Roberto Hernández Montoya
L a hegemonía mediática mundial de la derecha ha instaurado una ilusión de unanimidad -la que reza que “eso lo sabe todo el mundo”. Es así como ha naturalizado sus ideas, como si cayeran de los árboles cual frutas rozagantes. De modo que su racismo, su machismo, su clasismo, su fanatismo religioso figuran como parte de la “naturaleza humana”. ¿Cómo puedes no ser racista? ¿No ves lo fea que es esa gente? Es más, ¿no ves que ni siquiera es gente?
Simone de Beauvoir escribió un librito del cual debiera haber una copia en cada esquina del mundo: El pensamiento de derecha. Ahí está el compendio de lo que campea por esos cerebros. Uno de los rasgos de ese pensamiento es el terror obsidional, de estado de sitio: nos asedian chiítas, gente fea, atea, negra, mujeres libres, hordas chavistas que vienen a saquearnos los tostiarepas durante una noche de Walpurgis.
Uno de los métodos de ese delirio de unanimidad es la que Pierre Bourdieu llamó “circulación circular de la información”: el diario franquista ABC decreta que Maduro es un “narcodictador”, lo repite el fascista El Mercurio, lo reproduce el blandengue Le Monde, y cuando regresa a ti viene empaquetado en el prestigio de la confirmación. Por eso te dicen beatamente que “eso lo sabe todo el mundo”. Todo el mundo sabe que cada árabe es terrorista, que la piel negra es cubana -doble estigma: África + Cuba. Perdón, olvidé hablarte de su debilidad mental.
Por eso una reina de belleza boliviana se sintió hace años en el samaritano deber de aclarar que no toda la gente de Bolivia es india y fea, que también hay gente blanca y linda como ella, o sea, gente. ¿Ves de dónde le llega a la dictadura boliviana la saña contra la población indígena y qué inspiración movió en Venezuela la mano que quemó gente viva por parecer chavista? ¿Ves por qué Rosales y MariCori se limpian la boca luego de besar epidermis negras? Es que es evidente, es que es natural, ¿qué te pasa que no ves su fealdad si la tienes en tus narices? El régimen te ha lavado el cerebro. Abre los ojos. Eso lo sabe todo el mundo.
Hay quienes se dejan llevar en esta alevosía por inocentes y también hay Julio Borges y Juan Guaidó.
Escritor
@rhm1947
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