lunes, 2 de septiembre de 2024

Locusta migratoria" Hay que poner fin a las guerras eternas de Estados Unidos

 Por Nora Fernández


Fuentes: Rebelión

La plaga, o «locusta migratoria», cae sobre nosotros. Las intenciones de los depredadores son globales, nadie está a salvo. Estados Unidos ha desatado fuerzas voraces en su apetito por dinero, poder y control.

Si queremos sobrevivir, tenemos que poner fin a las guerras eternas de los Estados Unidos. Una guerra defensiva tiene razones, pero las constantes guerras de agresión de Estados Unidos benefician a corporaciones de la guerra, a las fuerzas armadas y todos sus contratistas, a los grupos de presión para la guerra y la prensa corporativa, e incluso a varias universidades. Estas guerras involucran al gobierno federal y sus instituciones gubernamentales y alimenta una economía de guerra para los mercaderes del crimen que causa destrucción y muerte a millones de personas en el mundo. La economía de guerra que domina en Estados Unidos ha limitado las posibilidades de una economía de paz, y acarreado el empobrecimiento de los estadounidenses causando decadencia social. Peor, las guerras eternas de Estados Unidos se expanden para incluir grupos corporativos de inversión, los más grandes del mundo, para que ganen dinero destruyendo y reconstruyendo países que la guerra destruye, lo que privatiza directamente países enteros.

El Profesor Joseph H. Chung, en su artículo (La guerra perpetua de EE.UU. -America’s perpetual War) nos recuerda lo que el presidente Carter dijo el 2018: Los Estados Unidos han estado en guerra la mayor parte de su existencia. Desde la Segunda Guerra Mundial, las guerras de agresión son organizadas por y para beneficio de grupos específicos, causan un fuerte impacto negativo en la sociedad estadounidense toda, y en el mundo. Las guerras continuarán, dice Chung, al menos que Estados Unidos sea detenido. Desde la Segunda Guerra Estados Unidos ha implementado 23 invasiones, 7 “guerras civiles” y 2 guerras con múltiples blancos.  Las invasiones incluyen la guerra de Corea (1950-1953), la Guerra de Vietnam (1955-1975), la Bahía de Cochinos, Cuba (1961), Líbano (1982-1984), Grenada (1983), bombardeo a Libia (1984) y guerras contra Libia (2011, 2015-2019), guerras del Golfo Pérsico (1984-1987, 1989-1891), Panamá (1989-1990), Irak (1991-1993, 2003-2011, 2014-2021), Bosnia (1992-1995), Haití (1994-1999), Kosovo (1998-1999), Afganistán (2001-2021), Yemen (desde 2022), Pakistán (2004-2018), Somalia (desde 2007), Níger (desde 2013), Siria (desde 2014). Las siete guerras civiles incluyen Indo-China (1959-1975), Indonesia (1958-1961), Líbano (1958), Republica Dominicana (1966-1968), Corea DMZ (1966-1969), Camboya (1967-1975), y Somalia (desde 1991). Y las dos guerras con múltiple blanco son la Operación “Ocean Shield,” en el Océano Indico (2008-2016) y Operación “Observant Compass” en Uganda y África Central (2011-2017). (1)

Estas guerras, organizadas por un grupo que Chung llama (APWC, American pro war Community) -comunidad americana en favor de la guerra que incluye en su centro las corporaciones de guerra (Lockheed Martin, Raytheon, Boeing, Northrop Grumman, General Dynamics) responsables por un 75% de las armas que se venden, y al gobierno federal de los Estados Unidos (Pentágono, Congreso, Senado y otras agencias gubernamentales) y a conocidas universidades de ese país. Boston College trabaja con la Fuerza Aérea, la Universidad de Massachusetts Lowell con el Ejército, mientras la Universidad de Tufts mejora el rendimiento cognitivo y físico de los soldados, el MIT es en sí mismo una corporación de guerra, Columbia y Brown desarrollan el sistema de ingeniería DARPA, Princeton produce hardware, Dartmouth vende aprendizaje automático, Pensilvania trabaja en inteligencia artificial y Stanford desarrolla tecnología para la guerra química. Harvard, que produjo la bomba de napalm usada en Corea, Vietnam y otras guerras, fabrica hoy materiales educativos y recursos humanos para las industrias bélicas. John Hopkins se dedica a crear herramientas de evaluación de la capacidad ofensiva en las batallas. Las universidades estadounidenses dependen tanto del dinero de la guerra que han perdido su misión. (1) Y se podría agregar deberían de perder el respeto del mundo entero por favorecer actividades criminales y corruptas.

