Alberto Maldonado
Un tal “embajador Dell Dailey” que las oficia de “Coordinador de la Oficina Contra el Terrorismo” del Departamento de Estado (USA) como si estuviera llamando la atención a uno de sus subalternos, dice: “Le guste o no al Ecuador, Raúl Reyes y su grupo murieron en su territorio. Por lo tanto, Ecuador no está asegurando su territorio como a nosotros nos gustaría”. Y sin ninguna prueba o testimonio válidos, agrega: “Existen 14 campamentos de las Farc en Ecuador y que se han producido alrededor de 40 emboscadas o ataques (de esa guerrilla) en el área (fronteriza)”. Más desfachatez no es posible, más desparpajo de un empleado de cuarta del imperio USA, no es concebible. Para este subalterno, ninguna importancia tienen esos valores que se llaman soberanía, dignidad, país, Estado. Para él y sus patrones (ya que no es posible pensar que esas declaraciones las haya pronunciado por cuenta propia) el hecho concreto es que “Raúl Reyes y su grupo” murieron en territorio ecuatoriano; no importa ni tiene relevancia que el comandante guerrillero Raúl Reyes y sus hombres más cuatro jóvenes mexicanos visitantes hayan sido asesinados a mansalva mientras dormían en un campamento clandestino en la frontera colombo ecuatoriana (sector de Angostura) por un comando aéreo transportado que violó atrozmente territorio ecuatoriano. Tampoco tiene significado alguno que la patrulla guerrillera haya estado en misión humanitaria, tratando de coordinar con Francia, Venezuela y, por su puesto, Ecuador, un acuerdo humanitario para lograr la liberación de rehenes de las FARC, entre ellos, la franco-colombiana Ingrid Betancourt. Lo inaudito, lo ciertamente inadmisible, es que este individuo (a nombre, desde luego, del imperio) haya tenido la desfachatez de “denunciar” que “Ecuador no está asegurando su territorio Como a nosotros nos gustaría”. Es decir, nuestros “paisitos” para merecer la comprensión y el apoyo del imperio deben satisfacer sus gustos, sus exigencias, sus caprichos, Como a nosotros nos gustaría. Una declaración más que cínica; una actitud intolerable, inapropiada, inadmisible; ni siquiera para un autócrata deslustrado como el señor Bush ya que debe saber (o deben recordarlo) que aún están en vigencia los principios universales de autodeterminación de los pueblos y el respeto sin condiciones a su soberanía. Pero, ¿de dónde sale esta “reprensión” a Ecuador, desde una oficina imperial que supuestamente “lucha contra el terrorismo”? Hay que atar cabos para buscarle una lógica, esa si terrorista, no solo contra el Ecuador sino contra cualquier “paisito” del tercer mundo que “se atreva” a contradecir los dictados de su incondicional aliado: el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, del Plan Colombia y Plan Patriota; en palabras más apropiadas, que se atreva a cuestionar el sistema económico y político imperante. Lo primero, tratar de neutralizar y minimizar el rechazo que causó la propia y genocida agresión contra territorio ecuatoriano. Está claro que quisieron dar un mensaje a Ecuador y seguramente a Venezuela, respecto de que el gobierno paramilitar colombiano esta dispuesto a agredir a quién sea, dónde sea (lo dijo taxativamente el ministro de Defensa, Santos) si los dos vecinos “no colaboraban” con su guerra contra las Farc, según los designios que nos habían adjudicado. Y digo “habían” porque cuando se anunció el Plan Colombia (2002) se explicó que la idea era barrer a los “bandidos y terroristas” de las Farc desde sus refugios en las selva colombiana hasta arrinconarlos contra Ecuador; y el ejército ecuatoriano debía actuar como el yunque que liquidaría a los irregulares. Desde luego, para eso era Presidente de Ecuador el coronel Lucio Gutiérrez Borbúa, un individuo que ganó la presidencia con un discurso “de avanzada” pero que, lo primero que hizo, tras su posesión (enero 2003) fue viajar a Washington y declararse “el mejor aliado de Estados