Leonel Nodal
En este artículo exclusivo el autor analiza las causas que llevaron al pueblo palestino a esta gran batalla del 7 de octubre. Diluvio de Al-Aqsa, es la demostración plena de la vitalidad de la resistencia Palestina organizada y dispuesta a salir definitivamente de la ocupación sionista
No hay miedo, ni sentimiento de derrota o capitulación. Todo lo contrario. A 75 años de la implantación del “estado sionista”, los palestinos se vuelven a sublevar contra la ilegal ocupación de sus territorios. Se rebelan contra la matanza cotidiana de niños, jóvenes, ancianos.
Todo un pueblo encarcelado se alza en pie de guerra contra el brutal “apartheid” sionista, la limpieza étnica, el exterminio cotidiano. Y no lo dice un fanático extremista, un simpatizante de la violencia. Al contrario, los amantes de la paz llevan decenios reclamando una paz justa y duradera, basada en el derecho internacional y las resoluciones de Naciones Unidas.
Ha sido la entidad sionista y sus patrocinadores, en especial Estados Unidos, quienes burlan la legalidad, los propios acuerdos sellados en Camp David, Oslo o la Casa Blanca. Y se ríen, o miran hacia otro lado, cuando defensores de los derechos humanos presentan la lista de violaciones cometidas contra el pueblo palestino bloqueado en Gaza, sitiado por aire, mar y tierra; o la población de las ocupadas Cisjordania y Jerusalén, cercadas por muros de concreto, reprimida a diario por miles de soldados y colonos sionistas, desde “puestos de control militar” desde donde son baleados, asesinados, encarcelados hasta podrirse en mazmorras sin juicios ni defensa justa, sujetos a reglas del invasor. Y esa vil situación la calificó de “apartheid” el expresidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, en un documentado libro, hace muchos años, avergonzado de lo que vio con sus propios ojos.
Hoy buena parte de analistas -incluso judíos dentro y fuera de "Israel"- comparte esa denuncia y desde hace mucho vienen advirtiendo la inevitable rebelión palestina.
Este Diluvio de Al Aqsa que estalló este 7 de octubre, cuando la soberbia sionista pretendía apretar los cerrojos de la cárcel palestina –por orden policial- para celebrar a sus anchas la pretendida victoria militar en la que ellos llaman Guerra de Yom Kipur, la de 1973, cuando también fueron sorprendidos por los ejércitos egipcio y sirio, y librados del fracaso por el apoyo de Washington y sus aliados occidentales.
El sorprendente Diluvio de Al Aqsa, tal como lo proclamó la Resistencia Palestina desde Gaza, pretende hacer justicia al tantas veces ofendido y profanado sitio sagrado de musulmanes y cristianos, invadido por tropas sionistas y judíos ultra ortodoxos, que hoy ocupan posiciones claves en el gobierno del premier Benjamin Netanyahu.
Jamás podrá Netanyahu y sus secuaces políticos, militares y del tenebroso sistema de espionaje sionista librarse de la humillante derrota sufrida este día. ¡Los sorprendieron durmiendo! Todo el aparato de inteligencia propio y aliado fue incapaz de detectar la señal de la Rebelión de los oprimidos de Gaza.
Tampoco la célebre Cúpula de Hierro el famoso sistema de defensa coheteril antiaéreo israelí fue capaz de detener el “Diluvio...de más de cinco mil cohetes lanzados por la Resistencia Palestina desde Gaza sobre las posiciones militares y asentamientos israelíes, incluidos "Tel Aviv", Rishon LeZion y Bat Yam.
El comandante militar de las Brigadas Ezzedin Al-Qassam de la Resistencia Palestina, Mohammad Al-Deif, alto dirigente de Hamas, llamó a los palestinos de Cisjordania a organizar sus operaciones contra los asentamientos y al pueblo en Jerusalén a moverse y encender el suelo bajo los pies del ente sionista.
También pidió a la gente del interior ocupado en el Néguev, Galilea y el Triángulo a enfrentar en todos lados al régimen.
Netanyahu tampoco podrá sobrevivir a la captura por parte de los combatientes palestinos de más de 40 soldados del ejército ocupante -más de 20 según voceros militares israelíes- que fueron llevados a Gaza.
Igual no saldrá ileso del impacto político de la irrupción -por primera vez en la historia- de combatientes palestinos en los asentamientos de ocupación y en los enclaves sionistas próximos a Gaza, así como la toma del control de dichas zonas.
Las imágenes de autos y edificios incendiados en “Tel Aviv” y otras ciudades israelíes, incluso un tanque de guerra, y las filmaciones de los cientos de palestinos que rompieron las barreras de seguridad en Gaza, son una bofetada inolvidable, histórica, a un gobierno y un régimen que se vanagloria de su superioridad, que profana los lugares sagrados de las víctimas de la ocupación y el genocidio.
El poderoso impacto político de la sublevación palestina en "Israel" lo revela su propia prensa. “Infiltración sorpresa y bombardeos masivos conmocionan a Israel; Al menos 22 muertos y más de 500 heridos”, escribió el diario Haaretz. Por su parte Jerusalem Post escribió “Israel" en guerra: las FDI (el ejército) confirman que Hamas tiene rehenes israelíes. Más de 100 israelíes han muerto y 900 han resultado heridos en el ataque ...con cohetes de Hamas desde Beersheba a Jerusalén, dijo el Ministerio de Salud.”
Los calificativos de “terroristas” que los gobernantes sionistas y estadounidenses aplican a los combatientes palestinos no confunden a los pueblos de las naciones árabes, que hoy celebran y apoyan la más sorprendente Rebelión del pueblo palestino, con la aprobación o no de sus gobiernos.
A esta altura el gobierno de Washington sabe que el alzamiento del pueblo palestino ha asestado un duro golpe a sus planes de extender el reconocimiento de la entidad sionista por otros estados árabes, a expensas de la causa más sagrada de sus pueblos. Una derrota diplomática y política imposible de ocultar.
Para la Resistencia Palestina, que ha convocado a la ayuda y solidaridad de las naciones árabes y sus más diversas entidades, este puede ser el inicio de una victoria decisiva, que restablezca sus derechos.
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