sábado, 6 de junio de 2020

Querido Nicolas: Cuentas claras conservan amistades


Soy la primera que lamenta este artículo de protesta, pero es necesario. Lo hago para dar testimonio, en esta primera semana de nueva distribución (o costo más bien) de la gasolina, de mi experiencia, para que sirva de algo tal vez, para pedir al Gobierno Bolivariano se mejore la dinámica, para denunciar mi cansancio.

Resulta que el primer día, lunes, fue el turno de la camioneta de mi hijo, pues su placa terminaba en 1. Amanezco bien dispuesta pues, como todos ustedes, estábamos sin gasolina durante todo el tiempo de la cuarentena. Escojo la estación de servicio de Terrazas del Club Hípico, que, al menos en la lista que me mandó un amigo, no aparecía como Premium. Llegué a las 6.30 de la mañana, me apertreché de galletas, fruta y el libro de Cartas de José Gregorio Hernández, que logré terminar durante siete largas horas de cola. La orden era colocar sólo treinta litros, a pesar de que usted Presidente, ordenó y ofreció que podríamos disponer de hasta 120 litros al mes. Esa camioneta requería sesenta litros. Y la cobraron a precio subsidiado, esto es cinco mil bolívares el litro.

Cansada pero satisfecha, envío mensajes a familiares y conocidos, si, seis horas de cola, pero es que la estación de servicio empezó a dispensar a las once de la mañana, paciencia. Si, seis horas de cola, pero me cobraron apenas ciento cincuenta mil, tiene un subsidio fuertísimo. Si, seis horas de cola, pero ¡por fin! tengo gasolina por si debo salir corriendo a un médico, por ejemplo.

Motivo a mi otro hijo a llevar su carrito el día que le tocaba, esto es hoy jueves. Pero ya ayer, pasando por el lugar pues camino cerca, observé más cola, dos entradas de cola en vez de una, y una soldada me responde que ya desde el martes es sin número de placa.

Hoy jueves, mi hijo sale aún más temprano, a la misma estación de servicio, y efectivamente, mayores colas, más lentitud y cuando llevaba siete horas en eso, fui con la camioneta, ya surtida, y me dispuse a relevarlo, así como hacen los padres con los hijos, en competencias de natación, en la primaria.

Esta vez el libro fue de Herrera Luque, Viajeros de Indias, que conseguí (y me guiñó el ojo) ordenando mi biblioteca durante la cuarentena, así como muchos otros que me dispongo a releer. Al final, llegué al surtidor de gasolina, me tratan como delincuente pues no la dispensan hasta que no pague en la oficina. A pesar de que le digo que el marcador de ese carro está dañado, no sé cuanta gasolina le falta. No hay manera. Es la misma gasolinera que pocos meses atrás me regalaba el tanque lleno, y le retribuía a veces con galletas, a veces con apenas un mil bolívares.

Cual será mi sorpresa, cuando voy a cancelar y me dicen que esa gasolina, la misma que compré hace tres días, no es subsidiada. Y otra señora mayor, maltratada por los empleados de la estación de servicio, porque igualmente, su marcador estaba dañado, pagó treinta litros, a precio internacional, y sólo le pusieron doce litros. No hubo manera de que le devolviesen el excedente. Hasta que un joven solidario ofreció completar su tanque con el remanente de esa factura.

Nicolás, Presidente Constitucional de la República Bolivariana de nuestra bella Venezuela, no tengo ya DIRECTV, y tampoco una buena antena que me permita ver el canal ocho, pero inexplicablemente, se ve Globovisión y Televen. Sin embargo, he estado pendiente de buscarte por You Tube, de escuchar todas tus informaciones, recomendaciones, observaciones, y te entendí claramente: el que no quiera hacer cola puede pagar, incluso sin respetar el número de la placa, la gasolina a precio internacionales.

Pues aseguro que hoy, entre mi hijo y yo hicimos una cola de DIEZ HORAS, para poner gasolina en una estación de servicio que hace tres días me la vendió subsidiada y hoy a precio internacional. ¿Cómo lo explicarás? Diosdado en el mazo, decía este miércoles, que tenemos que tener paciencia, pero la transparencia es sumamente importante para mantener la credibilidad en un gobierno.

Y lo más importante: mis hijos trabajan en una hacienda agropecuaria, a tres horas de la ciudad más cercana, donde no llega la electricidad. Sin combustible hubo que suspender la producción de quesos, pues, ¿cómo se llevaría hasta el consumidor? sin combustible se hace difícil trabajar y moverse por esas tierras cuidando el ganado, sin combustible… ¿cómo aprovechar este ciclo de invierno y sembrar maíz para el venezolano? A pesar de tener aprobado el cupo industrial, nunca utilizado este año por falta de gasolina.

En las oficinas correspondientes de Mercado Interno del Ministerio de Petróleo y Minería (en Caracas y Puerto Ordaz) me informan ayer que eso del cupo está suspendido, que ya no está a cargo el General Erling Perkins Rojas, que ahora hay una autoridad única en Bolívar, que está prohibido cargar en pimpinas, para trasladarlas a 250 kilómetros de la ciudad, ni siquiera comprándola a precios internacionales.

¿Entonces Nicolás? ¿Dónde están las instrucciones para el sector industrial? ¿Para los productores del campo? ¿Para seguir produciendo para Venezuela?

Luego no digas que no te advertí.

Posdata: estoy aprendiendo a usar Netflix, siguiendo tus indicaciones


Profesora e investigadora (J) Titular de la UCV.

 flaviariggione@hotmail.com

Flavia Riggione

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