Unidos“. Hay que recordar también que durante su medio mandato (fue echado del poder por una sublevación cívica, en abril 20 del 2005) Gutiérrez viajó como cinco veces a entrevistarse con Uribe y que nunca dio cuentas de qué fue lo que concertó con este presidente paramilitar. Hay evidencias de que se comprometió a fortalecer militarmente la frontera colombo-ecuatoriana (puso más de 7.000 hombres) para recibir “como se debe” a la guerrilla colombiana. Mientras, en sus discursos, especialmente a nivel regional, se declaraba dispuesto a 'mediar' entre el Gobierno Uribe y los insurgentes de las Farc y ofreció el territorio nacional como posible escenario de esa mediación. Personas vinculadas a los servicios de inteligencia militar y policial (que hoy se sabe que están más vinculados a la CIA norteamericana que a los propios mandos militares ecuatorianos) aseguran que Ricardo Palmera (Simón Trinidad) el jefe guerrillero que estaba en Quito – Ecuador en su calidad de vocero de la insurgencia, acogiéndose a este ofrecimiento de Gutiérrez, fue entregado a la seguridad colombiana en un episodio rocambolesco montado por los servicios de seguridad ecuatorianos. Ricardo Palmera fue extraditado por Uribe a Estados Unidos en donde dos tribunales se han negado a 'juzgarlo' por narcotráfico aun cuando otro jurado le sentenció a 60 años de cárcel por supuesta participación en el secuestro de tres agentes USA que están retenidos por la guerrilla desde hace cinco años. No importó a la “justicia yanqui” que Simón Trinidad haya estado por esos tiempos, en Quito, Ecuador. Es importante recordar estos episodios por cuanto los “actores” al interior del país, de la nueva agresión mediática y militar, son exactamente personajes muy relacionados con Lucio Gutiérrez y su partido Sociedad Patriótica (PSP) Y, por supuesto, los medios de comunicación del sistema (diarios y canales de televisión, principalmente). Desde el rechazo del Grupo de Río (Santo Domingo – República Dominicana) y la tibia condena de la reunión consultiva de Cancilleres de la OEA, el agresor (Uribe y su gobierno paramilitar) qué no han hecho y han dicho, tratando siempre, ya no de negar la bestial agresión sino de desprestigiar al Gobierno de Rafael Correa, encontrándole nexos y vínculos con las FARC. Como quien quiere, por lo menos justificar lo injustificable. Y el “manantial inagotable“ de tales revelaciones han sido y siguen siendo las superblindadas y milagrosas “laptops” que supuestamente fueron encontradas por los terroristas que aniquilaron el comando insurgente colombiano en territorio ecuatoriano. Y supuestamente también, estas computadoras siguen “entregando a la carta” (como dice el Presidente Hugo Chávez) cuantas “indiscreciones” necesitan para mantener en suspenso a la comunidad. Primero fue que el ministro de Seguridad de Ecuador (Gustavo Larrea) era el nexo directo entre Raúl Reyes (el jefe guerrillero asesinado) y el Gobierno de Rafael Correa. Además, la guerrilla había “colaborado con 100.000 dólares” para la campaña electoral de este mandatario. Pero Hugo Chávez había aportado nada menos que con 300 millones de dólares para equipamiento y mantenimiento de las Farc. Ahora, como estas aseveraciones no merecieron credibilidad alguna, en ninguna parte, “han encontrado” que la periodista y asambleista de Alianza País (el partido de Gobierno) María Augusta Calle ha sido el nexo con los “terroristas” de las Farc ya que han desempolvado una foto que, hace años, se había tomado con la hija de Reyes (Lidia Nevia) a quien, en sus tareas profesionales, había entrevistado hace tiempos. También “descubrieron” que el contacto con María Augusta se daba bajo el nombre de “Alicia” y que hasta ha prestado su cuenta corriente bancaria para que circule un dinero de las Farc. ¿Qué tal? En realidad, son risibles estas “versiones” que llegan vía medios impresos y audiovisuales a Ecuador; además, en caracteres destacados. El