19/08/2023.- Cuando se lee o se escucha la frase: “El periódico tiene las horas contadas”, uno no termina de ver cuándo este ícono del mundo mediático realmente llegará a su fin. Por años, nos han dicho que ese artilugio ya es prehistoria por distintas razones: desde el avance de la tecnología hasta la falta de recursos para seguir imprimiendo. Aunque esta agonía se ha prolongado, no estamos hablando de la desaparición de un simple formato. Con los medios impresos también parecen terminar ciertas costumbres que nos anclan a nuestro entorno.
De acuerdo con estudiosos del fenómeno de la comunicación pública, si algo permite explicar nuestra especial relación con las plataformas tradicionales y digitales son los rituales que construimos en torno a ellos. Pensemos por un momento: cuando despertamos, ¿cómo sabemos qué mundo nos espera? Los abuelos y padres de hoy, incluso aquellos considerados millennials, hicieron parte de sus hábitos matutinos escuchar radio o pararse ante un kiosko a mirar las portadas de los diarios. Hoy, aunque las herramientas son otras, los rituales siguen, esta vez entre publicaciones en redes sociales.
Estas especiales formas de relacionarse con lo mediático han sido estudiadas dentro de Latinoamérica en los últimos tiempos por figuras como Rosalía Winocur, como una forma de aproximarse al valor sociocultural de las herramientas comunicativas. La visión de lo ritual le pone vida y rostro a eso que tradicionalmente es identificado con números. Ayer las audiencias se medían por rating o índice de lectoría. Hoy se miden por el alcance de una publicación. Pero eso en absoluto se aproxima a nuestras formas de interactuar con los medios.
Ni siquiera en estos tiempos, cuando suponemos existe mayor libertad en el acceso a contenidos informativos, educativos y de entretenimiento, podemos alcanzar a imaginar las formas que se ingenian las personas para satisfacer la necesidad de conocer qué pasa fuera de nuestro ámbito de acción. ¿Por dónde comenzamos a buscar? ¿Cuál es la red social a la que entramos primero? ¿Por qué? Ahí también están los rituales presentes.
Quienes fuimos creciendo a la par del tránsito de lo analógico a lo digital tenemos costumbres y necesidades híbridas. Así como tenemos perfiles confiables en redes sociales a los cuáles acudir cuando un tema de actualidad nos inquieta, también extrañamos cosas del universo mediático previo al dominio total de internet. Una de ellas es la ilusión de contar con una mirada panorámica de lo más importante. Ahí, sin duda, las portadas de los diarios cumplían una función extraordinaria. Aunque las líneas editoriales inciden en esa mirada, siempre nos hará falta esa visión de globalidad que solamente da una primera plana.
Los periódicos, visto hoy como una rareza, tienen sus dolientes. Entre ellos nos encontramos aquellos que no vemos en las redes sociales esa posibilidad de obtener una visión panorámica de la realidad. Los algoritmos, por lo visto, no saben de totalidad. Aún no logran sustituir por completo ese añejo ritual de ver el mundo a través de las portadas de los diarios.
Rosa E. Pellegrino
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