Aun cuando la tenencia de los bonos es cambiante y la información sobre los tenedores de deuda es privada, algunas proyecciones en medios especializados del ramo financiero ofrecen una especie de cartografía en torno a la distribución y propiedad sobre la deuda venezolana.
Euroclear es una empresa europea que opera en Bélgica, Finlandia, Francia, Irlanda, Países Bajos, Suecia y el Reino Unido, proporciona servicios de pago, transacciones de valores nacionales e internacionales y custodia las inversiones realizadas. Además tiene como clientes a más de 2 mil instituciones financieras cuyos nombres se mantienen bajo confidencialidad, dentro de ellos están los tenedores de la deuda venezolana que será reestructurada por el Gobierno nacional.
Un analista venezolano llamado Daniel Urdaneta, quien escribe para el medio Caracas Chronicles, atribuyó la tenencia de la deuda venezolana a acreedores que clasifica como Inversores institucionales (Dinero real), Fondos de Cobertura, Bancos privados con sede en Suiza (PB), Distribuidores (The Street), inversores minoristas e individuales y el Gobierno.
En la categoría de Inversores institucionales, que pudiera concentrar entre 20% y 25% del mercado de bonos venezolanos, se incluye a BlackRock, que ha alcanzado notoriedad en España como compradora de viviendas públicas a bajo precio. Se trata de un banco asociado a monumentales inversiones a largo plazo, que en 2012 tenía participación en 8 mil 241 empresas, siendo la mayor inversora del mundo en ese año. Es una de las 146 accionistas que controlan el 40% del valor total de las empresas en el ámbito mundial.
En la clasificación también figura T. Rowe Price que está de décimo en la lista de las mayores concentradoras de capital (participa en 2 mil 179 empresas), según un estudio realizado por investigadores de la Escuela Politécnica Federal (ETH) de Zurich para profundizar la comprensión del funcionamiento de la actual etapa del capitalismo dominada por las finanzas globales. Otros nombres que figuran son Allianz (PIMCO), Franklin Templeton, Vanguard, Fidelity (FMR LLC) y fondos soberanos: fondos de inversión altamente concentrados que controlan mediante la compra de grandes paquetes de acciones a enormes empresas transnacionales, desde las energéticas como ExxonMobil o Chevron, hasta mediáticas como News Corp y Time Warner.
Nada más entre Vanguard, Black Rock y otro fondo llamado State Street (que aparentemente no posee bonos venezolanos) controlan más de la mitad de Wall Street, epicentro de la economía financiera a nivel mundial. Sus tentáculos llegan hasta la Reserva Federal, la dirección económica de la Casa Blanca y donde se deciden las excenciones fiscales y financieras para aumentar las ganancias corporativas: el Congreso estadounidense.
Los llamados Fondos de Cobertura son aquellas cuyas tenencias son generalmente privadas, con lo que pueden mantener posiciones relativamente grandes apostando a corto plazo. Son conocido como "fondos buitre", pues a diferencia de los inversores institucionales que buscan rápidamente apostando en entidades cercanas a la quiebra para, ante un default, ampliar su inversión mediante embargos. Argentina durante más de una década fue víctima de un litigio encabezado por el fondo buitre Elliott Management, propiedad del multimillonario Paul Singer, quien buscaba obtener una compensación muy superior al resto de los tenedores luego del default argentino.
En el caso venezolano se habla de que poseen entre el 20% y el 15% del mercado. Se incluye la empresa británica Ashmore, que luego de haber demandado al gobierno boliviano y ser acusada de apoyar una conspiración de grupos opositores en su contra, aceptó un acuerdo y hoy es socia del Estado boliviano en el 85-93% en el sector hidrocarburífero. Figuran otras empresas de diversos niveles de reputación como Emso, Gramercy, Stone Harbor, Autonomy, Marathon, Brevan Howard y el famoso fondo Elliott Management.
Para los tenedores de bonos venezolanos, los incentivos para un refinanciamiento serían altos
Otros medios han establecido listas de los principales tenedores de bonos soberanos y de PDVSA. El primero en aparecer en la lista de bonos de PDVSA es Goldman Sachs, empresa que compró hace pocos meses 865 millones de dólares en bonos PDVSA a través de un banco en el Caribe, operación cuestionada por la dirigencia opositora y la Asamblea Nacional por dar, a su juicio, "oxígeno" financiero a "la dictadura" de Nicolás Maduro.
Las antes mencionadas BlackRock, T. Rowe Price, FMR LLC (copropietaria de Google) y Ashmore aparecen en la misma lista como los principales tenedores de la deuda venezolana. Muchas de estas empresas, cuestión no válida para los fondos buitre, tienen un alto incentivo para participar en la reestructuración de la deuda, ya que un refinanciamiento tendría un valor superior al precio actual en que se comercian los bonos venezolanos.
Los bancos suizos Credit Suisse, BSI, Julius Baer, EFG, entre otros, poseerían un monto cercano al 10% de la deuda venezolana. Estos bancos mantienen una modalidad de compra de bonos a corto plazo para buscar ganancias rápidas, por lo que ante las jornadas de bajos precios suelen realizar ventas masivas para proteger su capital. Dado su modelo de negocios, una reestructuración podría llamar la atención de sus tenedores siempre y cuando los inversores institucionales la acompañen.
Los denominados Distribuidores (The Street) que transan los bonos para clientes de grandes bancos internacionales como Citi, BofA Merrill Lynch, Deutsche, Barclays, Jefferies o Morgan Stanley, no llegarían al 5% de los tenedores de deuda. Igual que para los bancos suizos, un evento de default para ellos no es visto como un problema, ya que ante una caída de los precios en el mercado suelen desprenderse rápidamente de los bonos.
Otro 20% se ubicaría en bancos de Estado como el Banco Central de Venezuela, Banco de Venezuela y Banco del Tesoro, como un mecanismo de desendeudamiento y protección de los bonos con vencimientos más cortos que representan una pesada carga para las reservas internacionales. Pese al carácter cambiante de la deuda venezolana, aproximadamente un importante 25% restante se encontraría en manos de inversores minoristas e individuales (desde Europa hasta inversores en Asia), también en la banca privada venezolana y latinoamericana.
En la lista de los bonos soberanos no hay mayor diferencia excepto en que aparece Invesco LTD que, junto a varias de las antes mencionadas, poseen acciones en empresas como Gilead. Esta farmacéutica posee fuertes conexiones con la administración norteamericana y los principales think-tank y grupos de presión internacionales, entre los que se encuentran Donald Rumsfeld y George Schultz, secretarios de Estado de tres administraciones republicanas estadounidenses.
Al ser en su mayoría tenedores grandes e individuales que apuestan por inversiones a largo plazo, los incentivos para un refinanciamiento serían altos. De lo contrario, si fueran en su mayoría fondos buitre, su apuesta estaría en el default para arrebatar ganancias fáciles.
Según la ONU, la inmunidad soberana sobre la jurisdicción y ejecución respecto a la reestructuración de la deuda es un derecho de los Estados ante los tribunales nacionales extranjeros, y las excepciones deben interpretarse restrictivamente. Es derecho de los Estados a concebir su propia política macroeconómica, incluida la renegociación justa y económicamente sostenible de su deuda.
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