Aurora Lacueva
Las desmedidas lluvias y sus graves consecuencias traen a la atención general el tema del cambio climático. Pero tendemos a olvidarlo pronto. O si pensamos en él es para imaginarnos que hay soluciones tecnológicas al alcance de la mano, y podremos así seguir como siempre. El mismo periodista que se muestra preocupado por la elevada quema de combustibles en aviones y automóviles de todo el planeta, a los cinco minutos –entrevistando a otro invitado- se entusiasma con la perspectiva de que decenas de miles de rusos puedan visitar nuestras playas. La misma alta autoridad del gobierno que truena contra el “capitalismo depredador” anuncia con agrado la exportación de ganado en pie a Turquía. ¿Qué estamos creyendo?
Las acciones que se requieren en relación al clima y a la destrucción de ambientes naturales no son pequeñas. Hay miles de millones de personas en el mundo, muchas de Venezuela entre ellas, que viven con limitaciones y que merecen disponer de más energía y materiales. Pero hay otros miles de millones, incluidas clases medias y trabajadoras de diversos países, que deberían cambiar su estilo de vida a otro más sencillo. El consumo de los muy ricos es estrafalario mas, siendo ellos pocos, no alcanza a afectar el clima: sí lo logra el consumo de grandes masas de población, de un estilo ajustado a una producción incesante y a un comercio global controlados por el capital, que por su naturaleza necesita estar en constante crecimiento.
Se requiere que esos consumidores asuman una vida menos centrada en comprar y tirar, y que el capital al menos reduzca su acción destructora y reoriente sus áreas de acción. Se puede comprar una fruta exótica algún domingo, pero normalmente se debería comer lo que se cultiva cerca de donde se vive: no peras en Venezuela, ni mangos en Canadá. Se puede hacer algún viaje ocasional a un sitio lejano que se desea conocer, pero es un disparate que cada año centenares de millones de personas se desplacen miles de kilómetros para vacacionar en una playa tropical. Deben recrearse en ambientes gratos próximos a su hogar.
Demasiadas salchichas y hamburguesas acaban con los espacios naturales, destruidos para la cría. Quienes hoy hasta se enferman con tanta carne deben optar por más granos, semillas y hortalizas. Es para evitar el desastre que se asoma.
@AuroraLacueva
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