Carola Chávez
Los agarraron. Se creían sobrados y los agarraron. Sus caras corrieron por la redes, sonrientes, demasiado sonrientes… Sus caras, desconocidas para la mayoría de los venezolanos. Sus nombres, ni hablar. Esos funcionarios que nadie señala la hora de hablar de corrupción, porque no se exponen, porque no tienen que dar la cara todos los días… esos que tienen tanto poder para jodernos y que nadie sabe quiénes son.
Ayer fue la directiva de Citgo. Cayeron sabroso, jurando que nunca iban a caer. Uno de ellos, acorralado, tuvo la impudicia de declararse “ciudadano americano”, exigiendo que contactaran a su embajada, todo esto a pesar de haber nacido en Falcón. ¡Qué escenita más deplorable!
Los muy bichos vendían al país llenándose los bolsillos y dándole una “ayudaíta” al gobierno gringo en la imposible tarea de tumbar al gobierno bolivariano. Entre sus socios de marramuncias, un venezolano de Weston, opositor decente y pensante, de esos que dicen horrorizados que el gobierno chavista es el más corrupto de toda la historia, o sea guácatelas, ¡Maduro vete ya! Rapacupos de élite envidiados en su entorno, “Fulanito coronó”. Todo un nauseabundo mar de doble moral e hipocresía.
Bien hecho, plátano hecho, cayeron. Y en los medios opositores donde tanto hablan de corrupción, del yate de Aristobulo, del Reverón de Jessy, de la fortuna de Maria Gabriela, de los Zapatos de Delcy, del oligopolio de Diosdado, dueño de todo lo visible e invisible, amén… En esos medios, la captura de la directiva de Citgo, no es noticia de primera plana.
Es que no solo cayeron unos corruptos, cayeron unos agentes infiltrados que además de entregarles la empresa a los gringos, les pasaban información sensible sobre la reestructuración de la deuda venezolana, para que nos pudieran joder más y mejor. Para que pasemos todo tipo de calamidades “culpemaduro”. Con razón el falconiano con ínfulas de Joe dijo ser “ciudadano americano”, porque el pobre diablo jura que lo es. ¡Ciudadano americano my ass!
Agentes infiltrados como la rubia oxigenada que huyó en una moto y que permitió que estas cosas pasaran a pesar de las denuncias, a pesar de que el presidente Maduro había pedido una investigación. “Separación de poderes”, decía ella mientras separaba sus piernas para los gringos. Agentes infiltrados en nuestras instituciones, decir esto hace unos años parecía conspiranoia, hoy los hechos nos dicen que todo lo terrible que intuimos sobre la guerra contra el chavismo, puede siempre ser peor.
Con la huída de la rubia falsa más allá del color de su pelo, llega Tarek, nuestro fiscal, que no solo tiene pinta de super héroe sino que está decidido a serlo, y asume el compromiso de destapar el pozo séptico más podrido, aquel sobre el que se sentaba la rubia, y así empieza a flotar la mierda.
Y empiezan a salir nombres y caras, y peces gordos que uno no sabe como llegaron hasta ahí, que nadie sino su mamá oyó de ellos, que nunca dieron la cara, que si llegara el día en que nos vinieran a buscar a los chavistas, tal como la misma oposición nos lo vive prometiendo con su “a ver a donde te vas a meter”, a esos directivos, y altos gerentes, nadie los iría a buscar. Peor, los veríamos liderando la cacería… Y todo esto me da mucho asco… y pienso en cuántos “sin caras, sin nombre” hay en cuántas instituciones, en esos cargos que la mayoría no sabemos que existen. Y ellos ahí enquistados, y la eterna denuncia de los chavistas de “mi jefe en tal ministerio es escuálido”, la leyenda urbana, que no es leyenda, de los directivos de tal institución descorchando botellas aquella tristísima tarde del 5 de marzo de 2013… ¡Coño de la madre!
Ya no más. El principio del esperado fin les ha llegado y no empujen que hay para todos. Tarek, siguiendo la petición del presidente Maduro, mete el ojo en PDVSA, CADIVI -¡Madre mía, CADIVI!- , y ayer Nicolás avisó que también el ministerio de alimentación. No empujen, malditos, que ya viene su sábado.
Y el profundo asco que me produce cada caso que se destapa, lo supera la alegría y el alivio de saber que se está luchando efectivamente contra la corrupción, y me recreo imaginando las caras de cagados de esos bichos que salían tan sonrientes en las fotos. Y sueño con penas para ellos proporcionales al daño que nos hicieron. Y si esas penas no existen, que la Asamblea Nacional Constituyente las vaya pensando. Me imagino una ley bien bonita que diga 400 años de cárcel para el faconiano gringo, o para Pedro -el tal Topocho- de la faja del Orinoco, 200 para el actorucho ese que llaman Coco… Sí, un pocototón de años que pueden ser menos, digamos 20, en la medida en que devuelvan lo robado, en que reparen los daños hechos a la nación. ¡Sería tan lindo!
Lo que hace años venimos clamando que suceda está sucediendo. No es poca cosa: estamos presenciando, por primera vez en la vida, a un gobierno atacar la corrupción dentro de sus propias filas. Eso requiere honradez y valentía. Eso lo está haciendo el gobierno chavista, el gobierno de Nicolás. ¡Sigan subestimándolo, gafitos todos!
Y así, mientras en la vida de los de los rabos de paja hay sobresaltos y maletas preparadas por si acaso, en la mía hay orgullo, esperanzas y cotufas para la próxima rueda de prensa de nuestro Fiscal Tarek.
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