diario Hoy le dedicó la semana pasada un gran titular de primera página; y El Comercio (los dos de Quito), este sábado 3 de mayo, la columna de la duda, del cuestionamiento: La polémica de la semana. También ha sido materia de caricaturas. Y le reclaman que por qué no ha explicado “las denuncias” que han formulado en su contra desde Bogotá y desde el Miami Herald, en aplicación de aquello que aplicó la inquisición, el nazi fascismo, el pinochetismo: no es el acusador el que debe demostrar la culpabilidad del acusado sino el acusado el que demostrar su inocencia. Y esto para el supuesto de que se hubiese cometido una infracción, algo ilegal. En nuestro país, el haber entrevistado a la hija de Reyes o el haber estado con alguien que era un contacto con las Farc (Nubia Calderón) tienen nada que ver con delito o infracción algunos. No así en Colombia, en donde basta que el paramilitar Jefe de Estado le sindique a alguien de ser un vínculo con los “terroristas” de las FARC para que sea una auténtica sentencia de muerte si es que el sindicado no alcanza a ponerse fuera del alcance de los sicarios de Uribe. Pero, ¿por qué esa puntualización tan directa y tan amenazante contra María Augusta? ¿por qué no igual o peor sindicalización contra periodistas del sistema que entrevistaron a Raúl Reyes en las selvas colombianas y emitieron y repitieron esas entrevistas ahora que se dio su asesinato a mansalva en territorio ecuatoriano? Pues las razones son del imperio. María Augusta Calle preside la Mesa Constitucionalista No. 9 y como tal ha aprobado preceptos sobre soberanía a independencia, que no deben ser del gusto no solo de Uribe sino del Sr. Bush y su combo de halcones. Con toda energía, la constitución futura tendrá un texto que dice que en territorio ecuatoriano, por ningún concepto, se podrán aceptar bases o tropas militares extranjeras. Además, la propia asambleista ha manifestado reiteradamente que la Base de Manta (que fue entregada hace 9 años por el traidor gobierno de Mahuad, dizqué para luchar contra el narcotráfico) debe salir al cumplir los diez años del convenio (noviembre del 2009) Y si por esto fuera poco, esta digna periodista, demandó de la Base de Manta una investigación porque se presume que un vuelo militar que salió de esa base estuvo en el bombardeo y ocupación del comando guerrillero en la Amazonía ecuatoriana. Para que tods las piezas estén completa, ¿quiénes son los asambleistas que se empeñan en denunciar a la María Augusta como cómplice de las Farc? Pues un hermano de Lucio Gutiérrez, de nombre Gilmar, también exoficial del ejército muy relacionado con estos servicios de inteligencia; y un tal Fausto Lupera, del PSP de este mismo personaje. Los dos viajaron la semana pasada a Bogotá “en busca de datos y pruebas” para acusar a María Augusta de ser un enlace con los terroristas de las Farc. Y la asambleista, apoyada por varios de sus compañeros de movimiento político, pues denunciaron a los dos pesquisidores como traidores a la patria, puesto que se prestaban para hacerle el juego al Gobierno Uribe y sus pujos de gendarme del grupo andino, por lo menos. Por supuesto, Uribe y sus muchachos siguen insistiendo en lo que afirma el “embajador” yanqui al que cito al principio: en que desde Ecuador, sus puestos y avanzadas militares son agredidos. Es decir, si se dan nuevos ataques, esta vez contra fuerzas ecuatorianas, pues “será en defensa propia” la peregrina tesis del imperio, y la misma que Israel alega para justificar sus asesinatos selectivos del pueblo palestino. Todo esto, envuelto en la “doctrina” Bush (¿pero es posible pensar que este señor haya sido capaz de una doctrina?) de la “guerra preventiva” y su derecho casi divino para atacar “cualquier rincón obscuro del mundo” donde se escondan terroristas. Solo que algunos muy connotados (Orlando Bosh, Luis Posada Carrilles y otros) viven a costilla y protección del imperio, en Miami.
