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El pasado domingo 17 de diciembre se terminó de esclarecer el escenario electoral de Paraguay en 2018. En un proceso de elecciones internas, se definieron los candidatos a la Presidencia, parlamentarios de la República, parlamentarios del Parlasur, gobernadores y concejales departamentales que participarán en las Elecciones Generales del 2018.
El proceso se dio de manera simultánea en diferentes partidos y movimientos políticos,  aunque algunos de ellos se presentan en alianza con listas únicas, por lo que el interés de estas elecciones se centró fundamentalmente en la definición de los candidatos del Partido Colorado (Asociación Nacional Republicana) y del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), que va en coalición con el Frente Guasú, en la Alianza GANAR.
Los sondeos previos ya identificaban a los ganadores (gráfico 1). En el Partido Colorado, la disputa interna entre el presidente actual, Horacio Cartes, y los barones del partido, se dirimió con la selección de Mario Abdo Benítez –hijo de un jerarca cercano a Stroessner–, quien se impuso con 564.811 votos (50,93 %) al exministro de Hacienda, Santiago Peña –ficha cartista, proveniente del PLRA–, quien alcanzó los 480.114 (43,29 %), a pesar de su control y manejo de la burocracia estatal.
En el caso del PLRA los sondeos tampoco fallaron y resultó electo el candidato Efraín Alegre con 308.146 votos, frente a Mateo Balmelli, que recibió 132.312[1] papeletas liberales. Alegre tiene definida como fórmula vicepresidencial a Leo Rubín (Frente Guasú), en el marco de la Alianza Ganar[2].
Gráfico 1. Intención de voto. Elecciones internas partidarias.
Fuente: elaboración propia a partir de datos de Cies-Joint venture con Ibope  (08/2017)
Los impactos de un Estado neoliberal
La definición de los candidatos abre paso al comienzo de una disputa no ajena a un contexto de enormes tensiones sociales. Un escenario de crisis ahondado por las políticas de un gobierno que propugnó la agudización de un sistema impositivo regresivo; la provisión de un marco legal ad hoc a los intereses de las grandes corporaciones y la agudización de la presencia e intervención de las Fuerzas de Seguridad en los conflictos políticos internos.[3]
El resultado del avance de un Estado neoliberal en el Gobierno Cartes está relacionado con el aumento de la pobreza. La Encuesta Permanente de Hogares da cuenta de un incremento del 26,58 % al 28,86 %, entre 2016 y 2017. Lo que supone que un total de 1.949.272 paraguayos son pobres en la actualidad. Esta problemática se agudiza entre los indígenas, alcanzando un 77 % de población pobre, con un 63 % de niños indígenas viviendo en estas condiciones. Además, el aumento de la pobreza extrema también es patente: pasó de 5,42 % en 2016, a 5,73 % en 2017.[4] Esta situación conlleva que Paraguay sea líder en rankings tan vergonzantes como ser el cuarto país de Latinoamérica con mayor porcentaje de indigencia (20,5 %), solo detrás de Guatemala, Honduras y Nicaragua[5].
Por otra parte, y a pesar de que Paraguay es un país ampliamente dependiente del sector primario –el cual genera las tasas más amplias de ocupación (64,19 %, frente al 55,12 % de las zonas urbanas)–, es justo en el entorno rural donde se encuentran las mayores tasas de pobreza; llegando al 39,72 % en 2017. Los ingresos de los trabajadores del campo son notoriamente más bajos y la precarización, la informalidad, el trabajo forzado y la servidumbre se mantienen como formas de trabajo[6]. Esta situación de precariedad en el campo promueve la migración a zonas urbanas y la constitución de asentamientos precarios[7].
La desigualdad es latente. La Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos (DGEEC) señala que entre el quintil más rico y el más pobre la brecha es amplia: el 40 % más pobre solo dispone del 12,5 % de los ingresos, mientras el 10 % más rico concentra el 37,1 % de los ingresos.[8]
Finalmente, el desempleo alcanza un 5,34 %. Hay un 19 % de subocupación, lo cual implica que estos ciudadanos reciben un salario por debajo del mínimo legal vigente al trabajar menos de 30 horas semanales. Ello obliga a miles de paraguayos a buscar trabajo en otros países, configurando una expulsión forzada de trabajadores hacia Argentina y Brasil[9].
La situación de alta vulnerabilidad del pueblo paraguayo refleja los temas en torno a los cuales las candidaturas van a comenzar a construir su agenda política: según los sondeos de opinión pública, la calidad de vida, el desempleo y la salud, son los tres temas que más preocupan a los ciudadanos.
Gráfico 2. Encuesta principales problemas del país
Fuente: elaboración propia a partir de datos del Instituto de Comunicación y Arte-ICA (11/2017)

La brecha colorada
En abril de 2017 las relaciones de Horacio Cartes con los barones del partido sufrieron lo que sería el primer gran revés del año. Su prerrogativa de ser reelegido para las elecciones de 2018 no solo no generó los consensos intrapartidarios esperados, sino que supuso una respuesta popular en forma de amplias movilizaciones callejeras, que fueron violentamente reprimidas saldándose con el asesinato de un joven militante del Partido Liberal a manos de la Policía.
