viernes, 29 de febrero de 2008

Operación Camino a la Paz abre paso a esperanza del pueblo colombiano

Hernán Mena Cifuentes

El sueño del pueblo colombiano de poner fin a la guerra generada por la ambición del imperio estadounidense y sus cómplices neogranadinos, los gobernantes y la oligarquía que han asesinado a millones de sus hijos, saqueado sus recursos y propiciado flagelos como el hambre, la pobreza, el narcotráfico y la pérdida de su soberanía; cobró fuerza este miércoles al abrirse paso por el Camino a la Paz, una operación humanitaria que llevó a la liberación de cuatro rehenes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc). Mediante ese operativo, la vida, el amor y la paz triunfaron una vez más sobre la muerte, el odio y la guerra en un remoto punto de la selva colombiana al ser puestos en libertad cuatro ex congresistas colombianos, gracias a un nuevo gesto unilateral cumplido por las Farc como desagravio al presidente venezolano, Hugo Chávez Frías, por el acto de 'barbarie diplomática' cometido contra él por el presidente colombiano, Álvaro Uribe Vélez, al cancelar la mediación que venía realizando en pro de un canje humanitario. Los liberados fueron una mujer y tres hombres, Gloria Polanco, Luis Eladio Pérez, Orlando Beltrán y Jorge Géchem, entregados sanos y salvos por un pelotón del grupo insurgente a una comisión integrada por el coordinador del operativo y ministro del Poder Popular para las Relaciones Interiores y Justicia de Venezuela, Ramón Rodríguez Chacín, a la senadora colombiana Piedad Córdoba y a representantes de la Cruz Roja Internacional. En el operativo, el cual siguió la misma agenda de la entrega del pasado 10 de enero, cuando fueron liberadas Clara Rojas y Consuelo González de Perdomo; participaron helicópteros venezolanos MI-17, de fabricación rusa, con la insignia de la Cruz Roja Internacional. Estas aeronaves llegaron al punto donde los esperaba el comando de las Farc con los cuatro cautivos, quienes después volaron rumbo a territorio venezolano para reencontrarse con sus familiares que los esperaban en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía, estado Vargas. El operativo Camino a la Paz fue toda una odisea vivida durante días por los ex parlamentarios y sus custodios, quienes recorrieron la intrincada selva del Guaviare y sus peligros naturales acosados por las tropas del Ejército colombiano que los bombardeó con apoyo logístico de militares yanquis del Plan Colombia. Los efectivos militares operan desde las bases que Estados Unidos (EEUU) tiene en territorio neogranadino, además realizaron vuelos de reconocimiento aéreo y espionaje satelital, con los cuales rastrearon las huellas que iban dejando la guerrilla y sus cautivos para tratar de asesinarlos. El escabroso recorrido hecho por el grupo fue una copia del complejo operativo lleno de riesgos que culminó a principios del pasado mes de enero con la entrega de Rojas y González, quienes igualmente estuvieron a punto de ser asesinadas por las tropas gubernamentales que los perseguían por la zona por donde se desplazaban, a pesar de que Álvaro Uribe Vélez y su ministro de la Defensa, Juan Manuel Santos, aseguraban falazmente que todas las operaciones militares habían sido suspendidas en la zona fijada para la liberación de los ex congresistas. Esta vez fueron 18 mil los militares colombianos que, de acuerdo con la denuncia hecha por el ministro Rodríguez Chacín, mantuvieron un constante asedio y acoso sobre la columna de las Farc y los cuatro ex congresistas en Camino a la Paz y a su libertad. 'Yo desmiento públicamente al ministro de la Defensa colombiano, quien aseguró que (las tropas) no están en la búsqueda de los rehenes, cuando contrariamente es lo que están haciendo', acusó. El mismo señalamiento hizo la agencia de noticias Anncol, con sede en Suecia y cercana a las Farc, que a pocos días de la entrega advirtió sobre el peligro que representaba la amenaza del gobierno colombiano de un rescate a sangre y fuego, 'grave situación para los prisioneros de guerra, ya que no le importa para nada la situación de los prisioneros ni la presión internacional'. 'Ni canje ni intercambio ha aceptado concretar el presidente Uribe', señaló la información de Anncol, la cual también refirió: 'Ahora se le suma que tampoco facilita una entrega unilateral y la vida de estas personas en cautiverio que reposa en las manos del régimen uribista'. Más adelante, precisa la nota: 'O si no, preguntemos a las viudas de los 11 diputados muertos por mercenarios', en alusión a la muerte de los parlamentarios el 18 de junio del año pasado 'en fuego cruzado durante un enfrentamiento entre las Farc y un grupo de comandos mercenarios' (al servicio de Uribe Vélez) que intentaban su rescate, como lo informara uno de los máximos dirigentes de esa organización guerrillera. Y es que las Farc en su lucha no sólo enfrentan al Ejército colombiano, sino también a tropas 'elites' yanquis del Plan Colombia, a los grupos paramilitares y a batallones de mercenarios, como los que intervinieron en el frustrado rescate de los diputados, los llamados 'Perros de la Guerra', asesinos a sueldo de distintas nacionalidades contratados por el gobierno uribista para realizar el 'trabajo sucio' del rescate, la tortura y otras actividades como las que igualmente realizan para EEUU en Irak y Afganistán. De allí, la angustia de todos los familiares de cautivos en manos de las Farc, quienes se oponen a cualquier intento de rescate por la vía militar, preocupación que habían expresado con mayor énfasis madres, esposas, hijos y demás familiares de los cuatro