Arantxa Tirado y Bárbara Ester
[1] Ver más en: https://www.celag.org/informe-sobre-las-elecciones-oea-2020/
[2] https://www.gob.mx/sre/articulos/mexico-presenta-propuesta-de-plan-de-trabajo-para-la-presidencia-de-celac-2020-228366?idiom=es
[3] https://ppt-celac.org/presidencia-pro-tempore
[4] https://ppt-celac.org/plan-de-trabajo
El
8 de enero de 2020 comenzó la octava reunión de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), un mecanismo de concertación
política que reúne a 33 países de América Latina y el Caribe (ALC) desde
una lógica de diálogo intergubernamental. La ceremonia de apertura tuvo
lugar en el Palacio Nacional de la Ciudad de México, y el país tomó el
relevo de Bolivia en la Presidencia Pro Témpore (PPT) de la CELAC
durante 2020, tras haber sido elegido por consenso hace meses. La Cumbre
tuvo ausencias significativas, como Bolivia y Brasil.
El
contexto regional del encuentro cambió bruscamente en los últimos meses
del 2019, fundamentalmente debido al golpe de Estado en Bolivia y el
rol destacado de la Organización de los Estados Americanos (OEA) por
medio del accionar de su secretario general, Luis Almagro. Sumado a
ello, la derrota por la mínima en Uruguay terminó de reacomodar el
tablero geopolítico regional. Así, dos gobiernos progresistas de los
albores del siglo XXI llegaban a su fin, pero otros dos países habían
cambiado de signo: México y Argentina, quienes desde entonces están
asumiendo el rol de reinventar el progresismo en la nueva década
actuando conjuntamente, con un alto protagonismo frente al golpe en
Bolivia. No es casual que el gobierno de facto de Jeanine Áñez evalúe
abandonar la CELAC luego de anunciar su incorporación al Grupo Lima,
cuyo principal objetivo hasta el momento ha sido apoyar los intentos
fallidos de lograr la destitución de Nicolás Maduro en Venezuela.
Tampoco lo es el hecho de que actualmente en vísperas del encuentro
intergubernamental se intentara nuevamente imponer la discusión de un
Gobierno paralelo en la Asamblea Nacional en Venezuela, el cual cuenta
con el aval de Estados Unidos (EE. UU.) y el Grupo Lima. Nuevamente,
México y Argentina son los dos únicos países que se negaron a firmar el
comunicado.
En cuanto al estado de la
cuestión de otros organismos de integración o concertación regional, la
Unasur ha sido desmantelada y el Mercosur se encuentra desarticulado de facto,
mientras que el proyecto alternativo de nuclear el conservadurismo
regional propulsado por Sebastián Piñera (Chile) y acompañado por Jair
Bolsonaro (Brasil), el expresidente Mauricio Macri (Argentina) e Iván
Duque (Colombia) quedó en lo meramente discursivo. El estallido de
intensas y sostenidas protestas sociales en Chile y Colombia, junto a la
permanente actitud provocadora de Brasil en la órbita internacional y
la derrota electoral de Macri desmoronaron el intento de impulsar el
bloque conservador aglutinado en el Grupo de Lima.
México
llega a la PPT de la CELAC con la legitimidad ganada por el liderazgo
asumido en las diversas crisis regionales que se han sucedido a lo largo
del último año. Su apego al Derecho Internacional en el conflicto de
Venezuela o el asilo otorgado a Evo Morales y parte de su Gobierno en
México, han vuelto a colocar al Gobierno mexicano en primera línea de la
política internacional, retomando además su histórica política exterior
de principios. Dentro de la agenda que presentó para su PPT en
noviembre de 2019, se encuentra “promover la integración regional
latinoamericana y caribeña”[2],
un objetivo que parece olvidado en el debate político de la actual
coyuntura latinoamericano-caribeña. México pone como propósitos de su
PPT que ALC “presente una posición unida para hacer frente a los retos
actuales” y eso pasa por “retomar las intervenciones conjuntas en foros
multilaterales de alcance global” para “reflejar la fortaleza de nuestra
región”[3]. Además de estos principios, México cuenta con un detallado plan de trabajo que habrá de desplegar en los meses por venir[4].