*Periodista de Ecuador
Un tal “embajador Dell Dailey” que las oficia de “Coordinador de la Oficina Contra el Terrorismo” del Departamento de Estado (USA) como si estuviera llamando la atención a uno de sus subalternos, dice: “Le guste o no al Ecuador, Raúl Reyes y su grupo murieron en su territorio. Por lo tanto, Ecuador no está asegurando su territorio como a nosotros nos gustaría”. Y sin ninguna prueba o testimonio válidos, agrega: “Existen 14 campamentos de las Farc en Ecuador y que se han producido alrededor de 40 emboscadas o ataques (de esa guerrilla) en el área (fronteriza)”. Más desfachatez no es posible, más desparpajo de un empleado de cuarta del imperio USA, no es concebible. Para este subalterno, ninguna importancia tienen esos valores que se llaman soberanía, dignidad, país, Estado. Para él y sus patrones (ya que no es posible pensar que esas declaraciones las haya pronunciado por cuenta propia) el hecho concreto es que “Raúl Reyes y su grupo” murieron en territorio ecuatoriano; no importa ni tiene relevancia que el comandante guerrillero Raúl Reyes y sus hombres más cuatro jóvenes mexicanos visitantes hayan sido asesinados a mansalva mientras dormían en un campamento clandestino en la frontera colombo ecuatoriana (sector de Angostura) por un comando aéreo transportado que violó atrozmente territorio ecuatoriano. Tampoco tiene significado alguno que la patrulla guerrillera haya estado en misión humanitaria, tratando de coordinar con Francia, Venezuela y, por su puesto, Ecuador, un acuerdo humanitario para lograr la liberación de rehenes de las FARC, entre ellos, la franco-colombiana Ingrid Betancourt. Lo inaudito, lo ciertamente inadmisible, es que este individuo (a nombre, desde luego, del imperio) haya tenido la desfachatez de “denunciar” que “Ecuador no está asegurando su territorio Como a nosotros nos gustaría”. Es decir, nuestros “paisitos” para merecer la comprensión y el apoyo del imperio deben satisfacer sus gustos, sus exigencias, sus caprichos, Como a nosotros nos gustaría. Una declaración más que cínica; una actitud intolerable, inapropiada, inadmisible; ni siquiera para un autócrata deslustrado como el señor Bush ya que debe saber (o deben recordarlo) que aún están en vigencia los principios universales de autodeterminación de los pueblos y el respeto sin condiciones a su soberanía. Pero, ¿de dónde sale esta “reprensión” a Ecuador, desde una oficina imperial que supuestamente “lucha contra el terrorismo”? Hay que atar cabos para buscarle una lógica, esa si terrorista, no solo contra el Ecuador sino contra cualquier “paisito” del tercer mundo que “se atreva” a contradecir los dictados de su incondicional aliado: el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, del Plan Colombia y Plan Patriota; en palabras más apropiadas, que se atreva a cuestionar el sistema económico y político imperante. Lo primero, tratar de neutralizar y minimizar el rechazo que causó la propia y genocida agresión contra territorio ecuatoriano. Está claro que quisieron dar un mensaje a Ecuador y seguramente a Venezuela, respecto de que el gobierno paramilitar colombiano esta dispuesto a agredir a quién sea, dónde sea (lo dijo taxativamente el ministro de Defensa, Santos) si los dos vecinos “no colaboraban” con su guerra contra las Farc, según los designios que nos habían adjudicado. Y digo “habían” porque cuando se anunció el Plan Colombia (2002) se explicó que la idea era barrer a los “bandidos y terroristas” de las Farc desde sus refugios en las selva colombiana hasta arrinconarlos contra Ecuador; y el ejército ecuatoriano debía actuar como el yunque que liquidaría a los irregulares. Desde luego, para eso era Presidente de Ecuador el coronel Lucio Gutiérrez Borbúa, un individuo que ganó la presidencia con un discurso “de avanzada” pero que, lo primero que hizo, tras su posesión (enero 2003) fue viajar a Washington y declararse “el mejor aliado de Estados Unidos“. Hay que recordar