El reino de los sauces de la poeta Ana María Oviedo Palomares fue publicado en 2022 por Monte Ávila Editores, en su colección Altazor. En él se habla de tres heridas en la piel del mundo: Nakba, agrupa los poemas que visibilizan el acto de lesa humanidad cometido contra Palestina; Jaima, en el que se encuentran poemas que hacen referencia a las luchas Saharauis, y Mar Estrecho, ese mar que es el Mediterráneo en el que a diario se ahogan decenas de almas, tratando de escapar de la sed y la guerra a la que es injustamente sometido el continente africano. Ana María me regaló su libro el año pasado, y un jueves cualquiera del mes pasado me desperté más temprano de lo habitual y se hizo entonces propicio el tiempo y el espacio para leerlo antes del amanecer.
Nakba
En esta parte del poemario tiene voz la madre que ha perdido a sus hijos e hijas, el abuelo desolado, los niños que no pueden jugar entre los misiles y la destrucción de casas y poblados enteros, la mujer que hereda las llaves de la ciudad perdida a la siguiente generación luego de la nakba o catástrofe. Escribir sobre Palestina requiere conocer bien la realidad a ser poetizada, pues si no es así se correrá el riego de caer en lo fácil, en el lugar común de la consigna antibelicista, válida, necesaria, pero no poética. Es precisamente lo que no le sucede a Ana María, quien puede hablar incluso del amanecer en los ojos de un gato, en una casa en Palestina; de las rosas sembradas que florecen, aunque a veces tengan más espinas; de los niños que piden a las estrellas un deseo repetido infinitas veces.
Jaima
Ecos de voces que claman por ser escuchadas en el desierto, también las luchas saharauis se hacen presentes. En esta parte del libro, encontramos la enunciación poética de otra de las grandes injusticias de nuestra actualidad. La poeta se pregunta desde la denuncia, pero sobre todo desde la poesía:
¿Cuánto pesa un grano de arena?
En mi patria tiene el peso exacto de la sombra
[de una nube.
¿Cuánto pesa una gota de agua?
La inclinación de la piedra en la que
cae una lágrima,
la medida de la sed de mi gente
En esta zona el agua está siendo utilizada como arma de guerra. Lo más importante, de este libro, a mi juicio, es la combinación armónica de la denuncia política con la altura poética: hablar del agua que le es negada al pueblo saharaui no es tarea fácil o, mejor dicho: puede asumirse desde el facilismo del panfleto, o bien desde la belleza, como lo hace Ana María, desde la mirada de una verdadera poeta.
Mar Estrecho
África es un continente olvidado ante el cual muchas personas son indiferentes. Espacio que concentra las mayores desigualdades de este mundo: hambre, desnutrición, sed, violaciones, ocupaciones. Familias enteras han muerto en el mar tratando de huir de ese horror:
Treinta y cinco mil voces me hablan
desde el lecho de un océano.
Hay niños caminando en la arena del fondo.
Perdidos, buscan tal vez
a sus madres.
Ellas, unos kilómetros más allá
gritan bajo el agua,
anémonas deshechas.
No se encontrarán nunca.
Vacío es el consuelo de la trascendencia.
Treinta y cinco mil almas me dicen que no
termina el martirio de la sal,
que solo se hundirán más y más
en un mar
indiferente.
Contra esa indiferencia, la ternura doliente de este libro, poesía de la lucha y denuncia. A veces, frente al espanto de la guerra tenemos la tentación de gritar. Pero la mirada de una poeta, puede ir más allá incluso del grito, y hacerse no clamor, sino plegaria por la paz. Creo que la tarea del y la poeta que cante a la paz debe ser como la que cumple Ana María con este libro: hacerse imagen, no eslogan, y con las posibilidades infinitas de una historia como la que cuenta y canta, hacer materia del lenguaje desde el arte, con la soltura de las aves en vuelo.
Ana María Oviedo Palomares (Valera, Trujillo - Venezuela) es poeta, música y promotora cultural. Licenciada en Educación, mención Desarrollo Cultural por la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (2018). Fundadora de la Red Nacional de Escritores y Escritoras Socialistas de Venezuela. Ha publicado los libros: De fuego o de ceniza (1997), Dominio oscuro (1977), Flor de sal (2003), Ruegos (2004), Crueles, treinta y siete canciones y un poema de amor (2007), y las antologías Domino Oscuro (2007) y De fuego o de ceniza (2019) fueron editadas en Sevilla en la Revista Tinta China en formato digital. Su obra ha sido traducida al árabe, italiano, griego, portugués y azerí. Fue la poeta homenajeada del XVI Festival Mundial de Poesía en el año 2022. Actualmente dirige dicho Festival y la Escuela Nacional de Poesía.
Mariajosé Escobar
Comunidad de autoras Tejer con la palabra
@tejer_lapalabra / @marijo_escobarg
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