Desde
su lanzamiento en diciembre de 2011, la CELAC se erigió como un ámbito
privilegiado de discusión y decisión regional fuera de la órbita
norteamericana, a diferencia de la OEA. Su virtud fue poner de acuerdo a
gobiernos de distinto signo político en aras de un programa mínimo: la
defensa de la soberanía nacional frente a potencias externas. En la
actual coyuntura latinoamericano-caribeña en que las soberanías
nacionales de países como Venezuela o Bolivia están siendo hostigadas,
cuando no directamente arrasadas, o de nuevo entregadas a los intereses
estadounidenses por las élites gobernantes, la importancia de relanzar
la CELAC parece vital para ejercer un dique de contención al
expansionismo estadounidense en la región. Una de las tareas
fundamentales de esta PPT será lograr rearticular un discurso regional
unánime que ponga el respeto a la democracia y a la soberanía nacional
en el centro. No obstante, el trabajo será difícil. La ruptura del orden
democrático en Bolivia y la hostilidad de gobiernos como el Ecuador de
Lenín Moreno o el Brasil de Bolsonaro hacia los mecanismos de
concertación e integración creados en la época dorada del progresismo
latinoamericano-caribeño, supone el principal escollo a superar.
Si
bien México cuenta con el respaldo y el respeto de la mayoría de los
Estados miembros que integran la CELAC para ejercer las tareas de
concertación política propuestas, no es menos cierto que su actitud
apegada al Derecho Internacional despierta rechazo entre los golpistas
de América Latina y los gobiernos que los respaldan. Por ejemplo, el
asilo otorgado por el gobierno de México en su Embajada en Bolivia a
miembros del Gobierno de Evo Morales se está utilizando para hostigar a
las autoridades mexicanas desde estos sectores, respaldados a su vez por
fuerzas de la derecha y ultraderecha española.
En
un contexto geopolítico internacional en el que cobran cada vez mayor
importancia los bloques regionales, es perentorio para ALC retomar el
papel de actor internacional único que tuvo durante los primeros años de
la CELAC, que le permitió negociar de tú a tú, y de manera coordinada,
con la Unión Europea (UE) o China. La división actual de la región en
líneas ideológicas aparentemente irreconciliables va en detrimento de
los intereses de ALC como región geopolítica diferenciada y no
subordinada a los intereses estadounidenses. Si los funcionarios
mexicanos toman conciencia de este hecho, como se desprende de su
declaración de intenciones, y actúan en consecuencia, respaldados por
los gobiernos que comparten esta visión geopolítica soberana, se podrá
sacar a la CELAC de su letargo actual y volverla a colocar como el
mecanismo de concertación política de referencia que nunca debió dejar
de ser. Pero el escenario político de la región es ahora mismo volátil y
enconado. Varias fechas ayudarán a definir cómo se irán decantando los
acontecimientos, entre ellas la elección del próximo, o próxima,
secretario/a general de la OEA en marzo de 2020 y las elecciones en
Bolivia en mayo de este año. Del resultado de ambas contiendas
dependerá, en buena medida, la posibilidad de rearticulación de las
fuerzas progresistas regionales y su capacidad para retomar la agenda de
la integración latinoamericano-caribeña que siempre lideraron.
[1] Ver más en: https://www.celag.org/informe-sobre-las-elecciones-oea-2020/
[2] https://www.gob.mx/sre/articulos/mexico-presenta-propuesta-de-plan-de-trabajo-para-la-presidencia-de-celac-2020-228366?idiom=es
[3] https://ppt-celac.org/presidencia-pro-tempore
[4] https://ppt-celac.org/plan-de-trabajo
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