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El análisis de los patrones de voto de los grupos de extrema derecha en ocho cuestiones estrechamente relacionadas con el bienestar de los trabajadores, como los salarios y los impuestos, demuestra que su retórica es hueca
En Estados Unidos y Europa, la extrema derecha se presenta a menudo como la defensora de los derechos de los trabajadores, la representante de los “olvidados” o de los “que han quedado atrás” en la era postindustrial. Argumentan que los votantes de clase trabajadora se están alineando masivamente con la extrema derecha porque “la izquierda” les ha traicionado. Además, se afirma que los partidos de extrema derecha se han desplazado hacia la izquierda en cuestiones socioeconómicas como los derechos laborales y han ocupado el espacio de los partidos socialdemócratas como los “nuevos partidos de la clase obrera”.
Este discurso ha calado, incluso entre las élites socialdemócratas de Europa. Sin embargo, lo cierto es que los trabajadores no están apoyando en masa a los partidos de extrema derecha, sino más bien a la derecha dominante y a los verdes. Y ahora, el estudio que acabamos de publicar demuestra que, aunque los partidos de extrema derecha hayan adoptado cierta retórica que tradicionalmente era de izquierdas, siguen apoyando políticas e iniciativas legislativas de derechas que son perjudiciales para los trabajadores.
Hemos analizado los patrones de voto de los grupos de extrema derecha en una serie de cuestiones socioeconómicas. En concreto, nos fijamos en los dos grupos de extrema derecha del Parlamento Europeo saliente (2019-2024): el grupo Identidad y Democracia (ID), ya disuelto, que incluye a la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, y los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), dominados por el partido de la primera ministra italiana Giorgia Meloni, Hermanos de Italia. También hemos analizado las iniciativas legislativas del partido Fidesz de Viktor Orbán en Hungría, que está a la cabeza de los nuevos Patriotas por Europa (PfE), el grupo que se formó este verano como sucesor no oficial del ID tras las elecciones europeas.
Nuestro análisis examinó los votos de todos los partidos de extrema derecha en ocho cuestiones relacionadas con los derechos de los trabajadores, entre ellas el pago a los trabajadores de un salario mínimo adecuado, la garantía de transparencia salarial, la oferta de períodos de prácticas de calidad y el establecimiento de un impuesto mínimo para las empresas multinacionales pactado a nivel mundial.
El análisis, realizado para el Instituto Sindical Europeo, muestra que, contrariamente a lo que la extrema derecha nos quiere hacer creer, y a lo que efectivamente cada vez se cree más, sus patrones de voto sobre las directivas de la UE propuestas no indican un posicionamiento favorable a los trabajadores en cuestiones socioeconómicas, y mucho menos un posicionamiento de izquierdas. Más bien al contrario: en prácticamente todas las ocho cuestiones que hemos examinado, el comportamiento de voto de la extrema derecha sugiere un posicionamiento indiferente, cuando no directamente hostil, hacia los derechos de los trabajadores. Un ejemplo llamativo es el claro rechazo a la transparencia salarial y la oposición a una directiva de la UE sobre salarios mínimos dignos y suficientes, principalmente entre los miembros del grupo ID.
Por otra parte, hemos constatado diferencias sustanciales en los patrones de voto de los partidos de extrema derecha, en marcado contraste con la disciplina de voto de otros grupos políticos en el Parlamento Europeo. Mientras que la mayoría de los grupos políticos votan casi unánimemente en cuestiones socioeconómicas, los dos grupos de extrema derecha (en particular el ECR) suelen estar bastante divididos.
Por ejemplo, sobre las propuestas de un tipo mínimo del impuesto de sociedades en toda la UE, que apoyó el 92% de los eurodiputados, los de ID y ECR se mostraron muy divididos. Mientras que tres partidos de ID votaron en contra de la directiva, entre ellos Alternativa para Alemania (AfD), tres votaron a favor y dos se abstuvieron. En el ECR, la mitad de sus 10 partidos de extrema derecha votaron en contra, cuatro se abstuvieron y sólo uno votó a favor.
La escasa disciplina de voto dentro de los grupos indica que las cuestiones socioeconómicas no son un tema central para la extrema derecha. Curiosamente, el comportamiento general de voto de Fidesz en Hungría no encajó en ninguno de los grupos, y en general fue ligeramente menos reacio que otros partidos de extrema derecha a la idea de establecer un impuesto mínimo para las multinacionales en toda la UE.
Llama la atención que los partidos de extrema derecha del sur de Europa, como la Liga (ID), los Hermanos de Meloni de Italia y la Solución griega (ECR), hayan tenido un voto menos hostil en cuestiones que favorecen los derechos de los trabajadores que sus pares en el norte de Europa. Los Demócratas Suecos, el Partido Popular Conservador Estonio y el Partido Popular Danés han tenido un voto más hostil, sin duda en contra de los sólidos derechos de los trabajadores que ya existen en sus países.
Nuestra investigación recuerda que no sólo debemos fijarnos en lo que dice la extrema derecha, sino también, y lo que es más importante, en lo que hace
Aunque nuestro estudio evidencia que el ECR pone más el foco en cuestiones socioeconómicas que los miembros del ID, la gran diferencia en los patrones de voto de los partidos de extrema derecha, así como su escasa disciplina de voto, confirman que los derechos de los trabajadores no son una prioridad en su agenda. Esto contrasta con cuestiones que sí son prioritarias y centrales en su agenda y discurso, como la migración y las peticiones de asilo. Ambos grupos apelan de forma unánime a una “fortaleza europea” que pueda frenar la llegada masiva de migrantes y solicitantes de asilo.
En resumen, aunque la extrema derecha afirme defender los derechos de los trabajadores con una retórica cada vez más “de izquierdas”, lo cierto es que se constata, al analizar su patrón de voto, que siguen socavando sus derechos. Nuestra investigación no sólo demuestra que la imagen de la extrema derecha como defensora de los trabajadores es generalizadora en el mejor de los casos, y errónea en el peor; también nos recuerda que no sólo debemos fijarnos en lo que dice la extrema derecha, sino también, y lo que es más importante, en lo que hace. Y no cabe duda de que la extrema derecha ataca a los trabajadores, y que está escorada a la derecha no solo en materia de asilo e inmigración sino también en cuestiones socioeconómicas.
Cas Mudde es profesor de la cátedra Stanley Wade Shelton UGAF de Asuntos Internacionales en la Universidad de Georgia, Estados Unidos, y autor de La ultraderecha hoy. Gabriela Greilinger es estudiante de doctorado en la Universidad de Georgia.
Traducción de Emma Reverter
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