Bajo los nazis, Alemania creció a través de una economía de guerra que requería enemigos que matar, lugares que invadir. Mientras que en una economía de paz la demanda genera oferta, en una economía de guerra es la oferta la que genera la demanda. La economía de guerra de Estados Unidos hace posible que las corporaciones de armamento de guerra dicten la demanda aumentando la oferta de armas y materiales. Cuando la oferta crece hay que utilizarla. Los enemigos tienen que ser identificados o creados para usar ese suministro militar contra ellos. Los ideólogos estadounidenses trabajan duro en esto, unidos en los que EEUU llama «think-tanks» y financiados en buena parte por corporaciones de guerra. Surge un ciclo autosostenido en que los “think-tanks” identifican/generan enemigos y guerras, entre estos think-tank están el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, el Centro para una Nueva Seguridad Americana, el Instituto Hudson, el Atlantic Council. Amanda Yee ha documentado las conexiones de financiación entre los “grupos de ideólogos” de guerra y contratistas militares. (2)

Además, están los grupos de presión y los medios de comunicación proguerra que favorecen el ciclo estadunidense de guerras sin fin. Los grupos de presión son bien conectados (Asociación Industrial Aeroespacial AIA, Asociación Industrial de Defensa Nacional NDIA, y el Comité de Acción política AC) y su papel es presionar en favor de cualquier guerra. Los medios de comunicación corporativos de EEUU no desafían al gobierno y son fuertemente proguerra por su enfoque en hacer dinero y su limitada preocupación por los derechos humanos o el bienestar común. CNN, MSMBC, Fox News, CBS News, NBC, el New York Times, el Washington Post, han favorecido la mayoría de las guerras estadounidenses. Todos los involucrados se benefician, pero ninguno más que las corporaciones productoras de armas y materiales de guerra, estas obtienen becas de investigación, incentivos fiscales y jugosos contratos comerciales. La colusión entre las corporaciones de guerra y el Pentágono surge debido a los altos precios contractuales involucrados. La privatización de la guerra favorece una cultura de corrupción y sobornos que involucran a políticos y a todos quienes toman decisiones relevantes. Estados Unidos cuenta con conocidos «senadores del dinero» -republicanos y demócratas. Entre ellos Jeanne Shaheen, Lindsey Graham, Bill Nelson y el difunto John McCain. (1)

Los opositores a la guerra en Estados Unidos pagan un alto precio personal, según el sargento mayor Dennis Fritz, quien este año -2024, a 20 años de la guerra de Iraq publica «Traición mortal: la verdad sobre por qué Estados Unidos invadió Iraq». Su libro documenta cómo la invasión a Irak fue simplemente en defensa de Israel, para eliminar al gobierno irakí que financiaba a Hamas y Hezbolá. El comandante Fritz decide escribir preocupado porque hoy Estados Unidos se encuentra en una situación similar a la de hace 20 años, pero con Irán. Israel mata palestinos en Gaza mientras el gobierno de Irán apoya la resistencia palestina. En 2004, dice, las razones aducidas para la guerra de Irak fueron falsas por eso nunca se encontraron armas de destrucción masiva. En ese momento el jefe de Fritz, Douglas Faith, sospechoso de ser un agente extranjero israelí en el corazón del Pentágono, fue artífice de la justificación de la guerra contra Irak. Fritz sabe que la paz y la negociación con Iraq nunca fue considerada, ni siquiera cuando Saddam Hussein ofreció todo lo que Estados Unidos quería. Irak, explica, fue un “mensaje» para Siria y Libia, Irán y Corea del Norte. Pero Iraq costó 4.500 vidas militares estadounidenses y un millón o más de muertos y desplazados y todo estaba basado en falsedades. Las falsedades se prueban gracias a los documentos de la administración George W. Bush. Rumsfeld creía en documentarlo todo, por lo que todas las mentiras quedan escritas. La razón principal de la guerra fue demostrar que Estados Unidos era fuerte y una potencia única, había que destruir un país suficientemente fuerte como Irak. Fritz cree que Faith era un agente extranjero de Israel, pero no puede probarlo, aunque fue testigo directo de los contactos diarios de Faith con Bibi Netanyahu y de la presencia en ese tiempo, dentro y fuera de la Casa Blanca, de muchos agentes israelíes. (3)

El proyecto Costos de Guerra de la Universidad Brown, documenta los costos de las guerras posteriores al 11 de septiembre del 2001 en dinero, vidas y obligaciones financieras futuras. Más de 940 000 personas murieron a causa de la violencia directa y se estima que entre 3,6 y 3,8 millones de personas murieron indirectamente en las zonas de guerra posteriores al 11 de septiembre. El total de muertes, entre 4,5 y 4,7 millones de personas, incluye a 432 000 civiles. Hay 38 millones de refugiados de guerra y personas desplazadas en Afganistán, Pakistán, Irak, Siria, Libia, Yemen, Somalia y Filipinas. El precio federal de Estados Unidos fue de U$S 8 billones. Hasta 7.050 soldados mueren en las guerras, y al menos 4 veces más personal en servicio activo y veteranos de guerra de los conflictos posteriores al 11 de septiembre mueren por suicidio, no en combate. Desde las guerras ha habido una erosión de las libertades civiles y los derechos humanos en Estados Unidos y en el mundo. (4)

