*JUAN MARTORANO
Del 22 al 24 del presente mes, se
celebró en las instalaciones del Hotel Alba Caracas la Cumbre Antiimperialista,
la Soberanía y la Paz, como continuidad de los acuerdos del XXV Foro de Sao
Paulo, celebrado a finales del mes de julio en la cuna del hombre más grande
que ha parido el continente: Simón Bolívar.
Caracas convoca y se constituye,
una vez más, en el centro de todas nuestras luchas por la segunda y definitiva
independencia en América Latina y el Caribe.
En estos tiempos de dinámica
geopolítica internacional, se demuestra el tremendo liderazgo, capacidad
organizativa y de liderazgo del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), y
la creciente solidaridad de partidos y organizaciones de izquierda y
movimientos sociales con la noble causa de la Revolución Bolivariana y
chavista, en un momento de particulares complejidades.
Confiamos que el paso de este
importantísimo encuentro, el cual se produce a la par de la reunión o supuesta
Cumbre Antiterrorista convocada en Bogotá por los gobiernos neoliberales del
continente, que buscan aniquilar el ejemplo de la Revolución Bolivariana,
constituya un importante paso cualitativo para el logro de una mayor conciencia
colectiva sobre la necesidad de avanzar en la construcción de la más amplia
unidad continental, desde los valores integracionistas simbolizados por Simón
Bolívar, José Martí, Fidel Castro y Hugo Chávez, continuados por Maduro y Díaz
Canel.
Es evidente que se ha intensificado
la conducta agresiva del imperialismo estadounidense contra nuestra región. Como
expresara el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba Raúl Castro Ruz,
durante el acto de proclamación de la nueva constitución cubana, y cito, “lo
hace en nombre de la Doctrina Monroe, con un arrogante desprecio macartista
hacia el socialismo, la libre determinación de los pueblos y los derechos
soberanos de los países de la región.”
El presidente Donald Trump
proclama la vigencia de la Doctrina Monroe y apela al macartismo para preservar
la dominación imperialista sobre los recursos naturales en el continente,
impedir el ejercicio de la soberanía nacional y las aspiraciones de integración
y cooperación regional de nuestros pueblos. Busca establecer su hegemonía
unipolar a escala mundial y hemisférica; eliminar los modelos progresistas,
revolucionarios y alternativos al capitalismo salvaje; revertir las conquistas
políticas y sociales e imponer modelos neoliberales sin importarle el Derecho
Internacional, ni el bienestar de nuestros pueblos.
Cuba y Venezuela son los principales
blancos de ataque de la administración Trump, pero es importante expresar que
no son estas naciones las responsables de la ira de los pueblos que se rebelan
contra el neoliberalismo reciclado que nos pretenden imponer nuevamente a
sangre y fuego. Las legítimas protestas y masivas movilizaciones populares que
se han registrado en el continente, en particular en el Estado Plurinacional de
Bolivia, Chile, Ecuador, Colombia, Brasil, son causadas por la pobreza y la
creciente desigualdad en la distribución de la riqueza, y por otro lado por la
actuación de aquellos que usurpan el poder o traicionan la causa
revolucionaria. Ellas revelan la profunda crisis de los sistemas políticos, la
falta de democracia verdadera, el descrédito de los partidos conservadores
tradicionales y la protesta en contra de la corrupción histórica, típica de las
dictaduras militares y gobiernos de derecha.
El líder histórico de la
Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, en 1993, uno de los años más difíciles del
período especial, afirmó: “El neoliberalismo no tiene porvenir y llegará el
momento en que todo eso empiece a cuestionarse, pero tiene que pasar el tiempo,
y mientras tanto, tenemos que estar ahí luchando por las cosas más justas, por
las ideas más correctas, formando conciencia. Es muy importante que los pueblos
tomen conciencia, y los pueblos van a tomar conciencia en la medida en que ven
que estas recetas no resuelven los problemas.”
El Golpe de Estado del 10 de
noviembre de 2019 en Bolivia, orquestado por el gobierno de los Estados Unidos,
utilizando como instrumento a la OEA y a la oligarquía local, es otra
demostración más de la naturaleza agresiva del imperialismo. Debemos reiterar
nuestra condena al Golpe de Estado, a la
brutal represión desatada al movimiento social de izquierda y progresista,
además de expresar nuestras muestras de solidaridad con el compañero Evo
Morales Ayma y el pueblo boliviano.
A su vez, reiteramos el llamado a
la movilización mundial por el restablecimiento de la plena libertad del
compañero Lula, el reconocimiento de su inocencia y la restitución de sus
derechos políticos, debido a los riesgos que aún persisten por parte de un
sistema de justicia corrompido que amenaza con volverlo a poner de nuevo en la
cárcel.
