domingo, 27 de septiembre de 2020

Sobre sus inermes espaldas

 

El Estado venezolano se mantiene funcionando, con todas las dificultades, sobre la base de pagar a sus trabajadores salarios míseros. Es verdad que al salario hay que sumarle la caja de comida, los servicios baratos y los eventuales bonos. Pero aun así el resultado está muy por debajo de un ingreso digno y hasta muy por debajo de lo que hace diez o veinte años fue el ingreso de los servidores públicos. ¿Cómo llegamos aquí?.

En este momento toman cada vez mayor peso las abusivas ”sanciones” del Gobierno de Estados Unidos. También la pandemia ha complicado gravemente nuestra marcha social y económica. Pero tales acontecimientos externos nos afectan con más intensidad porque ya veníamos muy mal: equivocadas decisiones del Ejecutivo nacional, prolongadas en el tiempo, erosionaron nuestra economía. Hablamos de la política cambiaria, del dinero sin respaldo, de los controles mal aplicados, de los planes faraónicos en Pdvsa… Junto a ello, de la maraña creada entre la ineficiencia y la corrupción, que creció hasta tragarse demasiadas cosas. Las faltas y los errores han traído consecuencias. Las cuales pagan, no los responsables, sino las secretarias, los obreros, las enfermeras, los médicos, las docentes… del sector público. Y, más allá, toda la población. Porque a todos afecta que la esfera pública -fundamental en cualquier país moderno- se sustenta sobre personal mal remunerado. 

Pensemos en las educadoras y los educadores. ¿Qué consecuencias trae su situación? Un número importante de ellas han dejado sus cargos para migrar al exterior o a otras labores dentro del país. Así perdemos personal graduado y con experiencia, que viene a ser reemplazado apresuradamente por nuevos ingresos de menor preparación. Otros, resisten en sus puestos pero se dedican también a actividades adicionales: manicura, repostería, taxi… En el tiempo que deberían estar estudiando, planificando o descansando se desgastan en tareas diversas. Esta situación pesa sobre ellas y ellos, y también sobre toda la sociedad. ¿Qué futuro nos espera con un sistema educativo en esas condiciones? Es necesario el empeño del Gobierno por fortalecer acuerdos serios con la oposición democrática, que permitan abrir posibilidades al crecimiento económico. No es la hora de la triquiñuela. 

(@auroralacueva)  



No hay comentarios: