jueves, 26 de junio de 2025

Actualidad del Manifiesto Comunista

 ALEXANDRA MULINO

Carlos Marx y Federico Engels, hace 177 años –el 21 de febrero de 1848, sobre la base de una lectura histórica de la economía política a partir de la premisa de que la “historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases”– desvelaron que “la burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar incesantemente los instrumentos de producción y, por consiguiente, las relaciones de producción, y con ello todas las relaciones sociales”.

Pues bien, la potencia teórica propuesta explica todavía, con claridad meridiana, las formas de acumulación del capital que a finales del siglo XX terminaron privilegiando el trabajo “muerto” sobre el trabajo “vivo”, hasta nuestros días, recrudeciendo, así, la lucha de clases entre las distintas fracciones de la burguesía y una clase obrera que se reinventa a sí misma en condiciones cada vez más precarias y demoledoras en el terreno material e ideológico-político.

El nuevo “rostro” de la geopolítica mundial se asomaba sin timidez: el mundo unipolar promovía nuevas racionalidades tecnológicas en todas las ramas de la producción, obligando a los Estados capitalistas a desregular sus normativas con el propósito último de garantizar la reconversión industrial, la deslocalización de capitales y la normalización de los capitales “golondrinas”.

En el Manifiesto se avizoran conceptos medulares como los de a) la reproducción ampliada del capital, b) la plusvalía relativa y c) la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, al superar la condición de “modelo” económico y social propuestos por la economía política y la sociología burguesas de carácter totalmente ahistórico; a decir de ambos autores: “Mediante la explotación del mercado mundial, la burguesía dio un carácter cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países”.

En consecuencia, “¿cómo vence esta crisis la burguesía? (…) por la destrucción (…) de una masa de fuerzas productivas (…) por la conquista de nuevos mercados y la explotación más intensa de los antiguos (…) preparando crisis más extensas y más violentas (…)”.
La revolución teórica y político-ideológica fundadas por Marx y Engels, aún nos invitan a exclamar con fuerza: “¡Proletarios de todos los países, uníos!”.



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