Mariadela Villanueva.
La conspiración de la oligarquía vecina contra Venezuela no sorprende a nadie. No es más que la extensión de la vileza de Santander, de su traición a Simón Bolívar y al proyecto de una América del Sur unida e independiente capaz de frenar la voracidad y los avances injerencistas de los Estados Unidos de Norte América.
Oligarquía que desde esa época ha hipotecado sin ningún miramiento los derechos de los colombianos y la soberanía de su país, transformándolo en un narco-estado, al servicio los de los amos del dinero y sus perros de guerra; en un operador continental de las políticas anti-regionales del imperio estadounidense
Vampira consuetudinaria de Venezuela, ha jugado un rol preponderante en la generación de gran parte de los problemas que nos afectan.
Sin ningún escrúpulo, ha convertido la frontera colombo venezolana en una inmensa lavadora de los cuantiosos ingresos que obtiene Colombia como principal productor/exportador de droga del hemisferio. ¿O es que alguien todavía duda del origen de las casas de cambio, la compra de billetes venezolanos por el doble de su valor, el chantaje, la corrupción y los asesinatos en esa zona?
Vergonzosa clase cipaya anotada desde hace rato en el desprestigio, el saqueo, la destrucción y el desmembramiento de Venezuela, ahora se ofrece cínicamente a participar "el día después" en la reconstrucción de sus restos.
Y por si fuera poco su descaro, irrespetando toda regulación internacional y la voluntad del pueblo venezolano, se ha prestado para montar en Bogotá la última farsa orquestada en los EEUU, actuada por delincuentes apátridas: un dizque juicio al presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros.
No en vano, Miguel Peña le advertía claramente a El Libertador "…es a Usted a quien él (Santander) dirige ahora los tiros para sacarlo de la escena, y a mi parecer usted rechaza sus golpes con un desdén generoso que conviene poco con un enemigo ambicioso, cruel y cuyo carácter lo forman la codicia y la venganza… Santander es enemigo muy temible, todas las arterias de Maquiavelo están en su cabeza y todos los crímenes de la edad media están en su corazón".
Así, casi 200 años después, no podemos darnos el lujo de desconocer que el enemigo más cercano nuestro y de todos los pueblos del continente, incluido el colombiano, es la mismita oligarquía heredera de Santander y que como tal, debe ser enfrentada con mano de hierro, no con el "desdén generoso" que de nada sirvió a El Libertador.
Se lo debemos.
Analista y comunicadora. Socialista y chavista. Firme creyente del poder popular
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