Del Valle Aguirre
La oposición golpista, respaldada por los empresarios también golpistas, ha venido usando la estrategia de desaparecer los alimentos para crear malestar en la población, dar la sensación de que lo de la seguridad alimentaria del gobierno es puro cuento y la política agroalimentaria, un desastre. Se busca de manera planificada y con objetivos bien claros hacer que los sectores populares vayan perdiendo confianza en el proceso revolucionario y en sus dirigentes, y así crear las condiciones necesarias, no para ir a unas elecciones y hacerse con algunas gobernaciones y alcaldías, no, para dar un golpe y así acabar de raíz con el sueño de un pueblo de consolidar una revolución que les garantice igualdad y justicia. Estos golpistas no han recibido una respuesta contundente ni por parte del gobierno, ni de los venezolanos que creemos y defendemos al proceso revolucionario. El Indecu parece limitar su actuación a una dadera de teléfonos que luego nadie responde; a solicitar ayuda de otros organismos sin haber cumplido con la elemental obligación de enfrentar las roscas, sancionar a los especuladores, educar a los consumidores y aplicar la ley como corresponde. Pero lo mas patético es la respuesta de funcionarios del gobierno: “lo que pasa es que a aumentado el consumo...; el problema de la leche es mundial”. Mundial va a resultar si esos facistoides vuelven a concretar un golpe de estado por falta de una clara política de los entes del estado para articular con el pueblo estrategias que permitan enfrentar de manera exitosa el ataque de esos apatridas. Antes del referéndum era cotidiana la escena de: mira, llegó leche a x lugar, y para allá volaba todo el mundo, los que la necesitaban y los que trabajados por los medios no querían perder la oportunidad de tener y ver por última vez una lata de leche en su casa antes de que llegara “el comunismo decretado en una reforma constitucional”. Supongo que como parte de la estrategia, los distribuidores de alimentos en las zonas clase media esperan que se forme la gran cola para lograr que los disociados y paranoicos antichavistas, que se creen todo lo que les dice globovisión, intercambien opiniones, comenten lo cerca que se esta de un comunismo al estilo cubano, del destino incierto que les espera si sigue Chávez en el poder, de lo oprobioso de hacer una cola para comprar un pote de leche o un kilo de azúcar. Es el diseño y puesta en práctica de una campaña malsana, anticomunista que repiten sin ningún tipo de análisis estos disociados. Su objetivo es atemorizar con lo de un supuesto comunismo que sumiría en la miseria a la población. Ignorantes. Quienes así se expresan desconocen que en un sistema comunista no se priva de alimentos a ningún sector de la población y menos por razones políticas. Al contrario, constituye una prioridad elevar el nivel de vida garantizándosele a todos alimentación segura y de calidad.Muy distinta a la motivación de los capitalistas golpistas, quienes por razones económico- políticas, y sin el menor remordimiento, acaparan y esconden los productos de primera necesidad buscando crear la sensación de que se avecina una catástrofe, que no existe ninguna garantía de volver a conseguir los alimentos cuando se necesiten para así provocar una especie de locura colectiva, de malestar que conlleve a un estallido social..Bueno, eso es el capitalismo y esos sus personajes, capaces de la criminal acción de quitar de la mesa de ancianos y niños la leche para arrojarla a los ríos, hacer queso, dulce, y luego, con sus caras muy lavadas, mandar en navidad a sus flamantes dirigentes estudiantiles a repartir plásticos (juguetes) como un gesto de solidaridad con los niños pobres. Mayor desfachatez imposible. Solo con un pueblo unido, organizado y consciente, con una dirigencia e instituciones señalando el camino, informando y educando al consumidor se puede enfrentar exitosamente este ataque de la derecha venezolana.
delvalle_a@hotmail.com
La oposición golpista, respaldada por los empresarios también golpistas, ha venido usando la estrategia de desaparecer los alimentos para crear malestar en la población, dar la sensación de que lo de la seguridad alimentaria del gobierno es puro cuento y la política agroalimentaria, un desastre. Se busca de manera planificada y con objetivos bien claros hacer que los sectores populares vayan perdiendo confianza en el proceso revolucionario y en sus dirigentes, y así crear las condiciones necesarias, no para ir a unas elecciones y hacerse con algunas gobernaciones y alcaldías, no, para dar un golpe y así acabar de raíz con el sueño de un pueblo de consolidar una revolución que les garantice igualdad y justicia. Estos golpistas no han recibido una respuesta contundente ni por parte del gobierno, ni de los venezolanos que creemos y defendemos al proceso revolucionario. El Indecu parece limitar su actuación a una dadera de teléfonos que luego nadie responde; a solicitar ayuda de otros organismos sin haber cumplido con la elemental obligación de enfrentar las roscas, sancionar a los especuladores, educar a los consumidores y aplicar la ley como corresponde. Pero lo mas patético es la respuesta de funcionarios del gobierno: “lo que pasa es que a aumentado el consumo...; el problema de la leche es mundial”. Mundial va a resultar si esos facistoides vuelven a concretar un golpe de estado por falta de una clara política de los entes del estado para articular con el pueblo estrategias que permitan enfrentar de manera exitosa el ataque de esos apatridas. Antes del referéndum era cotidiana la escena de: mira, llegó leche a x lugar, y para allá volaba todo el mundo, los que la necesitaban y los que trabajados por los medios no querían perder la oportunidad de tener y ver por última vez una lata de leche en su casa antes de que llegara “el comunismo decretado en una reforma constitucional”. Supongo que como parte de la estrategia, los distribuidores de alimentos en las zonas clase media esperan que se forme la gran cola para lograr que los disociados y paranoicos antichavistas, que se creen todo lo que les dice globovisión, intercambien opiniones, comenten lo cerca que se esta de un comunismo al estilo cubano, del destino incierto que les espera si sigue Chávez en el poder, de lo oprobioso de hacer una cola para comprar un pote de leche o un kilo de azúcar. Es el diseño y puesta en práctica de una campaña malsana, anticomunista que repiten sin ningún tipo de análisis estos disociados. Su objetivo es atemorizar con lo de un supuesto comunismo que sumiría en la miseria a la población. Ignorantes. Quienes así se expresan desconocen que en un sistema comunista no se priva de alimentos a ningún sector de la población y menos por razones políticas. Al contrario, constituye una prioridad elevar el nivel de vida garantizándosele a todos alimentación segura y de calidad.Muy distinta a la motivación de los capitalistas golpistas, quienes por razones económico- políticas, y sin el menor remordimiento, acaparan y esconden los productos de primera necesidad buscando crear la sensación de que se avecina una catástrofe, que no existe ninguna garantía de volver a conseguir los alimentos cuando se necesiten para así provocar una especie de locura colectiva, de malestar que conlleve a un estallido social..Bueno, eso es el capitalismo y esos sus personajes, capaces de la criminal acción de quitar de la mesa de ancianos y niños la leche para arrojarla a los ríos, hacer queso, dulce, y luego, con sus caras muy lavadas, mandar en navidad a sus flamantes dirigentes estudiantiles a repartir plásticos (juguetes) como un gesto de solidaridad con los niños pobres. Mayor desfachatez imposible. Solo con un pueblo unido, organizado y consciente, con una dirigencia e instituciones señalando el camino, informando y educando al consumidor se puede enfrentar exitosamente este ataque de la derecha venezolana.
delvalle_a@hotmail.com
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