Zonia Linares.
El éxodo de venezolanos a otros países comienza a ser preocupante, jóvenes recién graduados con todo el sacrificio, abandonan el país, e igualmente jóvenes campesinos han abandonado sus tierras, para cruzar la frontera y trabajar las ajenas en Colombia, Extranjeros radicados en Venezuela, nacionalizados venezolanos volvieron a sus países de origen, menos los colombianos, pero los hijos de ellos si han salido en busca de nuevos horizontes, son muchos los puestos de trabajo que han quedado vacantes, son muchos los hogares que se han desmembrado, no es que sea más llamativo lavar pocetas que sembrar la tierra. No, es que al campesino le pagan su producto a precio de gallina flaca y cuando llegan al mercado, tienen precio de oro en bruto, y cuando van a comprar los fertilizantes el fruto de la cosecha no les da para cubrir lo necesario, ni para mantenerse a nivel personal, la vida del campesino es una vida muy dura ya que sólo vive de su siembra, y si a eso le colocamos una difícil situación económica, plagada de corrupción, burocracia y bloqueos, ¿Entonces los vamos a juzgar porque decidieron irse?.
Igualmente jóvenes que se gradúan en cualquier profesión, se ven obligados a abandonar porque los sueldos no cubren ni sus aspiraciones, y menos sus necesidades, aunque con respecto a los salarios siempre hemos estado en desacuerdo, pero nunca nos había tocado sentir que estamos trabajando por amor al arte, porque es imposible mantenerse uno solo, mucho menos mantener una familia de tres personas, así que para ellos la solución es irse, donde el trabajo no es el sueño que ellos tejieron, pero pueden vivir y ayudar a las personas que dejan aquí en Venezuela esas son las historias que escuchamos a diario, de aquellas familias que han tenido que separarse, ¿Quiénes pagan las consecuencias? Los niños que les toca quedarse con los abuelos, con los tíos etc. Porque los padres se van tratando de darles una mejor calidad de vida, los ancianos que se quedan solos, porque sus hijos se ven obligados a irse, hoy nosotros estamos sufriendo lo que han vivido otros países, y no es por la guerra gracias a Dios, no es porque estamos cayendo en las calles muertos como difunden en otros países, estamos saliendo del país, porque la codicia y la perversión se apoderó de la sociedad, porque empezaron diciendo que los empresarios tenían que presionar al pueblo para que se levantará contra el gobierno y comenzaron a acaparar alimentos, a restringir la producción, nacieron los famosos bachaqueros, a ellos se unieron los mafias que extraen los productos del país, alimentos, medicinas, gasolina y billetes, todo este tipo de actos ilícitos les resultó tan beneficioso que fueron acrecentando la estrategia, mientras por el otro lado los políticos de oposición fueron haciendo lo que mejor saben hacer, vender a Venezuela a nivel internacional, hasta lograr los bloqueos económicos que hoy tenemos. Crearon ese monstruo que hoy no los reconoce, porque si preguntan quien es su líder, dicen que no lo tienen, porque ya no tienen seguidores, Maduro tiene detractores, pero ninguno cree en la MUD, ni en ninguno de sus integrantes. Por su parte ellos se han ido abandonando entre ellos mismos, se replegaron en peleas estériles, luchando cada quien por su curul y dejaron ese monstruo suelto en la calle, que nos está devorando poco a poco, porque todos los días aumentan más y más y sepultan más la calidad de vida de todos nosotros.
Julio Borges por su parte, sigue haciéndole mucho daño al país desde afuera, si hay alguien que merece ser juzgado como traidor a la patria y al pueblo que lo eligió, es él. Así que el tema de la migración venezolana es muy sensible, va mucho más allá de un simple sueño americano, que ya sabemos que no existe tal sueño, y allí estoy de acuerdo con Reinaldo Quijada todos los que se han ido y los que están por irse, son piezas importantes en la construcción de este país, desde el campesino que le tocó abandonar su tierra, el ingeniero que trabaja como taxista en otro país, o la cajera del supermercado, todos son fundamentales para nuestra Venezuela.
Sabemos que a muchos que se han ido, no les ha ido bien, algunos han perdido la vida, pero aquellos que lograron encajar en esa sociedad les reconocen su trabajo, porque son buenos en lo que hacen, porque los venezolanos, somos emprendedores, trabajadores, echados pa’lante como dicen por ahí, por eso los necesitamos aquí.
Estamos claros que muchos se van despotricando, pero otros se van porque la necesidad los obliga y desde ese otro lugar extrañan su tierra, sus costumbres, sus raíces y su familia.
Nací con corazón revolucionario. Chavista desde 1992. Creo en Dios, mi patria sigo y seguiré los sueños de mi comandante eterno.
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