María Alejandra Díaz
Desde 1095 la Banca desarrolló estrategias para acumular dinero a costa
de la hambruna y muerte de millones de seres humanos. En 1315 la Banca
Veneciana -manejaba el crédito papal- desarrolló estrategias de
apropiación de tierras y bienes mediante hostilidades, préstamos,
intereses e impuestos a los agricultores y comerciantes que terminaban
en manos de los Papas. Afectaban las cosechas, controlando la producción
de alimentos producían hambre y muertes que terminaban por reducir la
población.
En 1320, estos nobles venecianos: Astirsiena, Franchecci, Scali, Peruggi, Buonacuorsi, criminales vestidos de banqueros, viéndose a punto de la quiebra, mientras morían cientos de miles en medio de la peste negra, aprovecharon para cambiar la economía, modificando el patrón monetario.
Venecia fue el mayor éxito comercial de la edad media, ciudad sin industria a excepción de la construcción naval militar con la que llegó a dominar el mundo mediterráneo y controlar un imperio a través de la mera empresa comercial. En el siglo XIV se encontraba en el ascendente de uno de sus mayores períodos de éxito y poder (Braudel).
Cada 100 años, usan la misma coartada: ya no con guerras convencionales sino con bioterrorismo y armas bacteriológicas para, en medio del pánico mundial y terror colectivo inducido desde la globalización mediática, cambiar las reglas del juego social e imponer el nuevo orden mundial anhelado. ¿A quiénes les interesa este juego geopolítico? ¿Es la eliminación global del dinero efectivo por la moneda virtual? ¿Qué tipo de economía nos espera después de esta recesión global brutal?
Aplican armas blandas cognitivas que destruyen el tejido social. Sociecidio apoyado en una democracia de emoción: emoción colectiva sincronizada y globalizada en la que el modelo podría ser el de un tele evangelismo postpolítico. Infowar impuesta por la comunicación instantánea en la que las armas de destrucción masiva ceden su primacía estratégica a esas armas de comunicación masiva. (Virilio)
Peste negra ayer, caída de las Torres gemelas como impostura, coronavirus hoy como táctica de eutanasia y darwinismo social. Máquina de guerra contra la humanidad, que a veces con el criterio fraudulento de la ciencia y la protección de los derechos humanos matan lo humano, de allí su éxito: entra inadvertidamente se hace amigable, confiable, dañando cual Caballo de Troya, nuestras defensas.
Intentan encubrir los intereses del FMI, quien se queja de la longevidad de nuestros ancianos, casualmente los mayores afectados por la pandemia y de multilaterales que pretenden imponernos agendas que destruyen nuestra soberanía imponiéndonos patrones de consumo y comportamiento mediante un estado de excepción mundial, y la domesticación mediante vacunas desconocidas.
Ante esta guerra blanda opongamos nuestro modelo de defensa cívico militar, evitemos se hagan parte de nuestro sistema para debilitarnos, cualquier antídoto o cura debe ser evaluada y examinada exhaustivamente por equipos nacionales expertos, es la salud, lo vital que está en riesgo.
La "gobernanza mundial" actúa de distintas maneras: no pudieron imponer a sangre y fuego su modelo, ahora lo impondrán vía atención humanitaria y sanitaria global. Apostemos con nuestra propia ciencia y nuestros científicos: incluyendo las alternativas que desde la bio-nanotecnología existen en nuestro país, tratamientos alternativos, uso de alcaloides y nanopartículas de plantas autóctonas y dispositivos de multifrecuencias para afectar la genética de este virus.
Nuestro gobierno y nuestra FANB, garantes de la soberanía, deben evitar que minorías impongan desde el poder global ficciones sanitarias y éstas capturen a la mayoría cuantitativa, robándole su potencia. Deben velar por el bien común y actuar juntos contra la reingeniería social exterminadora, porque juntos somos poder y potencia, pero conscientes de serlo. Desde nuestra inmanencia y necesidades, desarrollemos nuestras propias políticas de supervivencia y sobrevivencia de la comunidad, conectada y comunicada.
Implementar y aplicar protocolos de protección de la soberanía de la población, ante cualquier poder externo; examinar toda medicina vacuna y alimento, no vaya a ser peor el remedio que la enfermedad, ello, mediante un comité o grupo de técnicos, que estén a disposición de la patria y de los venezolanos y venezolanas.
No podemos entregar nuestro Conatus poblacional: capacidad de perseverar en nuestro ser de venezolanos, dispuestos a luchar y sobrevivir enfrentando a un tercero en defensa de nuestra patria y gentilicio. Desde nuestra potencia social en la conexión y la comunicación convertirnos en un contrapoder, entendiendo que todo aquello que incomunique pertenece a las elites minoritarias usurpadoras de la potencia de la comunidad humana y natural.