En noviembre de 2023, Chris Hedges entrevista a Dennis Kucinich, representante estadunidense por Ohio entre 1997 y 2013. Dice, «Arraigada en nuestro sistema está la financiación de las guerras y la perpetuación de los conflictos, porque si estás fabricando todo este material armamentístico, tienes que utilizarlo… Un círculo continuo…de dinero que entra a raudales». Estados Unidos está cerca de 1 billón de dólares en el año fiscal de 2023 para el Pentágono además de los diversos servicios de inteligencia y de una importante fuente de gasto discrecional. Estamos gastando nuestro tesoro nacional en la guerra: «Somos una máquina de guerra como nación». Estados Unidos prefiere la guerra a la salud, vivienda, educación y bienestar económico de sus ciudadanos. «La gente está empezando a ver, pero los últimos parecen ser los miembros del Congreso del país». (5)

Las decisiones de ir o no ir a la guerra, señala, se toman a nivel de la administración, pero hay una «amplia red de grupos de políticas públicas que se hacen pasar por voces independientes, grupos de reflexión, organizaciones académicas y personas en los medios de comunicación que alimentan cualquier narrativa que impulse al país a comenzar a agitar los sables y determinar: Bueno, tenemos que ir aquí para defender nuestro interés nacional. Una vez que se inicia ese proceso de apropiación… Y tienen cerca de 1 billón de dólares en todas las cuentas… Ese dinero… permite a los EEUU en este mismo momento enviar dos unidades de portaaviones a la zona cercana a Israel… para enviar tropas a cualquier parte del mundo que quieran o para pagar las que ya están estacionadas, y ponen al país en el umbral de una guerra en el momento en que lo hacen». (5)

Kucinich argumenta que Estados Unidos se enfrenta a una mentalidad ideológica patrocinada por los neoconservadores que ven al país como una fuerza que lucha contra el «mal» en todo el mundo. «La lucha a la que invitan es una de su propia creación, el deseo de ser capaces de crear guerras y sacar provecho. Algunos de los contratistas de guerra o aquellos que los tienen en una cartera, citan lo grandioso que es para las ganancias resultantes lo que está sucediendo en el Medio Oriente en este momento. Estamos en este ciclo, tenemos una economía dependiente de la guerra y cuanto más gastamos en guerra, más probabilidades tenemos de ir a la guerra. Cuanta más gente tengamos en bases de todo el mundo, más probabilidades tendremos de ir a la guerra…Esta marcha aparentemente inexorable de locura nuclear puede enfrentar militarmente a Estados Unidos con China, Rusia y sus aliados». En su opinión, solo una mayor participación ciudadana en Estados Unidos desafiando y poniendo freno al ciclo de guerra puede resolver esto. (5)

Para la gente común, nada es bueno en la guerra. Una vez que se produce una guerra, los costos humanos y económicos de la misma continúan durante décadas y algunos, como el costo financiero de la atención a los veteranos estadounidenses, no alcanzarán su punto máximo hasta mediados de siglo. Los efectos de la guerra en la economía estadounidense han sido significativos, incluyendo la pérdida de empleos y el aumento de las tasas de interés. Contrario a la creencia generalizada de que la guerra crea puestos de trabajo, el gasto federal de Estados Unidos en las guerras habría generado al menos 1,4 millones de puestos de trabajo más si el dinero se hubiera invertido en educación, atención médica o energía verde. Los cientos de miles de millones de dólares invertidos en activos militares -barcos y aviones- durante la primera década de las guerras habrían dado lugar a mayores mejoras de capital si estos dólares se hubieran invertido en infraestructuras económicas públicas básicas, como carreteras y sistemas de agua. Las guerras han afectado aumentando el interés cobrado a los prestatarios por los bancos y otros acreedores porque los gastos de guerra se financiaron en su totalidad con deuda, lo que contribuyó al aumento de la deuda nacional en relación al Producto Interior Bruto (PIB) y al aumento del interés a largo plazo. (6)

Una economía de paz es una opción mejor para los estadounidenses, pero no es favorecida, los políticos elegidos no representan a los ciudadanos estadounidenses, son agentes de las corporaciones de la guerra y sus cómplices. Los aspirantes a beneficiarse con la guerra, lamentablemente, se extienden más allá de las corporaciones de guerra. Ucrania es un ejemplo de la posibilidad de que la guerra se use para «privatizar» países enteros explica Michel Chossudovsky. El desafía la idea de que Estados Unidos ha «perdido todas las guerras» y argumenta que nunca se trató de que las guerras de Estados Unidos se ganaran, sino de «destruir» a los enemigos seleccionados. Desde esta perspectiva, argumenta, incluso Vietnam, una guerra ganada por los esfuerzos del pueblo vietnamita, en realidad se perdió. Vietnam nunca recibió pagos por reparaciones de guerra de los Estados Unidos a pesar de la pérdida masiva de vidas y la destrucción. En 1993 el acuerdo alcanzado en París obligó a Hanoi a reconocer las deudas del régimen de Saigón (general Thieu) por lo que, en muchos sentidos, Vietnam fue obligado a compensar a Washington por los costos de su guerra criminal contra este país. (7)

La agenda neoconservadora incrustada en la agenda militar y de inteligencia de Estados Unidos es «destruir» países, un objetivo impulsado por las ganancias donde la destrucción conduce a la reconstrucción. Una destrucción económica y social diseñada de Estados soberanos, que deja espacio para que los acreedores recojan los pedazos al tiempo que se apropian de riquezas reales. Esta agenda se puede llevar a cabo a través del «cambio de régimen,» «revoluciones de colores» o «guerra».  El objetivo es la desaparición y criminalización del Estado, y la imposición de una fuerte medicina económica y una deuda en dólares que se dispara. (7) Una agenda depredadora que convierte a los Estados en esclavos.

El golpe de Estado del 2014, euro-Maidán, en Ucrania apoyado por Estados Unidos fue el primer paso para desencadenar una crisis en el comercio de productos básicos y la dislocación de todos los sectores de la actividad económica del país empobrece a Ucrania. Una nación con una deuda externa de 150.000 millones en 2023, es «salvada» por la administración Biden con 75.000 millones en ayuda militar. Este aumento de la deuda ucraniana empuja al país a la guerra. Antes de Ucrania, el FMI era quien imponía su medicina económica a través de las condicionalidades de la deuda, pero a partir del 2022, el objetivo es la privatización directa de los estados y Ucrania es un ejemplo, es una toma de control y apropiación corporativa de todo un país.  En Ucrania Blackrock (la mayor empresa de inversión de cartera) y JP Morgan hoy trabajan juntos jugando el «papel de apoyo» en la creación del Banco de Reconstrucción de Ucrania, una «tremenda» oportunidad para los inversores privados, en sus propias palabras. La guerra no es solo un buen negocio, sino que puede ser buena para los negocios: cuanto mayor sea la destrucción mayor serán las ganancias y el control de los inversores extranjeros sobre un país, en este caso Ucrania. (7)

Es hora de que el mundo abra los ojos y se ocupe de las intenciones criminales y objetivos depredadores de las guerras eternas de Estados Unidos. La plaga (locusta migratoria) cae sobre nosotros. Las intenciones de los depredadores son globales, nadie está a salvo. Estados Unidos ha desatado gigantescas fuerzas depredadoras que se creen invencibles, y son voraces en su apetito por dinero, poder y control. Devolver al genio malvado a la botella no será tarea fácil. Requiere unidad de propósito y mucho coraje. La resistencia no es inútil: la resistencia es obligatoria. Mantente informada/o de las estrategias y objetivos del imperio y haz todo lo que puedas para frustrarles. Este mundo es nuestro, no de ellos.

  1. Joseph H. Chung, America’s Perpetual War: Six Questions. Who are the Beneficiaries of American wars? Global Research, initially published June 12, 2023 and republished this past August 14. 
  2. Amanda Yee, Six War Mongering Think Tanks and the Military Contractors that Fund them, March 7, 2023. Six war mongering think tanks and the military contractors that fund them – Liberation News
  3. Denniz Fritz, Beyond Betrayal: The Truth About why the United States Invaded Iraq.” 2023, Current Affairs, podcast interview https://www.patreon.com/posts/why-did-we-iraq-108378467
  4. The Cost of War Project, Summary of Findings. https://watson.brown.edu/costsofwar/papers/summary
  5. Chris Hedges, “We’re a war machine as a nation:” The truth about American politics, November 3, 2023. Interviewing Dennis Kucinich. The Real News Network, https://therealnews.com/were-a-war-machine-as-a-nation-the-truth-about-american-politics
  6. The Cost of War Project, The US Economy, https://watson.brown.edu/costofwar/costs/economic/economy
  7. Michel Chossudovsky, Substack, Ukraine. What is the end game? The privatization of an entire country. https://michelchossudovsky.substack.com/p/what-is-the-end-game-the-privatization

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