también que durante su medio mandato (fue echado del poder por una sublevación cívica, en abril 20 del 2005) Gutiérrez viajó como cinco veces a entrevistarse con Uribe y que nunca dio cuentas de qué fue lo que concertó con este presidente paramilitar. Hay evidencias de que se comprometió a fortalecer militarmente la frontera colombo-ecuatoriana (puso más de 7.000 hombres) para recibir “como se debe” a la guerrilla colombiana. Mientras, en sus discursos, especialmente a nivel regional, se declaraba dispuesto a 'mediar' entre el Gobierno Uribe y los insurgentes de las Farc y ofreció el territorio nacional como posible escenario de esa mediación. Personas vinculadas a los servicios de inteligencia militar y policial (que hoy se sabe que están más vinculados a la CIA norteamericana que a los propios mandos militares ecuatorianos) aseguran que Ricardo Palmera (Simón Trinidad) el jefe guerrillero que estaba en Quito – Ecuador en su calidad de vocero de la insurgencia, acogiéndose a este ofrecimiento de Gutiérrez, fue entregado a la seguridad colombiana en un episodio rocambolesco montado por los servicios de seguridad ecuatorianos. Ricardo Palmera fue extraditado por Uribe a Estados Unidos en donde dos tribunales se han negado a 'juzgarlo' por narcotráfico aun cuando otro jurado le sentenció a 60 años de cárcel por supuesta participación en el secuestro de tres agentes USA que están retenidos por la guerrilla desde hace cinco años. No importó a la “justicia yanqui” que Simón Trinidad haya estado por esos tiempos, en Quito, Ecuador. Es importante recordar estos episodios por cuanto los “actores” al interior del país, de la nueva agresión mediática y militar, son exactamente personajes muy relacionados con Lucio Gutiérrez y su partido Sociedad Patriótica (PSP) Y, por supuesto, los medios de comunicación del sistema (diarios y canales de televisión, principalmente). Desde el rechazo del Grupo de Río (Santo Domingo – República Dominicana) y la tibia condena de la reunión consultiva de Cancilleres de la OEA, el agresor (Uribe y su gobierno paramilitar) qué no han hecho y han dicho, tratando siempre, ya no de negar la bestial agresión sino de desprestigiar al Gobierno de Rafael Correa, encontrándole nexos y vínculos con las FARC. Como quien quiere, por lo menos justificar lo injustificable. Y el “manantial inagotable“ de tales revelaciones han sido y siguen siendo las superblindadas y milagrosas “laptops” que supuestamente fueron encontradas por los terroristas que aniquilaron el comando insurgente colombiano en territorio ecuatoriano. Y supuestamente también, estas computadoras siguen “entregando a la carta” (como dice el Presidente Hugo Chávez) cuantas “indiscreciones” necesitan para mantener en suspenso a la comunidad. Primero fue que el ministro de Seguridad de Ecuador (Gustavo Larrea) era el nexo directo entre Raúl Reyes (el jefe guerrillero asesinado) y el Gobierno de Rafael Correa. Además, la guerrilla había “colaborado con 100.000 dólares” para la campaña electoral de este mandatario. Pero Hugo Chávez había aportado nada menos que con 300 millones de dólares para equipamiento y mantenimiento de las Farc. Ahora, como estas aseveraciones no merecieron credibilidad alguna, en ninguna parte, “han encontrado” que la periodista y asambleista de Alianza País (el partido de Gobierno) María Augusta Calle ha sido el nexo con los “terroristas” de las Farc ya que han desempolvado una foto que, hace años, se había tomado con la hija de Reyes (Lidia Nevia) a quien, en sus tareas profesionales, había entrevistado hace tiempos. También “descubrieron” que el contacto con María Augusta se daba bajo el nombre de “Alicia” y que hasta ha prestado su cuenta corriente bancaria para que circule un dinero de las Farc. ¿Qué tal? En realidad, son risibles estas “versiones” que llegan vía medios impresos y audiovisuales a Ecuador; además, en caracteres destacados. El diario Hoy le dedicó la semana pasada un