martes, 14 de mayo de 2013

EL PELIGROSO REFORMISMO.

Antonio Aponte


El reformismo no es una posición inocua, una mera propuesta ideológica, por el contrario, es un eficaz y cruel ropaje de la defensa del capitalismo, funciona como la versión liviana del fascismo: es más selectivo, pero igual de brutal.
En época de Revolución, cuando la esperanza puede concretarse, el papel del reformismo es vital para el capitalismo: se infiltra en la Revolución y tiene como tarea extraviar el camino, debilitar la posibilidad revolucionaria. La historia nos dice que las Revoluciones han sucumbido más por el reformismo que por la lucha frontal contra sus aparentes oponentes. Siendo así, y aunque parezca paradójico, el principal enemigo del reformismo es la ideología revolucionaria, ésta los desenmascara y por eso la persiguen. Más fácil encuentran excusas para sentarse con los capitalistas que para hablar con los revolucionarios. Con la misma rapidez y energía que adoptan teorías inocuas para el capital, adversan a la ideología revolucionaria.
Los reformistas persiguen a los revolucionarios con odio fascista. Es suficiente recordar los muertos y desaparecidos de la cuarta república: Jorge Rodríguez, Alberto Lovera, Fabricio, Cantaura, Yumare...
Los crímenes de reformistas haciendo "Revolución" son legendarios, el de Rosa Luxemburgo es sólo una muestra. Relata David Arravalí: "esta revolucionaria fue asesinada y en el año 1962, 43 años después de su muerte, el Gobierno Federal alemán declaró que su asesinato había sido una "ejecución acorde con la ley marcial". Hace sólo nueve años que una investigación oficial concluyó que las tropas de asalto, que habían recibido órdenes y dinero de los gobernantes socialdemócratas (reformistas) fueron los autores materiales de su muerte y la de Karl Liebknecht. A propósito de ese asesinato, Bertold Brecht, de 21 años, escribió este sentido poema.
La Rosa roja ahora también ha desaparecido.
Dónde se encuentra es desconocido.
Porque ella a los pobres la verdad ha dicho
Los ricos del mundo la han extinguido."
Se puede concluir que el fascismo es una evolución del reformismo, abunda el fascista con pasado reformista. Si revisamos los apoyos a capriles encontraremos larga lista de conversos, empieza por teodoro y pompeyo, sigue con ismael y puerta, albornoz también canta ¡presente! Allí se cumple el axioma de que "no hay peor cuña que la del mismo palo".
La Revolución Pacífica como la nuestra tiene, necesariamente, un período inicial en el cual se mezcla peligrosamente con el reformismo. Su tránsito dentro de las leyes y la lógica burguesa es una tentación a permanecer en ese ambiente, con ese ritmo que castra a la posibilidad revolucionaria. Si la Revolución allí se estanca, será derrotada. Es por eso que la lucha interna cobra papel importantísimo, de ella depende el destino de la Revolución. Se puede afirmar que éstas se pierden o se ganan según su lucha interna. Si adentro las ideas revolucionarias son derrotadas, la victoria capitalista está asegurada.
La convivencia de la Revolución con el capitalismo es altamente peligrosa. Justificar esa convivencia con argumentos reformistas es construir la derrota. No desarrollar una seria y rigurosa discusión de la teoría, despreciarla, perseguirla, es un suicidio.
¡Con Chávez, con Maduro, Socialismo!

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