martes, 18 de febrero de 2025

La trascendencia del Discurso de Angostura y el Libro Azul: claves para la reforma constitucional en 2025

 ROBERTO LUIS NARANJO RODRÍGUEZ

Cuando en 1819 el Padre de la Patria, Simón Bolívar, pronunció su Discurso de Angostura, estaba forjando los cimientos de una nación libre, soberana y justa. Su visión trascendía la mera independencia de España; buscaba la consolidación de una República con bases sólidas, donde la educación, la justicia y la participación del pueblo fueran pilares fundamentales. Más de 170 años después, en 1991, inspirado en ese legado, Hugo Chávez redactó el Libro Azul, una síntesis de sus reflexiones sobre la necesidad de refundar Venezuela, devolviendo el poder al pueblo y rompiendo con el bipartidismo corrupto que había secuestrado la democracia. Hoy, en 2025, bajo la conducción de Nicolás Maduro, se abre una nueva oportunidad histórica con la propuesta de reforma constitucional. En este proceso, es fundamental rescatar los principios esenciales de ambos documentos para fortalecer el proyecto bolivariano y garantizar el futuro de la Revolución.

Tanto el Discurso de Angostura como el Libro Azul surgieron en momentos de crisis y transformación. Bolívar enfrentaba la titánica tarea de consolidar la independencia y estructurar un nuevo orden político, mientras que en los años 90, Venezuela padecía una profunda descomposición social y política. Ambos textos coincidieron en el diagnóstico: era imprescindible un cambio radical para evitar el colapso de la República. Hoy, en 2025, nos encontramos en un punto de inflexión similar. El asedio imperialista, las sanciones económicas y la guerra psicológica buscan desmoralizar al pueblo y debilitar el Estado. Por ello, la reforma constitucional debe ser el instrumento que garantice la estabilidad política, la soberanía y la continuidad de la Revolución Bolivariana.

Bolívar en Angostura visualizaba una América unida, fuerte y libre de cualquier dominación extranjera. Su propuesta de una Gran Colombia respondía a la necesidad de consolidar la independencia y evitar la fragmentación de nuestros pueblos. En el Libro Azul, Chávez planteó la necesidad de construir un modelo democrático participativo, que trascendiera la vieja democracia representativa e incorporara al pueblo como protagonista de su destino. Hoy, la reforma constitucional de 2025 debe retomar esa visión de futuro y adaptarla a las nuevas realidades. No basta con resistir el embate del imperialismo; es necesario avanzar en la consolidación de un nuevo Estado, con mayor protagonismo comunal, un modelo económico productivo soberano y una estructura institucional que garantice la irreversibilidad del proyecto socialista.

De Bolívar debemos rescatar su concepción del gobierno fuerte, pero con un profundo sentido de justicia social. Su idea de un Poder Moral sigue siendo relevante en una época donde la ética revolucionaria debe prevalecer sobre los intentos de corrupción y burocratización del Estado. También es clave su llamado a la educación como base de la transformación social, pues solo un pueblo consciente puede defender su soberanía. Del Libro Azul debemos mantener viva la esencia de la democracia participativa y protagónica, profundizando el poder comunal y fortaleciendo los mecanismos de consulta popular. Además, es fundamental consolidar la independencia económica, impulsando el desarrollo de un modelo productivo que rompa con la dependencia del rentismo petrolero y fomente la producción nacional.

Bolívar nos enseñó que la libertad sin justicia social es una ilusión. Chávez comprendió que la democracia sin participación popular es una farsa. La reforma constitucional de 2025 debe ser la síntesis de estos principios, garantizando la continuidad del proyecto revolucionario y la consolidación del socialismo bolivariano. Esta es la hora de la segunda independencia, la de la emancipación definitiva de nuestro pueblo, para que Venezuela siga siendo faro y esperanza para los pueblos del mundo. ¡Bolívar y Chávez viven, la lucha sigue!


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