lunes, 29 de diciembre de 2025

El nombre de El Cojo Ilustrado

 ALEXANDRA MULINO

El 1 de enero de 1899 fue editado el número 169 de El Cojo Ilustrado con breve e importante información sobre el nombre de esta revista. En relación a su peculiar mote, un prestigioso periódico latinoamericano escribió lo siguiente:

“Francamente no sabemos a qué atribuir en un órgano serio un título semejante. A cualquiera se le antojará, leyendo este nombre, que El Cojo Ilustrado es algo así como un Blanco y Negro o un Madrid Cómico. Pero, afortunadamente, para mayor gloria de la bibliografía americana, nada de esto tiene la publicación mencionada…El Cojo Ilustrado abunda en excelentes materiales y es una revista digna de la reputación de que goza”.

Por esta razón, el editor del afamado quincenario decidió explicar su origen para la información veraz de lectores y periodistas extranjeros. Expuso que en el año de 1873 Agustín Valarino y Manuel Echezuría fundaron una empresa  de cigarrillos llamada El Cojo, por sufrir de cojera este último. La empresa diversificó sus inversiones de capital en otros ramos industriales, mas conservando siempre su curioso nombre. Luego, se asoció José María Herrera Irigoyen, creador del órgano informativo y de su característica denominación.

Fallecido Echezuría, los socios sobrevivientes, decidieron respetar el nombre de la empresa El Cojo más su adjetivo para el bisemanario: ilustrado. Ahora bien, estos explicaron que mucho tiempo después, Herrera Irigoyen regresó del extranjero con tipografía moderna:

 Fundó —por primera vez en Venezuela— por la Empresa El Cojo, el taller de fotograbado; y con tal oportunidad renació el periódico, al cual, por las razones ya apuntadas, dieron sus fundadores el mismo nombre de El Cojo Ilustrado. Dueño hoy de la empresa Herrera Irigoyen, —excepto de la fábrica de cigarrillos El Cojo— ha estimado un deber de consecuencia y de respeto dejar a la revista el mismo nombre.

Así, su primer director saldó cuentas con el justo reclamo de la prensa internacional; si bien, decidió mantener estas indicaciones “a título de permanente”, a fin de dejar en claro, por siempre, nombre tan particular. 

Es importante subrayar que la línea editorial de esta revista, ajena a la cultura política de montoneros y caudillos, pretendió consolidar ciudadanía exaltando el patrio talento, la historia nacional y las bondades naturales y culturales del país.

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