU no admite su uso en ataques con misiles.
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