domingo, 8 de septiembre de 2024

Hablemos de crecimiento

 ELIO CÓRDOVA

Una fuente de información sumamente valiosa para la toma de decisiones la constituyen las estadísticas económicas. Su análisis permite evaluar el desempeño de la actividad económica y aplicar —con sentido de oportunidad— correctivos necesarios para garantizar resultados satisfactorios conforme a lo planteado por el hacedor de la política.

Recientemente, el Banco Central de Venezuela (BCV) publicó el Producto Interno Bruto (PIB), registrando un crecimiento económico del 8,78% para el segundo trimestre del 2024. Destacando en el comportamiento de la actividad no petrolera el desempeño de actividades como la agricultura en crecimiento del 6,26%, minería 22,78%, construcción 18,41%, manufactura 8,83% y las actividades financieras 20,92%.

Prueba irrefutable de recuperación sostenida. Las políticas económicas implementadas en medio de una economía bajo asedio permanente, están arrojando resultados favorables.

Las MCU plantean adversidades que nos llevaron a aprender la importancia de apostar y desarrollar lo hecho en Venezuela como requisito sine qua non para fortalecer la economía real.

El reciente desempeño de estas actividades económicas no petroleras —históricamente invisibilizadas y subordinadas a la dinámica de la actividad petrolera— sienta bases al nuevo modelo de acumulación post-rentista necesario para posicionarnos en el inevitable proceso de integración nacional, regional y mundial en el marco del ascenso disruptivo del bloque de economías emergentes Brics+.

Redoblar esfuerzos para optimizar los procesos y estrategias de cara a esta nueva fase del proyecto político liderado por el presidente Nicolás Maduro, exige una revisión profunda para instrumentar políticas cónsonas con la actual coyuntura; como las Zonas Económicas Especiales (ZEE), poderosa herramienta que apuntalar para su crecimiento y desarrollo incrementando flujos de inversión necesarios a la transformación del aparato productivo y del territorio.

Producir más es garantía de contar con riqueza creada y su distribución como la única vía para mejorar las condiciones de vida del paciente pueblo que ha resistido los efectos criminales de las MCU, frente al mundo polarizado e inerte, cómplice ante los desmanes y excesos que produce el hegemón en su rol de policía mundial pisoteando la soberanía y autodeterminación de los pueblos.

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