La enorme repercusión de las movilizaciones, así como la imagen de denostada democracia, supusieron para el empresario tabacalero un impacto irrevocable en su imagen y la de su gobierno. Al interior del partido la legitimidad del mandatario cayó: el 22,1 % pensaba, a finales de 2017, que su gobierno era muy malo y el 22,5 % lo calificaba como malo, es decir, que el 44,6 % cuestionó su gestión.[10] Por ello no es casual que el mandatario llegara derrotado a las elecciones primarias con un candidato (Santiago Peña) que marcó distancia con los ideales ultraconservadores del partido y no logró calar en las bases sociales de la derecha paraguaya, siendo éste el segundo batacazo del año para Cartes.
El trágico resultado es que la administración cartista no sólo ahondó en las enormes deficiencias de la población paraguaya, sino que socavó las bases del Partido Colorado, llegando al 2018 con una formación política desestructurada, dividida y desgastada. Un escenario que recuerda el de diez años atrás, cuando la brecha colorada fue capitalizada por la Alianza Patriótica para el Cambio, que llevó a Fernando Lugo al poder.
Ello no significa que el poder de Cartes esté acabado. Su riqueza y pragmatismo son herramientas suficientes para entablar negociaciones con el sector colorado, ganador en las primarias, también necesitado de los votos y el poder del cartismo. Tampoco se pueden olvidar los nexos del empresario-presidente con el poder de facto brasilero y con los Estados Unidos, quienes le “perdonaron” sus actividades non sancta en la industria tabacalera y la extensión de los negocios de algunos familiares vinculados con el narcotráfico.[11]
El Partido Colorado se presentará con el sector interno que se muestra más conservador y ligado al stronismo. Mario Abdo Benitez tiene la carta de mostrarse coherente con las políticas conservadoras de sus vecinos de Brasil y Argentina, ilusionando a la ciudadanía con los tratados de libre comercio propuestos desde el Mercosur[12] y con un discurso de seguridad interna (preparado por Cartes).
La capacidad clientelista de este sector político es otro de los “baluartes” colorados. Será definitiva la acción de la actual oposición para velar por que los recursos públicos estatales no sean puestos al servicio de la campaña  colorada. Necesitarán consolidar una estructura de campaña capaz de fiscalizar todos los puestos de votación y llamar a la ciudadanía a no vender el voto y a defender los votos opositores depositados en las urnas. Es preciso recordar que la derecha paraguaya siguió el mismo libreto que la derecha hondureña con los golpes parlamentarios y podría estar dispuesta a configurar un escenario de fraude electoral como ha ocurrido en Honduras[13].
Escenarios previsibles de la Alianza Ganar
Construir un escenario de cambio es la opción discursiva que puede generar mayores réditos y el espacio temporal –relativamente corto– puede permitir que no haya un excesivo desgaste en la formación de centro-izquierda.
Para ello la imagen del Frente Guasú, con el liderazgo outsider de Leo Rubín, puede resultar efectiva si este es posicionado no como un segundo dependiente de las decisiones de Efraín Alegre, sino como un liderazgo propositivo enmarcado en el ideal de cogobierno. Para ello deberán exponer muy claramente los alcances de la Alianza Ganar, a fin de superar la desconfianza de amplios sectores sociales con en el PRLA[14].
En este sentido las propuestas del PLRA pueden sumar a los postulados propios del candidato del Frente Guasú (sostenibilidad ambiental, equidad social, enfoque étnico) vinculándolos a dimensiones y marcos discursivos de política pública: economía sostenible para el desarrollo, igualdad social con enfoque étnico, entre otros.
El escenario de ruptura interna del Partido Colorado abre un espacio de acción amplio a la Alianza Ganar. De la capacidad de cicatrizar las heridas en el centro izquierda y de mostrarse como un bloque indivisible dependen sus posibilidades de triunfo.
[1]http://www.paraguay.com/nacionales/estos-son-los-resultados-tras-el-escrutinio-de-las-internas-171881
[2]https://www.tsje.gov.py/static/ups/libros/pdf/Acuerdo_de_la_Concertacion_Frente_Guazu.pdf
[3]http://www.celag.org/balance-del-gobierno-del-empresario-horacio-cartes-en-paraguay/
[4]http://www.abc.com.py/nacionales/aumenta-pobreza-en-paraguay-1604219.html
[5]http://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/40972/4/S1601037_mu.pdf
[7]https://www.senavitat.gov.py/minurvi-py/wp-content/uploads/sites/8/2016/05/INFORME-PY-HA%CC%81BITAT-III.pdf
[8]http://www.dgeec.gov.py/
[9] http://www.ippdh.mercosur.int/wp-content/uploads/2017/02/Migración-derechos-humanos-y-pol%C3%ADtica-migratoria.pdf
[10]http://www.abc.com.py/edicion-impresa/politica/casi-la-mitad-de-los-colorados-esta-insatisfecha-con-gobierno-de-cartes-1654472.html
[12] http://www.abc.com.py/tag/tratado-de-libre-comercio-11859.html
[13] http://www.celag.org/democracia-la-medida-ee-uu-bolivia-no-honduras/
[14] http://www.celag.org/alianza-ganar-paraguay/