Alba Carosio
En los últimos días, en nuestro país, se han divulgado opiniones y realizado piquetes en contra de la supuesta «ideología de género» que —según opiniones interesadas— se imparte, en las clases de educación sexual de los colegios, a niñas y niños.
Lo primero importante que hay que señalar es que la «ideología de género» —tal y como se la presenta, para confundir, como un conjunto de ideas que promueven la transexualidad y la confusión de la sexualidad— no existe ni ha sido postulada por ninguna teoría feminista u otras propuestas sobre la diversidad sexual. Tampoco está en ningún programa de educación integral de la sexualidad.
Hace más de veinte años, pensadoras feministas plantearon la «teoría sexo-género», que consiste en hacer visible la existencia de estereotipos acerca de mujeres y varones que imponen actividades y maneras de comportarse femeninas y masculinas. Por ejemplo, se enseña que «los niños no lloran»; que las niñas deben ser tranquilas y sumisas; que hay profesiones y ocupaciones para mujeres como limpiar, cocinar, coser, y que hay otras que solo pueden hacer los varones como pilotear aviones, saltar en paracaídas, manejar tanquetas, etc. Se viste a las niñas de rosado y a los varones de celeste cuando son bebés…
La «teoría o perspectiva de género» nos muestra que estas formas rígidas de entender los roles que mujeres y hombres cumplen en la sociedad no están determinadas por su sexualidad, sino por las costumbres, que impiden relaciones igualitarias y libres entre los sexos. Ninguna mujer ha dejado de serlo por usar pantalones, como se decía en una época, y ningún hombre ha dejado de serlo por pasar un coleto o lavar una vajilla. Hoy lo sabemos y entendemos porque nos lo ha explicado la teoría de género.
La «ideología de género», por el contrario, es una invención interesada, para generar temor por la supuesta inmoralidad y caos que traería consigo. Se trata de enarbolar fantasmas inexistentes para hacernos retroceder en nuestros derechos como mujeres y en los derechos sexuales. Es una política reaccionaria que defiende un «supuesto orden natural», que va en contra de los feminismos, que ha retrotraído el derecho al aborto (donde existía) y se opone a la educación sexual, mientras hipócritamente acepta la prostitución y otros males sociales, en especial la desigualdad, la pobreza y la muerte.
El invento de la «ideología de género» no es inofensivo. Genera confusión y ataca los derechos de las minorías. Es autoritario, porque reconocer derechos a las minorías no significa quitar derechos a las mayorías. Pero muchas personas piensan que así es, por lo que tienen miedo. Y en ese miedo van los retrocesos.
Investigadora del Centro de Estudios para la Mujer
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