"Venezuela, el pan mediático de cada día,
desapareció del menú noticioso acaparado por la pandemia, porque de
pandemia y Venezuela solo había cosas buenas que decir"
Con el Mazo Dando
Comenzaban
a colapsar los hospitales en España cuando los medios, de allá y de
aquí, anunciaban contentísimos una catástrofe sanitaria, humanitaria,
sanguinaria en Venezuela. Estábamos condenados, porque si el COVID-19 es
malo allá, donde nos dan lecciones de todo, imagíneselo en un país
bananero y comunista como el nuestro.
“Imagínenselo
en un país bananero y comunista como el nuestro” -copia y pega Luz
Mely, toda europea, toda pelirroja, toda por encima de la chusma,
chusma, chusma, mientras termina de pulir una entrevista a James Story,
su dueño, que le va dictando lo que ella tiene que decir. Copian y pegan
los periodistas dependientes del Elliot Abrams, mientras el virus
avanza desatado, allá y no aquí.
¡Qué
bruto Maduro, mandando a usar mascarillas! -se burlaban, todos
primermundistas. Y ahora que sabemos que resultaron esenciales para
evitar contagios, así como era esencial decretar la cuarentena sin
demoras, como lo hizo Nicolás, los medios dependientes no saben/no
responden.
Y
pasaban los días y los muertos colapsado en las calles de Caracas
colapsaron pero las calles de Guayaquil. La curva se disparó y los
hospitales se desbordaron, pero no aquí sino en Nueva York. Mientras
esperaban vernos sucumbir, los países del grupo de Lima, todos
soberbios, dejaron colarse el virus, desoyendo a la OMS, ignorando la
experiencia de los chinos, “porque los chinos son culpables” -les dijo
el amo a los perritos-, asumiendo que quizá, con un poco de suerte, el
virus “mutaría en una buena persona”.
Venezuela,
el pan mediático de cada día, desapareció del menú noticioso acaparado
por la pandemia, porque de pandemia y Venezuela solo había cosas buenas
que decir.
Y
se les complica el cuento cuando regresan miles de venezolanos que se
fueron bajo el aquella campaña de engaño que decía que en cualquier
lugar del mundo se vive mejor que aquí, ¡hasta en Perú, pues!. Regresan
con la realidad ardiéndoles en el cuerpo y en el alma, y son tantos, tan
evidentemente apaleados por el espejismo que les vendieron, contando
tan terribles historias, que se activan los poderes mediáticos para
contar la historia que no es.
“Maduro
no deja entrar a los venezolanos que regresan a su país” –cuenta el
noticiero de la tele pública española, sin siquiera preocuparse por la
posibilidad de que los televidentes se pregunten por qué regresaría
alguien a la dictadura malvada de la que tuvo que huir. El Efecto Tuyuyo
los desmiente: No es que los devuelve Maduro, sino que no regresan.
¡Y
pasan las semanas y no colapsamos, vale! Los Estados Unidos endurecen
el bloqueo, porque si no nos mata el virus, pues que nos mate el hambre.
Los medios dependientes listos para blanquear el delito de lesa
humanidad que cometen sus amos contra los venezolanos. Un dos tres,
llanto fingido por un pueblo que desprecian.
No
hay gasolina, que si hay largas colas que si tal y cual, titulan justo
al lado de los anuncios triunfantes la operación de bloqueo marítimo que
el Comando Sur realiza en el Caribe contra nuestro país. Todo bien:
nadie que crea que El Tutuyo y sus pares son medios independientes, va
sentarse a hilar titulares y realidades. Joseph Goebbels lo sabía,
Elliot Abrams lo sabe.
Y
como el pueblo aprieta los dientes y resiste, buscan cuatro malandros
para incitar saqueos que no prenden. Entonces pueblitos desconocidos por
el sifrinaje, se convierten en efímeras tendencias en las redes
sociales: ¡Saqueos, saqueos, hambre, calle y más calle! -tuitean desde
el sofá. Y cuando los saqueos no son vuelven al tradicional “maldito
pueblo comelentejas, arrodillado por un bono”.
Y
se horrorizan porque una maestra se equivocó en una clase televisada
de la Escuela en Casa, ni se inmutan cuando los diputados que cuelgan
del brazo de Guaidó, se autoasignan de 5 mil dólares mensuales y, de
paso, retroactivo, “porque ellos ponen el pecho” -según explicó Luis
Florido.
Ni
una palabra sobre el saqueo gringo a las cuentas del BCV con la
aprobación de los diputados, claro, a cambio de una tajada del botín.
Y
como veían que resistía, fueron a buscar otro elefante: viene el
primero de mayo, hay que pulverizar el aumento de salario antes de que
llegue. El dólar paralelo se vuelve loco. Los precios también. Lorenzo
está en guerra, junto a Fedecámaras, Consecomercio, los mismos de
siempre apostando por matarnos de hambre para luego llorar porque de
hambre estamos muriendo, culpemaduro.
Y
los medios de siempre abren su cajita de eufemismos y maquillan de
“escasez” al secuestro que hace Lorenzo de sus productos, al chantaje de
Lorenzo, siempre en guerra. Y Lorenzo somos todos, dicen los que no son
Lorenzo ni nada.
Todo
esto mientras Pompeo vuelve a llamar a Guaidó para tuitear que
conversaron y que tiemble el rrrégimen que nunca ha temblado y que todas
las opciones otra vez sobrzzzZzzzzzz, y hasta los 100 MMGs de siempre,
que ahora son 30, bostezan, solo Carla Angola y Sergio Novelli se
arrastran emocionados como felices sietecueros.
Pero
al final el tema es la pandemia, es ineludible, como imposible es
ocultar sus efectos. Los Estados Unidos pasó ya el millón de contagios,
la tercera parte de todos los contagios del mundo; más de 50 mil
muertos, medio país en armas amenazando a la otra mitad. El desempleo en
cifras espeluznantes, el desamparo más espeluznante aún. Serían
maravillosos titulares si fueran contra Maduro, pero no, son de ellos,
los amos, que ya tienen un titular nuevo para disimular: “El gobierno de
los EE.UU no tiene razones para creer en las cifras del CONVID que da
Maduro”. ¡Corre Luz!
¡Listo! Como el carajito que se tapa los ojos y cree que nadie lo puede ver a él, pero nada tierno. Todo criminal y asesino.
Al
final, la única verdad es la realidad y ésta es la de un pueblo que
resiste, no solo a la pandemia, con esa curva aplanada a punta de
disciplina y conciencia, sino a una guerra despiadada y cobarde que
pretende torcernos una voluntad que no se tuerce: la de tener un país
justo, libre y soberano. Y digan lo que digan, así va siendo y así
será.
¡Nosotros venceremos!
CAROLA CHÁVEZ
@tongorocho
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