ex congresistas liberados este miércoles, quienes reiteradamente venían señalando que 'un rescate a sangre y fuego sería un rescate de cadáveres'. Sin embargo, afortunadamente no ocurrió lo más temido, y el histórico y humanitario operativo culminó en medio de abrazos, besos y lágrimas derramadas por la dama liberada; y genuinas expresiones de gratitud de los tres hombres, en un dramático y conmovedor acto de encuentro y despedida entre los liberados, los miembros de la comisión que los recibió y los guerrilleros que los condujeron al punto de recepción en la selva del Guaviare. Ahora y, una vez concretada esa nueva liberación al cumplirse 48 días de la entrega de Consuelo González y Clara Rojas, el presidente Uribe y su gobierno enfrentan una situación de completo desprestigio nacional e internacional, debido a la absurda y terca oposición que mantienen frente al diálogo y el canje, muy distinta a la clara disposición de las Farc de que con ese gesto unilateral se abre una ventana hacia un amplio proceso de negociaciones que llevaría a una eventual liberación de los prisioneros de ambas partes. Fue audaz la apuesta hecha por la guerrilla al ofrecer una segunda entrega de cautivos, facilitada por el decisivo papel de intermediario protagonizado por el Gobierno bolivariano y su líder, Hugo Chávez Frías, partida que ganaron frente al taimado tahúr político que es Uribe Vélez, quien ante ese póquer de ases imbatible que le fuera presentado no tuvo más remedio que rendirse y aceptar de mala gana su derrota, al 'facilitar' el operativo para la liberación, pues sabía que en caso contrario éste se realizaría de manera clandestina. No obstante, la intransigencia sigue dominando el pensamiento de Uribe, quien persiste en su negativa de aceptar la realización del canje humanitario que perseguía Chávez, cuya mediación fue suspendida abruptamente por el mandatario colombiano, lo que no impidió que el Comandante prosiguiera la misión que se ha trazado de contribuir a la paz, como hoy ha quedado demostrado con esta segunda entrega de cautivos que él planificó y ordenó. Los analistas califican la contribución de las Farc, que hizo posible que se abriera el Camino a la Paz, como un triunfo en el tablero del ajedrez geoestratégico de la prolongada guerra que libran contra el gobierno, la oligarquía, el ejército y los paramilitares que desde hace más de medio siglo, como incondicionales siervos de EEUU, asolan al pueblo neogranadino; crimen silenciado por los medios privados que al mismo tiempo también callan y satanizan cuanto esfuerzo esté orientado a impedirlo. Por ello, no es casual que esa prensa difunda y magnifique con gran despliegue las acusaciones que máximos funcionarios y otros voceros del gobierno estadounidense hacen contra el presidente Chávez, designándolo como dictador, colaborador del tráfico de drogas; y otros epítetos y descalificaciones contra las Farc a las que señalan falsamente como 'narcoguerrilla' y 'terroristas', y que ahora silencie casi completamente El Camino a la Paz, relegándolo a reducidos espacios en sus informaciones. Son esos sectores los autores, materiales y/o intelectuales, de crímenes de lesa humanidad, como las masacres, asesinatos selectivos, torturas, persecuciones, encarcelamientos, desplazamientos masivos, violación de la soberanía e ilegítima apropiación de la tierra y sus recursos. También son responsables de lacras sociales como el hambre, la ignorancia, la enfermedad y el narcotráfico, flagelo este último que propicia la pérdida de valores éticos y morales en el seno de la sociedad colombiana. Sucede que son los paramilitares y no las Farc, como falsamente la acusan los gobiernos de EEUU y Colombia, los que comercian la cocaína que se produce en el país neogranadino, el mayor productor mundial de esa droga, que luego es enviada al país del Norte, donde más de 20 millones de drogadictos son los principales clientes de ese negocio lucrativo, cuyas obscenas ganancias sólo son superadas por la industria del petróleo. De allí la connotación histórica que tiene la liberación de los cuatro ex congresistas colombianos como fórmula orientada a superar definitivamente la pesadilla que vive el pueblo colombiano, ya que podría dar paso a decisiones que conduzcan a un amplio canje humanitario de prisioneros de ambas partes y, eventualmente, a la conquista de la ansiada paz que podría generar un cambio de la actual estructura política y social del país socavada desde sus cimientos por las mafias del gobierno y sus cómplices. Y hoy, como elemento indisoluble de ese histórico proceso pacificador, emerge la figura de Hugo Chávez Frías, quien como planificador y ejecutor del Camino a la Paz, escuchó y cumplió con el llamado del Libertador Simón Bolívar, quien dijo: 'Dios concede la victoria a la constancia'; por ello sus esfuerzos y desvelos fueron premiados este miércoles con la liberación de los cuatro ex parlamentarios, gesto unilateral de las Farc hecho en reconocimiento a la misión humanitaria que él cumple sin tregua ni descanso. Porque sólo Chávez, con su voluntad de acero, con el apoyo de Piedad Córdoba, del pueblo colombo-venezolano y de la comunidad internacional que reconocen en él al arquitecto capaz de levantar las bases de esa obra monumental que es la paz de Colombia, tarea en la que han fracasado quienes hasta ahora lo han intentado; se presenta como estrella de primera magnitud en el universo de la utopía que sueña con ese otro mundo posible, donde prevalezcan la vida, el amor y la paz sobre la muerte, el odio y la guerra.

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