Contra esta terrible impostura que busca romper la globalización comercial e imponer normas de ortopedia social, globalización de la micropolítica con sistema de protocolos, resulta primordial defendernos con nuestras propias armas y sabiduría. Es un tema de soberanía y supervivencia como humanos.
En 1320, estos nobles venecianos: Astirsiena, Franchecci, Scali, Peruggi, Buonacuorsi, criminales vestidos de banqueros, viéndose a punto de la quiebra, mientras morían cientos de miles en medio de la peste negra, aprovecharon para cambiar la economía, modificando el patrón monetario.
Venecia fue el mayor éxito comercial de la edad media, ciudad sin industria a excepción de la construcción naval militar con la que llegó a dominar el mundo mediterráneo y controlar un imperio a través de la mera empresa comercial. En el siglo XIV se encontraba en el ascendente de uno de sus mayores períodos de éxito y poder (Braudel).
Cada 100 años, usan la misma coartada: ya no con guerras convencionales sino con bioterrorismo y armas bacteriológicas para, en medio del pánico mundial y terror colectivo inducido desde la globalización mediática, cambiar las reglas del juego social e imponer el nuevo orden mundial anhelado. ¿A quiénes les interesa este juego geopolítico? ¿Es la eliminación global del dinero efectivo por la moneda virtual? ¿Qué tipo de economía nos espera después de esta recesión global brutal?
Aplican armas blandas cognitivas que destruyen el tejido social. Sociecidio apoyado en una democracia de emoción: emoción colectiva sincronizada y globalizada en la que el modelo podría ser el de un tele evangelismo postpolítico. Infowar impuesta por la comunicación instantánea en la que las armas de destrucción masiva ceden su primacía estratégica a esas armas de comunicación masiva. (Virilio)
Peste negra ayer, caída de las Torres gemelas como impostura, coronavirus hoy como táctica de eutanasia y darwinismo social. Máquina de guerra contra la humanidad, que a veces con el criterio fraudulento de la ciencia y la protección de los derechos humanos matan lo humano, de allí su éxito: entra inadvertidamente se hace amigable, confiable, dañando cual Caballo de Troya, nuestras defensas.
Intentan encubrir los intereses del FMI, quien se queja de la longevidad de nuestros ancianos, casualmente los mayores afectados por la pandemia y de multilaterales que pretenden imponernos agendas que destruyen nuestra soberanía imponiéndonos patrones de consumo y comportamiento mediante un estado de excepción mundial, y la domesticación mediante vacunas desconocidas.
Ante esta guerra blanda opongamos nuestro modelo de defensa cívico militar, evitemos se hagan parte de nuestro sistema para debilitarnos, cualquier antídoto o cura debe ser evaluada y examinada exhaustivamente por equipos nacionales expertos, es la salud, lo vital que está en riesgo.
La "gobernanza mundial" actúa de distintas maneras: no pudieron imponer a sangre y fuego su modelo, ahora lo impondrán vía atención humanitaria y sanitaria global. Apostemos con nuestra propia ciencia y nuestros científicos: incluyendo las alternativas que desde la bio-nanotecnología existen en nuestro país, tratamientos alternativos, uso de alcaloides y nanopartículas de plantas autóctonas y dispositivos de multifrecuencias para afectar la genética de este virus.
Nuestro gobierno y nuestra FANB, garantes de la soberanía, deben evitar que minorías impongan desde el poder global ficciones sanitarias y éstas capturen a la mayoría cuantitativa, robándole su potencia. Deben velar por el bien común y actuar juntos contra la reingeniería social exterminadora, porque juntos somos poder y potencia, pero conscientes de serlo. Desde nuestra inmanencia y necesidades, desarrollemos nuestras propias políticas de supervivencia y sobrevivencia de la comunidad, conectada y comunicada.
Implementar y aplicar protocolos de protección de la soberanía de la población, ante cualquier poder externo; examinar toda medicina vacuna y alimento, no vaya a ser peor el remedio que la enfermedad, ello, mediante un comité o grupo de técnicos, que estén a disposición de la patria y de los venezolanos y venezolanas.
No podemos entregar nuestro Conatus poblacional: capacidad de perseverar en nuestro ser de venezolanos, dispuestos a luchar y sobrevivir enfrentando a un tercero en defensa de nuestra patria y gentilicio. Desde nuestra potencia social en la conexión y la comunicación convertirnos en un contrapoder, entendiendo que todo aquello que incomunique pertenece a las elites minoritarias usurpadoras de la potencia de la comunidad humana y natural.
Contra esta terrible impostura que busca romper la globalización comercial e imponer normas de ortopedia social, globalización de la micropolítica con sistema de protocolos, resulta primordial defendernos con nuestras propias armas y sabiduría. Es un tema de soberanía y supervivencia como humanos.
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