Al gobierno, pueblo y Frente
Sandinista de Nicaragua, liderados por el presidente Daniel Ortega, que
enfrenta con éxito los intentos de desestabilización y medidas coercitivas
unilaterales estadounidenses, reiteramos nuestra solidaridad y apoyo.
Mientras el gobierno de Estados
Unidos continúa su guerra no convencional para intentar derrocar al gobierno
legítimamente constituido del Presidente Nicolás Maduro Moros e invoca el
Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), ratificamos la voluntad
inquebrantable de mantener la unidad, cooperación y solidaridad con el gobierno
y el pueblo venezolanos, en cualquier circunstancia.
Agradecemos la solidaridad
militante e internacionalista no sólo con el Presidente Constitucional y
legítimo, Nicolás Maduro Moros, sino con la Revolución Bolivariana y chavista,
la unión cívico-militar y hacemos un llamado a todos los pueblos y gobiernos
del mundo a defender la paz y a oponerse unidos, por encima de diferencias
políticas o ideológicas, para detener una nueva intervención militar
imperialista en la América Latina y el Caribe que dañará la independencia, la
soberanía y los intereses de los pueblos del Río Bravo a la Patagonia.
Como alertó en su momento el
General de Ejército Raúl Castro Ruz: “la agresión y la violencia golpista
contra Venezuela dañan a toda ‘Nuestra América’ y solo benefician los intereses
de quienes se empeñan en dividirnos para ejercer su dominación sobre nuestros
pueblos, sin que les importe generar conflictos de consecuencias incalculables
en esta región, como los que estamos presenciando en diferentes lugares del
mundo.”
Se decide hoy en Venezuela la
soberanía y dignidad de América Latina y el Caribe y de los pueblos del Sur. Se
decide también la supervivencia de las normas del Derecho Internacional y la
Carta de las Naciones Unidas. Se define si la legitimidad de un gobierno emana
de la voluntad expresa y soberana de su pueblo o del reconocimiento de
potencias extranjeras.
En Venezuela se prueba la
capacidad de la izquierda latinoamericana, caribeña y mundial de unir esfuerzos
en defensa de la paz.
Luchar por Venezuela es luchar por
la integración de la región, por el respeto a la soberanía y la independencia
de Nuestra América.
La resistencia victoriosa de la
Revolución Bolivariana, la Revolución Sandinista y la Revolución Cubana
demuestran que si es posible derrotar al imperialismo.
Al mismo tiempo, el gobierno de
Andrés Manuel López Obrador en México, que defiende los principios de no
intervención y respeto a la soberanía, y el de Alberto Fernández y Cristina
Fernández de Argentina, expresan el rechazo inequívoco de esas naciones a las
fórmulas neoliberales.
Los partidos políticos
progresistas y de izquierda, así como las organizaciones y movimientos sociales
del continente estamos llamados a alcanzar y fortalecer la unidad en la
diversidad, afianzando nuestras coincidencias por encima de diferencias
culturales, regionales, étnicas, religiosas o de otra naturaleza, debe ser el
principal estandarte para nuestra victoria, frente a las aspiraciones
desestabilizadoras e injerencistas del Imperio.
Es un imperativo dar con más
intensidad la batalla en el terreno comunicacional, especialmente en las redes
sociales, y fortalecer la formación cultural y política de nuestros militantes.
Otra prioridad es la batalla
económica. El enemigo ha convertido la economía en el primer objetivo a
destruir. No solo porque es el camino a la destrucción de la Revolución, sino
porque es un modo de demostrar que el socialismo es un sistema inviable. Y cada
minuto de la resistencia a la agresión que está demostrando justamente lo
contrario: que solo el socialismo hace posible el milagro de una pequeña nación
victoriosa frente a un poderoso imperio que no ha podido rendirla, ni podrá.
La agresión económica, por muy
dura que sea, las amenazas y chantajes, no nos arrancarán ni una sola
concesión, desde la República Bolivariana de Venezuela, es importante dejar
claro que nada ni nadie nos intimida, y la libertad conquistada, expresión del
legado del Comandante Inolvidable Hugo Chávez, la defenderemos al precio que
sea necesario.
Por ello, es que seguiremos en
combate. Pese a errores y fallas que sin duda hemos cometido.
¡Alerta, Alerta! ¡Alerta que
camina! ¡La Espada de Bolívar por América Latina!
¡Leales Siempre! ¡Traidores Nunca!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
* Abogado, Defensor de Derechos Humanos, Militante
Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiteros y Tutiteras Socialistas. Www.juanmartorano.blogspot.com , www.juanmartorano.wordpress.com , jmartoranoster@gmail.com, j_martorano@hotmail.com , juan_martoranocastillo@yahoo.com.ar , cuenta tuiter e instagram: @juanmartorano, cuenta
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