Francisco Sierra Corrales
La Corte Suprema de Justicia, concretamente su Sala Penal, ha condenado a un congresista por haber aceptado dadivas y ofertas del Presidente Álvaro Uribe Vélez, para que esta cambiase su voto y así aprobase la reelección presidencial en la reforma constitucional. Al parecer, la congresista como que cumplió su parte, pero el gran beneficiario por esa reforma reelecionista, el presidente que fuera reelecto no cumplió la parte que le correspondía y no hubo ni ofertas ni dadivas y la Senadora quedo como la tercera chivita de la chiva.
Ahora lo peor de todo es que la congresista esta condenada por corrupción y lo mas raro es que su co-autor, que debería ser su compañero de expediente penal, anda muy libre y suelto por ahí, como si para el cohecho, igual que con el beso, no se necesitasen dos, ya esta uno preso, en este caso es una fémina, pero falta el otro, el proponente de la oferta y gran beneficiado.
No queda duda que el próximo indiciado como reo de delito penal debe ser el Presidente Álvaro Uribe Vélez, el sobornante de la congresista presa, pero el próximo reo, como si nada, sale con una propuesta muy novedosa y recurrente y es la siguiente: Manifiesta que existen dudas de las elecciones del 2006, en donde fue reelecto, entonces ante esas dudas, deben repetirse esas elecciones, para que no quede ninguna duda.
EL ASUNTO NO ES POLÍTICO ELECTORAL SINO JURIDICO PENAL
La propuesta Uribista, ya mencionada, de repetir las elecciones, es una manifestación expresa que se intenta dar un golpe de estado, en el caso de Uribe que es Presidente en funciones seria un “Autogolpe”, puesto que se le quiere dar un tratamiento político a algo que es de naturaleza criminal, como es que el Presidente violo las leyes, cometió abuso de poder e incurrió en delitos de soborno. Supongamos en el mejor de los casos para el, que se aprobase la repetición de las elecciones y el las ganase; el problema continua latente; un presidente que cometió hechos delictuales y la sociedad exige su enjuiciamiento.
Por ello es que decimos que la propuesta Uribista es la intencionalidad clara y diáfana de dar un golpe de estado a su favor, que, repetimos, por ser presidente en funciones, seria un autogolpe, pero la “patada a la mesa” es igual.
Uribe Vélez, primero debe enfrentar cargos criminales y para ello debe ser desprovisto de su investidura presidencial, y si se comprueba su inocencia o cuando haya cumplido la pena y constitucionalmente pueda hacerlo, podrá proponer otra vez su nombre para un tercer mandato; y no como lo pretende hacer, volverse a elegir, para evadir un juicio penal inminente, aprovechando la gran capacidad de manipulación mediática que tiene tanto nacional como internacionalmente y para ello utilizando también los tentáculos, a favor, que tiene con los grupos violentos de ultra derecha, los tristemente conocidos paramilitares, los cuales imponen su voluntad política a plomo limpio; que de paso este es otro enjuiciamiento criminal pendiente que tiene el inquilino del Palacio de Nariño en Bogota; el caso conocido como de la “Parapolitica”.
domingo, 29 de junio de 2008
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