gran titular de primera página; y El Comercio (los dos de Quito), este sábado 3 de mayo, la columna de la duda, del cuestionamiento: La polémica de la semana. También ha sido materia de caricaturas. Y le reclaman que por qué no ha explicado “las denuncias” que han formulado en su contra desde Bogotá y desde el Miami Herald, en aplicación de aquello que aplicó la inquisición, el nazi fascismo, el pinochetismo: no es el acusador el que debe demostrar la culpabilidad del acusado sino el acusado el que demostrar su inocencia. Y esto para el supuesto de que se hubiese cometido una infracción, algo ilegal. En nuestro país, el haber entrevistado a la hija de Reyes o el haber estado con alguien que era un contacto con las Farc (Nubia Calderón) tienen nada que ver con delito o infracción algunos. No así en Colombia, en donde basta que el paramilitar Jefe de Estado le sindique a alguien de ser un vínculo con los “terroristas” de las FARC para que sea una auténtica sentencia de muerte si es que el sindicado no alcanza a ponerse fuera del alcance de los sicarios de Uribe. Pero, ¿por qué esa puntualización tan directa y tan amenazante contra María Augusta? ¿por qué no igual o peor sindicalización contra periodistas del sistema que entrevistaron a Raúl Reyes en las selvas colombianas y emitieron y repitieron esas entrevistas ahora que se dio su asesinato a mansalva en territorio ecuatoriano? Pues las razones son del imperio. María Augusta Calle preside la Mesa Constitucionalista No. 9 y como tal ha aprobado preceptos sobre soberanía a independencia, que no deben ser del gusto no solo de Uribe sino del Sr. Bush y su combo de halcones. Con toda energía, la constitución futura tendrá un texto que dice que en territorio ecuatoriano, por ningún concepto, se podrán aceptar bases o tropas militares extranjeras. Además, la propia asambleista ha manifestado reiteradamente que la Base de Manta (que fue entregada hace 9 años por el traidor gobierno de Mahuad, dizqué para luchar contra el narcotráfico) debe salir al cumplir los diez años del convenio (noviembre del 2009) Y si por esto fuera poco, esta digna periodista, demandó de la Base de Manta una investigación porque se presume que un vuelo militar que salió de esa base estuvo en el bombardeo y ocupación del comando guerrillero en la Amazonía ecuatoriana. Para que tods las piezas estén completa, ¿quiénes son los asambleistas que se empeñan en denunciar a la María Augusta como cómplice de las Farc? Pues un hermano de Lucio Gutiérrez, de nombre Gilmar, también exoficial del ejército muy relacionado con estos servicios de inteligencia; y un tal Fausto Lupera, del PSP de este mismo personaje. Los dos viajaron la semana pasada a Bogotá “en busca de datos y pruebas” para acusar a María Augusta de ser un enlace con los terroristas de las Farc. Y la asambleista, apoyada por varios de sus compañeros de movimiento político, pues denunciaron a los dos pesquisidores como traidores a la patria, puesto que se prestaban para hacerle el juego al Gobierno Uribe y sus pujos de gendarme del grupo andino, por lo menos. Por supuesto, Uribe y sus muchachos siguen insistiendo en lo que afirma el “embajador” yanqui al que cito al principio: en que desde Ecuador, sus puestos y avanzadas militares son agredidos. Es decir, si se dan nuevos ataques, esta vez contra fuerzas ecuatorianas, pues “será en defensa propia” la peregrina tesis del imperio, y la misma que Israel alega para justificar sus asesinatos selectivos del pueblo palestino. Todo esto, envuelto en la “doctrina” Bush (¿pero es posible pensar que este señor haya sido capaz de una doctrina?) de la “guerra preventiva” y su derecho casi divino para atacar “cualquier rincón obscuro del mundo” donde se escondan terroristas. Solo que algunos muy connotados (Orlando Bosh, Luis Posada Carrilles y otros) viven a costilla y protección del imperio, en Miami.
*Periodista de Ecuador
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