Ubuntu significa “yo soy porque nosotros somos”. Es una antigua palabra africana que se utiliza para hablar de la creencia de un enlace universal que conecta a toda la humanidad y que plantea habitar una espiritualidad colectiva que despierta esta conciencia correlacionada, entretejida, que hoy habitamos por encima de un sistema que nos convoca a mirarnos desde una individualidad ajena a sus implicaciones sociales.
Hablamos de espiritualidad desde la comprensión de que esta espiritualidad procura de forma muy sencilla no ignorar la dimensión más esencial del ser humano, esa por la que es capaz de escucharse a sí mismo y que dota a su lenguaje y a su discurso de densidad moral; lo que implica, que nosotras y nosotros, como sujetos y agentes políticos, tenemos la gran responsabilidad de encontrar mecanismos que lleven a los pueblos a estancias nutridas de posibilidades, estancias nutridas de horizontes que preserven el autocuidado y el autorespeto, pues la construcción del propio relato colectivo se sustenta sobre la base de los valores e ideas que queremos habitar socialmente.
En este año en el que nuevamente —y gracias a la conciencia del “nos”—, tenemos un camino electoral por transitar desde la paz, pienso en esta vinculación colectiva, pues la construcción del nosotras y nosotros no es un proceso de asimilación y reducción, sino de vinculación y ampliación de lazos, sentimientos, intereses y causas. Por eso, es tan importante lo estético y ético. Dicho en otras palabras, la política no es un contrato, es una emoción que plantea un escenario político, en el que se encuentran los valores compartidos, por encima de los intereses colectivos, lo que implica ampliar “el círculo del nosotros” (en palabras del filósofo estadounidense Peter Singer).
Esto, aún con nuestra experiencia y nuestro insoslayable ejercicio cotidiano de calle, sigue siendo un proceso complejo que no se reduce a la simple categorización de un segmento o de grupo, pues en la medida en la que evolucionan las relaciones individuales, más se exacerba la idea de que las elecciones que hacemos no devienen tanto de nuestra participación en una clase, un grupo social, o un territorio determinado; se trata de dónde queremos ir, estar o avanzar colectivamente más allá del concepto de quiénes somos.
Ante esto, escucha constante y consciente como bien sabemos hacerlo.
Seguimos venciendo,
¡Palabra de mujer!
No hay comentarios:
Publicar un comentario